Luis Ugalde
Venezuela hoy es un infierno; de eso no hay duda. Lo que se discute es si hay salida este año. Solo habrá si la inmensa mayoría se une en un único camino, para recorrerlo juntos, hasta llegar a la meta democrática de la elección constitucional de nuevo presidente y cambio de gobierno a un modelo sensato y viable. Afortunadamente, hemos empezado, con apoyo de los países democráticos, el camino de la salida pacífica y constitucional con elección presidencial libre y justa este mismo año.
Es un acierto que esa haya sido la propuesta pública de Guaidó en su audaz y exitosa gira por los foros democráticos y en los abrazos de reconocimiento de los jefes de Estado de los principales países europeos y americanos. A Guaidó, como Presidente de la AN, la Constitución le obliga a encargarse de la Presidencia de la República hasta la elección democrática del Presidente (art.233).
Al mismo tiempo, parece que los partidos y grupos que lo apoyan no se atreven a hablar de esta elección presidencial, a causa del modo como el poder ha desprestigiado el camino electoral, con inhabilitaciones de personas y partidos, con un CNE exclusivamente gubernamental, un TSJ servil y una ANC supraconstitucional creada para dar con el mazo y eliminar todo resultado que no le guste al Ejecutivo.
La semana pasada, el candidato Henri Falcón sorprendió con la petición de repetir la fraudulenta elección presidencial del 2018; fraude que denunció entonces luego de su derrota y que el resto de la oposición había denunciado previamente. Hoy es un hecho evidente la necesidad de repetirla, pues se hizo violando la Constitución; por eso tenemos un usurpador en el poder y un presidente de la Asamblea Nacional obligado a dirigir la transición como presidente encargado. El usurpador se propone perpetuar el infierno y Venezuela entera debe unirse para forzar la salida constitucional de ese infierno.
Maduro ni quiere ni puede. ¿Habrá de verdad alguien convencido de que Maduro está tratando de cambiar el infierno que vivimos los venezolanos? ¿Podrían señalar algún signo de rectificación de este modelo y modo de gestionar el Estado y de imponer su poder? ¿Habrá alguien tan ingenuo que crea que Maduro quiere cambiar el actual infierno con las nuevas elecciones parlamentarias planificadas para acabar con la AN independiente del Ejecutivo?
Aunque quisiera, no podría traer este cambio. Venezuela no puede tener éxito en esa tremenda recuperación sin el apoyo internacional y sin movilización y renovación nacional cívica y espiritual. El salario está aniquilado, las empresas cerradas o trabajando a menos de 30% de su capacidad. La inversión estatal anulada por los robos y por una deuda impagable sin refinanciamiento y la inversión privada, muerta por el “exprópiese” y la falta de garantías económicas. La situación es tan grave y ardua, y compleja la recuperación del país, que va a requerir mucho apoyo internacional y amplia unidad nacional con muy definidas metas de reconstrucción inmediata.
¿Podemos imaginarnos un renacer nacional con espíritu de unidad y abrazos de reconciliación, apertura de cárceles políticas, florecer de inversiones multimillonarias, empleo a manos llenas con salarios de vida y no de muerte, con el sistema educativo de nuevo de pie y en marcha, con servicios de salud, luz, agua, gas, transporte y con millones de exiliados en regreso para reconstruir su vida en Venezuela?
La elección presidencial en 2020 no es solo porque se nos debe la elección de 2018, sino porque no se puede prolongar el actual y creciente sufrimiento nacional. Obligada elección presidencial democrática y constitucional con nuevo CNE creíble, con votación dentro y fuera del país, sin persecución ni presos políticos, sin dirigentes ni partidos inhabilitados, con firme apoyo internacional, incluso del Papa. Sin ANC, con la aprobación pragmática y realista, incluso de rusos y chinos, para un país no dedicado a la venganza y la persecución sino con ánimo de renacer con los pies en la tierra…
Maduro no podría hacer esto, aunque quisiera, pero tiene el privilegio de poder devolver la llave secuestrada de la puerta para salir del actual infierno. La agenda de transición (sin él o incluso con él) debe empezar desde ahora con la terrible emergencia humanitaria, con la reactivación económica y con eliminación negociada de sanciones por cada paso positivo de parte del régimen. Los chavistas de ayer y los opositores de hoy nos iremos haciendo venezolanos nuevos desde mañana, sin esperar más.
¿Y las elecciones parlamentarias? También este año 2020 debe haber elecciones parlamentarias libres, democráticas con nuevo y equilibrado CNE nombrado por la AN (negociado), sin inhabilitaciones políticas, sin presos, etc. Pero con solo una elección parlamentaria -como pretende el régimen- con un CNE puesto por su TSJ, esta tragedia nacional no se resuelve, sino que se agrava.
Son necesarias ambas elecciones a fin de año, para lo cual millones de demócratas sufrientes deben activarse desde ahora con una clara conducción política. Con solo parlamentarias, la tragedia y el sufrimiento nacional se agravarán. La miseria, el éxodo y los niños desnutridos aumentarán y también la tiranía política.
♦Foto: archivo