Según una encuesta publicada en febrero de 2020 por el Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas, 40% de los hogares venezolanos sufre interrupciones recurrentes en el servicio de agua y 25% no tiene acceso estable a agua potable, por lo que «las familias tienen que usar estrategias alternativas como la compra de agua embotellada o el uso de camiones cisterna, para acceder a agua potable».

Ante esta situación, urge generar propuestas funcionales y de bajo costo que contribuyan con el mejoramiento de la calidad de vida de los afectados.

Con esto en mente y en el marco de una alianza de trabajo entre la UCAB y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el Centro de Investigación y Desarrollo de Ingeniería (CIDI) viene adelantando un proyecto de diseño e implementación de un sistema de recolección, filtrado, potabilización y almacenamiento de aguas de lluvia para el abastecimiento de espacios escolares y domésticos.

El sistema, que será instalado en cuatro comunidades aledañas a la UCAB en Montalbán, está bajo responsabilidad de un equipo del CIDI, conformado por su directora, María Isabel López; el profesor Heriberto Echezuría, quien es el coordinador del proyecto, y las profesoras Beatriz Soledad, Johana Delgado y Gloria Aponte.

Un filtro de biocarbón. ¿Cómo funciona?

El sistema diseñado por la UCAB incluye un filtro ecoamigable en forma de recipiente cilíndrico (que puede ser de metal, plástico o cerámica) que tiene en su interior cinco capas de material completamente naturales: grava, arena gruesa, biocarbón, arena fina y grava fina.

El dispositivo posee una tubería que recolecta el agua de lluvia a ser tratada en el filtro y una para darle salida y almacenar el líquido ya potabilizado. También cuenta con un sistema que permite que fluya el agua a contracorriente para lavar el filtro periódicamente.

«Este equipo es sencillo de construir y de mantener», afirmó María Isabel López, quien explica que el componente purificador del filtro es el carbón vegetal (biocarbón), el cual se obtiene mediante un proceso denominado pirólisis, que consiste en la descomposición química a altas temperaturas de materia orgánica, en este caso de madera de bambú, planta de fácil acceso en Venezuela y considerada como un recurso para el desarrollo sostenible por su fácil reproducción.

Para generar el biocarbón de manera segura y sencilla, los ingenieros del CIDI incorporaron a este sistema un horno de pirólisis con características artesanales. El artefacto fue creado en 2019, como parte de los proyectos desarrollados por el programa Reto País de la UCAB, iniciativa que promueve soluciones innovadoras a los problemas de la sociedad venezolana.

«Debido a que la idea es que el sistema sea replicable para las comunidades que se quieren beneficiar, se realizó un quemador rudimentario, conformado por un tambor de metal y un cenicero cilíndrico, ambos con tapa y chimenea», explicó López, quien especificó que el horno consta de un tambor metálico (recipiente externo) en el que se coloca el material combustible (madera de desecho) para que reaccione con oxígeno y produzca la energía que haga posible la pirólisis, y de un cenicero (recipiente interno) que se utiliza para introducir  los tallos de bambú y convertirlos en biocarbón.


Tomado del Informe final del proyecto CIDI – Reto País (octubre 2019)


 

De acuerdo con los estudios y pruebas realizados por el equipo del CIDI, el proceso de generación de biocarbón solo toma 60 minutos en el horno, aunque hay que dejar reposar el material al menos durante 12 horas para que se enfríe. Luego de eso, puede ser incorporado al filtro.

El grupo de trabajo resaltó el carácter ecoamigable de estas tecnologías. «Ambas usan material de desecho, ya que los dispositivos para su funcionamiento y aplicación están fabricados en un gran porcentaje a partir de materiales reutilizados y reciclados de otras actividades y procesos productivos. Hay que agregar que la pirólisis se realiza en condiciones tales que no libera gases compuestos por hidrocarburos complejos, lo cual resultaría altamente contaminante», se lee en un informe del CIDI

En el documento se agrega que la tecnología creada responde a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS), específicamente el número 4 (Educación de calidad), el número 6 (Agua limpia y saneamiento) y el número 11 (Ciudades y comunidades sostenibles), con cuya promoción y cumplimiento está comprometida la UCAB.

 

(Ver también: Agua Segura. El proyecto que promueve UCAB Guayana como escudo contra el COVID-19)

 

 

Instalación y acompañamiento comunitario: el próximo paso

Gracias al convenio de cooperación suscrito por la UCAB y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en una primera etapa la universidad implementará esta tecnología de potabilización de agua en los sectores Las Casitas, La Pradera, La Colmena y La Pedrera de las parroquias La Vega y Antímano, aledañas al campus de Montalbán. En esta fase se espera beneficiar a poco más de 200 personas.

Como la idea central del proyecto es que las propias comunidades se adueñen de la tecnología y puedan replicarla, María Isabel López aseguró que, en los próximos meses, estarán realizando jornadas de acompañamiento y talleres teórico-prácticos con líderes comunitarios y residentes de las zonas involucradas.

 “Con la capacitación, y la oferta de acompañamiento, que tendrán en su relación con el  equipo del CIDI, se espera que las tecnologías sean asimiladas y puestas en funcionamiento sin problema alguno, ya que están concebidas desde la óptica de las tecnologías apropiadas, cuyas características radican en el  bajo costo de su implementación, fácil manejo y manutención, su sencilla comprensión y el ser reproducibles a escala local sin dejar de un lado su sostenibilidad ambiental”, indicó López.

La experta destacó la pertinencia del proyecto en un momento en el que se enfrenta una pandemia mundial como la del COVID-19,  contexto en el que el vital líquido juega un papel importante para la  prevención.

“Esta propuesta cobra especial importancia en estos tiempos, ya que el acceso al agua potable es un factor clave para la prevención de enfermedades infecciosas relacionadas con la higiene y de aquellas que se transmiten a través de vectores relacionados con el agua”.

En este sentido, puso a disposición la tecnología para quienes deseen conocerla y reiteró el compromiso del CIDI y de la Universidad Católica Andrés Bello con la generación de conocimiento y soluciones que contribuyan con el desarrollo del país.

Los correos para obtener información son malopez@ucab.edu.ve y marri.lopez.e@gmail.com.

♦Texto: Albany Díaz / Fotos: Archivo y CIDI UCAB

(Ver también: La UCAB profundizará trabajo ambiental en las comunidades)