Actualmente nos encontramos en el contexto de una pandemia debido a un virus (COVID-19) que comenzó a propagarse desde diciembre de 2019. Una gran cantidad de información (pertinente y no) circula desde entonces sobre este tema y sus consecuencias. Pero revisando lo que hay al respecto, me pregunto; ¿Qué nos quiere decir lo que sucede?

Según la Real Academia Española (RAE), una pandemia es una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. También podemos notar que la raíz de la palabra «Pan» se refiere a “Todo”, aunque, por otra parte, hace referencia al semidiós Pan.

En la mitología griega, Pan es conocido por ser la deidad de la naturaleza salvaje, representante de lo instintivo. Según explica la psiquiatra y analista junguiana Magaly Villalobos en un texto publicado en http://www.adepac.org,  a Pan se le representa mitad humano de la cintura para arriba, con orejas puntiagudas, cuernos y mitad cabra la parte inferior, es decir un sátiro, un híbrido, un monstruo. Su cara barbuda tiene una expresión de astucia bestial, está llena de arrugas y su mentón es muy saliente; su cuerpo es peludo, los miembros inferiores son de un macho cabrío, los pies están provistos de pezuñas hendidas y las patas son secas y nerviosas (Villalobos, 2007).

 

Además, una de las cosas por las que se conocía a Pan era por generar un miedo profundo cuando se presentaba ante las ninfas, por lo que también suele ser identificado como representante del pánico.

Llama la atención, entonces, que al tener la pandemia un origen en la palabra Pan -que hace referencia a este semidiós, representante de la naturaleza salvaje, el instinto, el pánico y la pesadilla- una de las cosas que parece haberse esparcido con el COVID-19 es precisamente el pánico.

Si seguimos revisando la interpretación mitológica que hace Villalobos (2007) con respecto a Pan, vemos que lo relaciona con la diosa Hestia (quien reside, ella recoge, consigue el centro, pone orden en la oposición exterior, interior) y con Hermes (dios del intercambio, sus funciones tendrán que ver con las fronteras. Ocupa el límite de los lugares y toma posesión del sitio donde se ubica el intercambio. Nos ayuda en la báscula del interior al exterior).

Por eso, el movimiento entre Pan, Hestia y Hermes parece sugerirnos que cuando estamos tomados por nuestro pánico esto nos llama a estar en conciencia desde nuestro centro, desde nuestra propia interioridad, para percatarnos de cómo se está dando nuestra relación con el exterior, para intentar responder a la pregunta de cómo nos relacionamos ante la información, precaución, alarma o indiferencia que genera este virus en nosotros y en quienes nos rodean.

La pandemia del COVID-19 también sirve como una pausa. Y es que no solo nuestro país, sino muchos, parecen estar parcialmente detenidos. Es como si el mundo necesitase una pausa para digerir lo que ocurre y entender nuestros propios procesos.

En resumen, una de las cosas a la que nos convoca esta situación de emergencia mundial es a reconocer (desde Hestia, nuestro centro) nuestras emociones, pensamientos, temores, incluso nuestro pánico ante el COVID-19, y saber lo que nos genera la información y el intercambio con quienes nos rodean (Hermes) para poder escuchar en nosotros mismos lo que el eco de esta situación, dominada por Pan, nos dice como como individuos y como humanidad.

♦Rafael Méndez/Estudiante de 10mo. semestre de Psicología


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