“Cuando la situación es buena, disfrútala. Cuando la situación es mala, transfórmala. Cuando la situación no puede ser transformada, transfórmate”. Lo dijo el sobreviviente del Holocausto, Víktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austríaco fundador de la Logoterapia, quien durante la Segunda Guerra Mundial logró encontrarle sentido a la vida dentro de Auschwitz y Dachau, dos de los campos de concentración en los que fue confinado por los nazis.
Soy una persona más, común y corriente, de carne y hueso, un estudiante universitario de a pie, que vive los mismos problemas que la mayoría de los venezolanos: miedo, incertidumbre, impotencia, además de los graves inconvenientes de la falta de agua, luz, internet y escasez de alimentos por la falta de gasolina. Una suerte de Auschwitz, pero del siglo XXI.
Actualmente curso la concentración Guionismo B, además de algunas materias del primer semestre de Audiovisual A: Radio, Historia del Cine, Fotografía y Producción Cinematográfica. Cómo me hubiese gustado estar en una cabina de radio y poder compartir esas experiencias con mis compañeros de clase. Cómo me hubiese gustado estar en un salón profesional de computación con toda la maquinaria necesaria y apta para ver Fotografía y Producción Cinematográfica.
“Cómo me hubiese gustado”… Así dirán muchos estudiantes que no tuvieron la oportunidad de ver sus materias de manera presencial. Pero la realidad es otra. La realidad es que nos toca dejar el pasado atrás. La realidad es que nos toca reinventarnos. La realidad es que nos toca cambiar, sea por las buenas o por las “malas”. En este momento, por las “malas”… pero nunca es tarde.
(Ver también: Los alumnos ucabistas se preparan para un semestre atípico)
El venezolano ha sido conducido, gracias a la situación país (mal llamado país, sino territorio) a ser multifacético. En una situación normal, si alguien va a hacer una empresa o un emprendimiento, hay toda una logística, un estudio, un proceso, un equipo de por medio. Pero en estos tiempos de precariedad, al venezolano le ha tocado ser todo al mismo tiempo: el que crea, produce, compra, vende, maneja las redes, arma el plan de marketing, etc.
Ahora en la universidad, tanto profesores como estudiantes y personal administrativo, nos vemos nuevamente en la necesidad de reinventarnos, debido a la contingencia que nos obliga a asumir el semestre bajo la modalidad de estudios en línea.
No solo el profesor tiene que adaptarse a las nuevas herramientas que nos ofrece la UCAB y el gran mundo del internet, sino que debe reformular todo el proceso académico que había ido llevando todos estos años. De igual forma, el estudiante tiene un reto mayor o diferente: acoplarse a esa nueva forma de enseñanza y asumir el compromiso de llevarlo a cabo de la mejor manera posible.
Una imagen dice más que mil palabras, una metáfora dice más que mil imágenes. Apelo a una analogía para explicarlo. En el territorio en que estamos, ojala pudiésemos usar máscaras anti gas, o quizás por lo menos usar un tapabocas decente, pero la verdad es que la situación nos ha obligado a hacer un tapabocas con la parte de un pantalón viejo, con una tela que nuestra abuela había guardado para tejernos un suéter o con una franela que ya no usamos. Podemos no tener máscaras hechas con PVC y policarbonato, pero podemos usar esos lentes de natación que usaba nuestr@ prim@, esas gafas de sol que tu mamá nunca utilizó o hacer de una botella de refresco unos lentes. De la misma forma, muchachos, nos toca reinventarnos y cambiar en nuestro aprendizaje y estudio a distancia.
Es hora de hacer valer los recursos que tenemos y habíamos olvidado. Es hora de solidarizarnos, de ser creativos. Es momento para unirnos, aunque la distancia física nos haga estar más “desunidos”. Es hora de ayudarnos entre todos, de hacer llegar la información a todos. Es hora de ser valientes y esforzanos. Es hora de salir de nuestra zona de confort y hacer un sacrificio más.
Hay tiempo de sobra y ese tiempo hay que usarlo para el compromiso, la responsabilidad y el apoyo mutuo. No hay tiempo para la mediocridad y para que el miedo nos domine. No hay tiempo para quedarse dormido y lamentarse ante la situación en que nos encontramos. Es tiempo de actuar, aprender, crecer, moverse y no rendirse. Es tiempo para hacer de esas lágrimas un río que nos ayude a llegar al otro lado de la orilla.
Aprovecho este escrito para invitarlos a ser más conscientes del uso del tiempo, a solidarizarnos y a hacernos multifacéticos con los recursos que tenemos.
♦Texto: Tomás Gerstl. Estudiante de 8vo semestre de Comunicación Social/Foto: Freepik.es
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