Dentro de ese enorme registro que es la Historia, encontramos numerosos sucesos que, por sus características, pueden calificarse como extraordinarios.
La Historia de Venezuela es rica en hechos de esta naturaleza, donde el misterio que los envuelve despierta gran interés en todo tipo de público.
Una de estas historias curiosas es la del médico alemán Gottfried Knoche, objeto de numerosas especulaciones, quien llegó a Venezuela a mediados de 1840. Luego de revalidar su título en la Universidad de Caracas, hoy Universidad Central de Venezuela, ejerció su profesión en el Hospital San Juan de Dios en La Guaira.
Su amor a la naturaleza lo llevó a fijar su residencia en una enorme propiedad de nombre Buena Vista, ubicada en la parte alta del Picacho de Galipán, en pleno Cerro El Ávila. Además de la casa de habitación, construyó un mausoleo con seis criptas y un laboratorio donde preparaba un líquido para embalsamar o momificar. Esta fórmula era inyectada en la yugular del cadáver, evitando así su descomposición. [1]
Se especula que inició sus experimentos con cadáveres del Hospital de La Guaira, aquellos que no eran reclamados, y que posteriormente embalsamará y enterrará a los miembros de su familia en las criptas del mausoleo.
La fama desarrollada por el enigmático médico llevó en 1845 a la familia de Tomás Lander, polémico periodista y escritor, fundador del Partido Liberal y de periódicos como El Venezolano, El Relámpago y El Relámpago de marzo, a solicitar los servicios de Knoche. El cadáver fue momificado y colocado a la entrada de la casa, sentado frente a su escritorio con su traje negro y su pluma en la mano en posición de escribir. Allí permaneció por casi 40 años, hasta 1884, cuando el presidente Antonio Guzmán Blanco ordenó trasladar sus restos al Panteón Nacional.
En 1901 murió Knoche, y en 1926 Amalia Weismann, ama de llaves de la familia y última ocupante de Buena Vista. Sus restos fueron colocados en la cripta familiar por el cónsul de Alemania en Venezuela, Julius Leisse[2]. Ante la ausencia de herederos, la casona fue abandonada y finalmente saqueada y destruida, las criptas profanadas y las momias lanzadas al mar.
(Ver también: #EsHistoria. Una aproximación a la peste bubónica de 1908 en Venezuela)
La figura de Gottfried Knoche se confunde entre la espesa bruma del Ávila y el azul del litoral guaireño. Testimonios diversos destacan su trabajo experimental y la fabricación del misterioso y desconocido suero, así como la extraordinaria labor desarrollada en el campo de la medicina y su rol protagónico en la lucha contra la epidemia de cólera que azotó a la población de La Guaira, y a toda Venezuela, en la década de los años 50 del siglo XIX.
♦Texto: María Soledad Hernández Bencid. Directora (e) Instituto de Investigaciones Históricas UCAB/ Fotos: archivo
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[1] Jesús Pereira y Pedro Asso, Guaraira Ripano. Ediciones Cuadernos Lagoven, Caracas, 1984, p.74
[2] Andrés Soyano y Aixa Muller. La figura de Gottfried Knoche (1813-1901) en su verdadera dimensión histórica, En: Revista de la Sociedad Venezolana de la Medicina, Caracas, 2016, p.14
Ver también: #EsHistoria. 19 de abril de 1810, un triufo civil y no militar)