Si bien el aislamiento social es una realidad a la que los venezolanos siguen sometidos, ahora que llegaron formalmente las vacaciones escolares resulta pertinente poner la lupa sobre los más jóvenes del hogar y cómo se ven particularmente afectados por el confinamiento, durante este periodo que, usualmente, es idóneo para salir de casa.
El pasado 4 de agosto, Abel Saraiba, psicólogo y coordinador adjunto de la ONG Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap) -dedicada a la defensa de los derechos de los niños y adolescentes- presentó el informe semestral enero – junio de 2020 de su Servicio de Atención Psicológica (SAP), en el cual se muestra cómo la cuarentena ha afectado el estado anímico de los pequeños del hogar.
Entre otros aspectos, el informe da cuenta de que tres de cada 10 infantes atendidos en consulta psicológica por especialistas de la ONG presentaron síntomas de depresión, tristeza, rabia, angustia e incertidumbre. De ese grupo, un 20 % manifestó ideas suicidas, según reseña del estudio publicada por el portal Reto País.
El estudio de Cecodap identifica como «población vulnerable» a niños no escolarizados, a los que no cuentan con acceso a internet en sus hogares y a aquellos que tienen padres migrantes.
(Ver también: Cuarentena aumentó alteraciones anímicas en los niños, sostiene Cecodap)
A la luz de estos datos, Francisco Sánchez, psicólogo clínico y miembro de la Unidad de Psicología Luis Azagra, s.j. (UPLA) de la UCAB, brindó declaraciones a nombre del equipo de trabajo que lo acompaña, el cual está integrado por Adriana Vera, Yusmary Riera y Daniela D´ Angela, también psicólogas de la institución. Su labor confluye en el abordaje psicológico de niños en edad escolar.
Sánchez afirmó que es importante entender y atender el malestar de los niños producto del confinamiento, sin olvidar el abordaje a los padres y a toda la familia.
«Para un niño es más difícil prescindir de sus espacios habituales y, sobre todo en el caso de los más pequeños, es complejo comprender el alcance de la situación actual», mencionó el especialista.
Aunque considera «poco conveniente» tratar la afectación de los pequeños como algo aislado de lo que ocurre con el resto de los miembros del grupo familiar y señala que «otorgar mayor peso al malestar de uno u otro podría, indirectamente y sin malas intenciones, dirigir intervenciones parcializadas», Sánchez expresó que no se debe subestimar el impacto negativo que supone para los más pequeños de casa abandonar actividades prioritarias en su desarrollo, como ir al colegio o relacionarse con otras personas de su edad, ya que esto puede traducirse no solo en aburrimiento, sino en diagnósticos más graves, como depresión y otros trastornos.
«Un aspecto crucial y garante del bienestar tanto físico como emocional en el desarrollo de los niños es la posibilidad de jugar y relacionarse con otros niños, con quienes compartan la misma edad e intereses. Al estar la mayoría de su tiempo dentro del hogar, surgen nuevas necesidades importantes que atender», afirmó Francisco Sánchez.
Por ello, destacó que es importante garantizar las oportunidades para el esparcimiento y expresión libre de los muchachos, además del apoyo emocional, como medidas para procurar unas vacaciones agradables para cualquier niño, dadas las circunstancias.
Pidió a los padres adoptar un rol activo en la atención y respuesta de las necesidades que presenten sus hijos.
También recomendó, ante la dificultad que ha supuesto la centralización de tantas actividades en el hogar, el establecimiento de rutinas, responsabilidades compartidas y dinámicas de cohesión familiar.
(Ver también: Unidad de Psicología de la UCAB estrena micros radiales sobre salud mental)
Previniendo el conflicto y la violencia
El psicólogo de la UPLA otorgó cierta prioridad a la capacidad de delimitar las áreas en los hogares para que los muchachos cuenten con un espacio académico, un espacio recreativo y uno de intercambio familiar, algo que, reconoció, no es muy fácil en Venezuela en estos momentos.
«Para la mayoría de las familias venezolanas no es posible contar con tales espacios, pues las facilidades de encontrar alternativas dentro y fuera de casa son cada vez más limitadas. De no contar con estos espacios, las niñas y niños pueden presentar ansiedad, cambios de humor y malestar, que no necesariamente podrán comprender o entender».
Alertó que el hacinamiento en casa complica la convivencia, puede generar conflictos, aumentar las conductas disruptivas o mal comportamiento en los niños y devenir, incluso, en violencia intrafamiliar. Previno sobre las «dinámicas multiproblemáticas», como el castigo físico y la agresión verbal, para tratar de detener estas situaciones.
En su informe, Cecodap señaló que el uso del castigo físico representó 17% de los casos de atención en consultas por alteración del estado anímico de los niños. Ante estos datos, el psicólogo de la UPLA insistió en la importancia de ofrecer apoyo psicosocial, espiritual y comunitario no solo a los niños sino a sus padres.
«Nuestra postura es que es pertinente ofrecer acompañamiento psicológico a estos padres y cuidadores, con el fin de funcionar como un espacio de contención y validación emocional, considerando el confinamiento como fuente de sufrimiento, siendo este malestar en ocasiones desplazado a su trato con los niños, lo que da lugar a la disminución de su tolerancia y con ello a conductas de negligencia o maltrato».
Francisco Sánchez también llamó a que el Estado desarrolle políticas públicas de atención psicológica. Lamentó que exista la tendencia a disimular -o hasta ignorar- las necesidades concernientes a la salud mental de la población.
«No es muy diferente pensar la salud mental a pensar la salud física. Se necesitan instituciones fuertes y capaces para solventar estas problemáticas. Si tenemos hospitales bien equipados, ese sería un primer paso, pero luego tendríamos que volver sobre esto y entender que no son suficientes los hospitales e instituciones de reclusión para hablar de salud mental. Haría falta también la incorporación de un discurso político y social que busque dirimir los conflictos sociales, que se avoque a las soluciones y a la reconciliación, por ejemplo».
El experto resaltó la labor de organizaciones como Cecodap y Profam-Fundana, como agentes garantes en la lucha contra el maltrato, la negligencia y el abuso en las familias, así como en el entrenamiento en habilidades parentales, afectividad y promoción de entornos seguros para las familias, considerando las vivencias actuales y retos del confinamiento.
Recordó que la Unidad de Psicología Luis Azagra, s.j. de la UCAB cuenta con especialistas y programas para atender estos casos en las comunidades. Para las personas interesadas, están a la disposición estas direcciones de correo: upla.proyectos@gmail.com y upla.clinica@gmail.com.
♦Texto: Diego Salgado/Fotos: Freepik.es
(Ver también: Servicios psicológicos de la UCAB se amplían para responder a emergencia de la COVID-19)