La población venezolana ha estado sometida, ya por varios años, a exigencias emocionales que han tomado todos los ámbitos del quehacer, a lo que se ha sumado este año la contingencia mundial de la COVID-19. De allí que cada vez es más necesario contar con asesoramiento experto para manejar las demandas de alumnos, empleados, pacientes, usuarios o clientes, que manifiestan actitudes de estrés o agresividad que complican la prestación de muchos servicios.
La Unidad de Psicología “Padre Luis Azagra” (UPLA) de la UCAB, a través de su Área de Proyectos y Relaciones Institucionales (APRI), ha venido dando respuesta por dos décadas a este tipo de necesidades, pero impulsados por la demanda de la coyuntura, quiere poner a la disposición de comunidades, organizaciones y empresas sus servicios de asesoría, que contemplan el diseño de abordajes adaptados a cada caso y que están por debajo de los precios del mercado.
“En la UPLA llevamos los grupos de intervención no convencional donde la atención se da a través de medios distintos a la psicoterapia clásica –que usa la palabra– y trabajamos con otros medios como deporte, arte o juego. Dentro de esos grupos no convencionales el que tiene más tiempo trabajando es el de gimnasia mental con adultos mayores. Luego, tenemos toda la parte de Proyectos y Relaciones Institucionales donde brindamos asesoría a instituciones, comunidades o hacemos trabajos en alianza. Esas asesorías las cobramos, aunque si se trata de un aliado a veces no cobramos porque es una labor en conjunto donde ambas partes obtienen algún beneficio. En otros casos son colegios de las comunidades de nuestras zonas aledañas a los que no cobramos o cobramos montos simbólicos. Pero hay asesorías con instituciones, que tienen otro estatus, en las que el equipo hace una evaluación de las necesidades, que pueden ser para fortalecer a alguien en particular o a la institución”, explicó Eloísa Della Neve, docente de la UCAB, especializada en Psicología Clínica Comunitaria y coordinadora del APRI.
Además de Della Neve, el equipo del APRI está integrado por otros tres profesionales de la psicología: Mariana Luengo, Walter García y David Soffer.
Entre los temas que han atendido en los últimos cuatro años, a solicitud de clientes y aliados, destacan la sexualidad en los adolescentes, bullying escolar, violencia de género, violencia intrafamiliar, niños y niñas en situación de calle, y en el marco de la cuarentena les llegó la demanda de un grupo de médicos que prestan servicios de telemedicina, que se encontraron desprovistos de herramientas psicológicas para atender llamadas que rebasaban las consultas habituales.
“En abril nos contactó un grupo de médicos que prestan servicios a través de la aplicación Sinapsis, que empezaron a notar que recibían llamadas de personas con síntomas de ansiedad o que se sentían solos y querían hablar con alguien. Diseñamos para ellos un taller que llamamos ‘Estrategia de técnicas de intervención psicológica primaria en el concepto médico’ y se los dictamos de manera virtual con materiales dinámicos, para que los médicos los vieran en los horarios que más les convenían. Les creamos tres módulos que subimos a YouTube en un enlace privado y luego, después de cada módulo, hicimos una revisión de los contenidos y la supervisión de casos específicos. Al final les entregamos unos certificados. Esta fue la primera vez que hicimos algo a distancia y fue muy interesante para nosotros y el feedback que tuvimos de ellos fue muy bueno”, relató Mariana Luengo.
Otra de las experiencias recientes que les obligó a incorporar las herramientas digitales para trabajar a distancia, fue una solicitud del programa «Alimenta la Solidaridad», que surgió en la parroquia San Alberto Hurtado de La Vega en 2016 y hoy está presente en 14 estados del país a través de comedores.
Della Neve explicó que, en este caso, los sujetos de sus asesorías fueron las madres que preparan los alimentos. En abril les dictaron talleres enfocados a la situación de la cuarentena y cómo las madres estaban enfrentando esas exigencias.
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Además, en el caso de los recientes talleres sobre violencia de género intrafamiliar “no solo diseñamos los módulos de trabajo de prevención sino que estamos dictando los módulos nosotros mismos, vía WhatsApp, con el apoyo del Centro de Clínica Jurídica”, comentó la coordinadora. Dadas las limitaciones tecnológicas del público objetivo y del costo de los datos telefónicos, los materiales de apoyo son infografías en formato de PDF o foto y el contenido es discutido luego en un chat de WhatsApp.
“Yo creo que siempre el tema de violencia es un tema que nos compete, es nuestro nicho y nuestra especialización y en esta situación la violencia se presenta como una circunstancia importante a abordar. Creo que una fortaleza importante que tenemos en la UPLA es la creatividad para poner en marcha recursos muy distintos a la hora de trabajar y que se adapten a las necesidades de las personas con las que estamos trabajando”, sostuvo Della Neve.
Sobre la duración de las asesorías, Neve comentó que pueden variar en tiempo y complejidad. Todo depende de lo que se requiera y lo que arrojen las evaluaciones previas.
“Hemos hecho una asesoría que duró más de un año con la casa Hogar Don Bosco, que se inició en 2017 con el tema de las protestas y los niños y niñas en situación de calle, y terminó con el semestre que acabó en marzo de 2020. Ya la UPLA había hecho, hace más de 10 años, un trabajo conjunto con la Casa Hogar Don Bosco, del que se produjo un libro, y el director nos llamó cuando se presentó de nuevo el problema. Hicimos un trabajo conjunto que se expandió a otras organizaciones que trabajan con niños y niñas en situación de calle en Caracas. En ese trabajo incorporamos a los pasantes del postgrado de Psicología Clínica Comunitaria. Pero también hacemos cosas como, por ejemplo, lo que pidió el Grupo Roble, una solicitud muy puntual para ayudarlos a elaborar un material para un par de módulos para un taller de formación para padres de adolescentes, pero el taller no lo dictamos nosotros”.
Además, el Área de Proyectos y Relaciones Institucionales se ocupa en sus asesorías de fortalecer también los aspectos organizacionales.
“Hay muchísimas organizaciones que están trabajando con poblaciones vulnerables, pero que no cuentan con los recursos humanos formados o capacitados para enfrentar ciertas situaciones. Ese es un nicho de trabajo muy importante y ofrecemos capacitación e información. En estas situaciones de cuarentena, cualquier institución que trabaje con usuarios de cualquier tipo va a encontrase con gente que está angustiada, con ataques de pánico, con ideación suicida, consumo de sustancias, problemas de sueño y las personas no tienen herramientas para abordar este tipo de situaciones. Creo que el trabajo de la UPLA tiene un impacto en las personas con las que trabajamos día a día en nuestras intervenciones más regulares. Creo que somos un punto de referencia y de apoyo. Eso es muy gratificante, porque no hay muchas instituciones que tengan una mirada tan compleja con respecto al trabajo que hacen. Las intervenciones de otras instituciones suelen estar muy focalizadas, mientras que nosotros hacemos un trabajo que es muy amplio y eso ayuda a poder identificar y llenar un amplio abanico de necesidades”.
Como fortaleza de los servicios ofrecidos, Eloísa Della Neve también destacó el hecho de que la UPLA cuenta con la plataforma de conocimiento de la Universidad Católica Andrés Bello.
“Nosotros tenemos colaboración de muchísimos estudiantes, tanto por la vía del Servicio Comunitario como por el Voluntariado y cátedras específicas que hacen sus prácticas con nosotros en la UPLA. Eso fortalece mucho. Somos un equipo que forma a los estudiantes y tenemos mucho contacto con otras instancias de la Extensión Social y la UCAB en general. El trabajo con Clínica Jurídica es una muestra de eso y hacia eso queremos apuntar, a que cada vez más podamos hacer trabajos juntos con otras unidades de la Extensión Social y de la UCAB”.