“Nosotros, los ucabistas, llevamos dentro un gran sueño de país, de universidad, de planeta, que no vamos a dejar perder”. Con estas palabras, el rector de la UCAB, Francisco José Virtuoso s.j., dejó claro en la reciente lección inaugural del período académico 2020-2021 el espíritu que ha movido y mueve a la institución que dirige.
Ratificada como la primera universidad privada de Venezuela, una de las cuatro mejores del país y una de las 100 más destacadas de Latinoamérica -según el QS Latin American University Rankings 2020– este 24 de octubre, la UCAB arriba a sus 67 años de existencia, en medio de una pandemia que paralizó el mundo y ha dejado graves secuelas, y en medio de una crisis económica, social y política que mantiene en jaque a la sociedad venezolana.
Aun en este contexto, la Universidad Católica Andrés Bello no se ha detenido y sigue apostando por el futuro, como un motor para todo aquel que, como dice el rector Virtuoso, tiene el “gran coraje para no quedarse inmovilizado ante las circunstancias”.
Son varios los ejemplos que, durante los últimos 12 meses, confirmaron estas palabras. El más reciente, haber diseñado y puesto en marcha, con éxito, un semestre completo de educación a distancia (abril-agosto 2020), a través de un sistema pedagógico creado por expertos de la universidad y soportado en plataformas tecnológicas accesibles para profesores y estudiantes.
A la fecha, 10 mil alumnos de pregrado y postgrado se mantienen conectados a la modalidad de “presencialidad remota” y 1.200 docentes trabajan para fortalecer el proceso educativo. La UCAB sistematizó el aprendizaje en una memoria y cuenta y la puso a disposición de otras instituciones.
“Nos tocó amanecer de golpe y enfrentarnos a los retos de la masificación de procesos de educación a distancia que para nada teníamos previstos. La experiencia vivida supuso muchos aprendizajes para todos. Al día de hoy podemos dar un balance muy positivo. Ese balance también cubre nuestras tareas de investigación y extensión que no se han detenido. Las claves han sido: innovación, organización, comunicación y evaluación”, comentó el rector.
Pero este no es el único hito marcado por la institución en el ámbito educativo. En el último año, la UCAB desarrolló el Sistema de Evaluación de Conocimientos en Línea (SECEL), conjunto de pruebas diagnósticas que miden el aprendizaje real de los estudiantes de bachillerato en cuatro áreas: habilidad verbal y comprensión lectora, matemáticas, ciencias sociales, y ciencias naturales y biología.
El SECEL fue diseñado por expertos de la Escuela de Educación y permite que los alumnos de 1° a 5° año tomen, de manera gratuita e individual vía internet, exámenes con los que pueden determinar cuánto aprendieron en clases, independientemente de la nota que hayan obtenido en una materia. La intención de las pruebas es generar un registro consolidado del rendimiento académico en la educación media venezolana y ofrecer una herramienta que permita orientar políticas públicas para el mejoramiento de los procesos de enseñanza y aprendizaje, los cuales se han venido deteriorando debido a la crisis.
Desde octubre de 2019, más de 700 jóvenes de escuelas públicas y privadas de 12 entidades del país han tomado el examen. Y aunque, en promedio, los alumnos alcanzan la nada alentadora puntuación de 9,5 sobre 20, los resultados pueden servir de punto de arranque para que autoridades, maestros y padres trabajen en conjunto por una mejor educación.
En el ámbito de extensión social, la UCAB innovó este 2020 con el sistema ecoamigable de potabilización de agua, que diseñaron expertos del Centro de Investigación y Desarrollo de Ingeniería (CIDI) con el fin de atender el problema de este líquido esencial en zonas vulnerables de Caracas. El dispositivo recolecta el agua de lluvia y contiene un filtro de biocarbón con cinco capas de material biodegradable, que elimina las impurezas y convierte el líquido en apto para el consumo humano, y puede ser fácilmente fabricado por las comunidades.
El sistema comenzó a instalarse en escuelas y hogares de cuatro sectores aledaños al campus Montalbán, como parte de una iniciativa de cooperación entre la universidad y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, que busca ofrecer alternativas para mejorar la calidad de vida de los habitantes de sectores populares.
En esta materia, la UCAB Guayana también hizo aportes importantes. El Centro de Investigaciones para la Educación, la Productividad y la Vida (Ciepv) de esa extensión puso en marcha el proyecto “Agua Segura”, a través del cual sus expertos dictan talleres en comunidades de la región sobre técnicas sencillas y económicas de desinfección del agua de consumo, con el fin de minimizar las posibilidades de contagio de Covid-19 y otras enfermedades. En sus primeros meses de ejecución, más de 540 personas fueron sensibilizadas sobre el tema.
De la UCAB Guayana también salió una iniciativa de gran impacto ante la emergencia por la pandemia del coronavirus y la falta de equipamiento de médicos y enfermeros. En abril, profesores y estudiantes de la Escuela de Ingeniería Industrial se pusieron en marcha para fabricar, utilizando materiales reciclables donados y una impresora 3-D, protectores faciales que, posteriormente fueron donaron a trabajadores sanitarios de hospitales de Puerto Ordaz y San Félix.
Si de protección de derechos se trata, otro proyecto de vanguardia que puso en marcha la UCAB fue el “Protocolo para la prevención y atención en casos de acoso y violencia sexual”, normativa que establece una política de “cero tolerancia” a cualquier acto que menoscabe el derecho de los miembros de la comunidad ucabista a la integridad física, psíquica, moral, espiritual y sexual.”
El instrumento, de obligatorio cumplimiento por autoridades, profesores, estudiantes y empleados de la universidad, contempla acciones para prevenir, atender, sancionar y erradicar todo tipo de violencia y de conductas de acoso por razón de sexo, género, identidad de género u orientación sexual, en el ámbito estudiantil, académico, docente y laboral. Gracias a este protocolo, la UCAB se convirtió en la primera universidad del país y una de las pocas de Latinoamérica en aplicar una norma de este tipo.
En el ámbito de las investigaciones, en julio de este 2020, la UCAB presentó los resultados de una nueva edición de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) correspondiente al período 2019-2020, la cual sigue consolidada como el informe más importante del país en materia de indicadores socioeconómicos.
Con una cobertura de más de 9.000 hogares encuestados, la ENCOVI puso en evidencia el nivel de deterioro nacional, con datos que revelan, entre otras cosas, que Venezuela es la nación más pobre de América Latina, su perfil nutricional se asemeja al de países de África, el volumen total de población se redujo en 4 millones de habitantes debido, entre otras cosas, a la diáspora, y la esperanza de vida se redujo en 3,7 años. “Tenemos que convertir este drama en exigencia de cambio con propuestas serias y realistas; no podemos conformarnos con sobrevivir”, dijo el rector al presentar el estudio.
La migración masiva de venezolanos también impulsó proyectos en la UCAB que se han convertido en referencia nacional e internacional. Por ejemplo, el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) lanzó el Observatorio Venezolano de Migración (OVM), plataforma web que difunde información relevante, transparente y estrictamente basada en evidencias estadísticas acreditadas, sobre las dinámicas migratorias en Venezuela. Además, publicó una encuesta sobre la situación que viven los venezolanos que migraron a países del continente.
Por su parte, el Centro de Derechos Humanos (CDH) desarrolló un portal migrantesyrefugiadosven.org, con datos actualizados sobre el perfil, necesidades y riesgos de la población que ha salido del país en los últimos años, así como sobre el marco normativo, las políticas y prácticas migratorias de 14 países receptores.
También ha producido informes que revelan la vulnerabilidad, criminalización y estigmatización de los connacionales que migran, tanto al irse como al regresar al país, sin contar con que sus investigadores se han involucrado en acciones para producir cambios en las políticas migratorias que afectan a los venezolanos en otros países.
En cuanto a desarrollo sostenible, la UCAB marcó pauta con la inauguración del primer techo verde universitario de Venezuela, terraza jardín de 440 metros cuadrados ubicada en la azotea del edificio de Postgrado del campus Montalbán, la cual fue especialmente diseñada por ingenieros de la universidad con el objetivo de aumentar la producción de oxígeno, disminuir la temperatura del edificio donde está instalada y servir de aula abierta para discutir sobre cambio climático.
Lo que viene
De cara al futuro, la universidad también se declaró lista para enfrentar los desafíos que impondrá la tercera década del siglo XXI a la educación superior. Y es que ya fue aprobado por el Consejo Universitario el Plan Estratégico UCAB 2023, que contiene las líneas maestras que guiarán las acciones de la institución durante los próximos tres años.
Durante la presentación del plan, el rector anunció que la universidad intensificará la diversificación de las ofertas de estudio y las fuentes de financiamiento, la innovación y la conexión con otros sectores como parte de sus acciones para consolidar la calidad académica y la sustentabilidad, con el uso de la tecnología como herramienta fundamental del proceso. La visión está definida:
“Esta es la tarea que queremos soñar juntos, diseñar juntos, construir juntos, para más amar y servir a este país, a sus jóvenes y al planeta entero. Nosotros llevamos un país dentro, que luchamos por mantener vivo. El presente con el que lidiamos es muy duro, vamos a enfrentarlo luchando por el futuro que nada ni nadie nos puede arrebatar. No estamos en modo exilio, estamos en modo de presencia, lucha y creación”.