La editorial abediciones presentó, en la recién finalizada Feria del Libro del Oeste de Caracas FLOC UCAB 2020, el libro Sistema Nacional de Bibliotecas e Información de Venezuela (SISNABI) 1974-1998, escrito por Virginia Betancourt (1935), en el cual la autora describe, exhaustivamente, su labor de 24 años al frente de la Biblioteca Nacional de Venezuela.

El texto forma parte de la colección Letraviva y registra esta experiencia de divulgación cultural, que contribuyó con la masificación de la lectura, gracias a la creación de una red de bibliotecas públicas que llegó a los 23 estados y buena parte de los municipios del país.

“Se trata de un informe de gestión sobre el desarrollo progresivo e interinstitucional de un Sistema Nacional de Bibliotecas e Información, durante cinco períodos presidenciales sucesivos, destinado a dar cumplimiento a la prioridades de la Nación en formación de ciudadanos», comentó Betancourt a El Ucabista, sobre el propósito del libro.

La obra cuenta con seis capítulos y un anexo. Los temas muestran todo el andamiaje sobre el cual se edificó el Sistema Nacional de Bibliotecas (SISNABI) creado por Betancourt, incluyendo -entre otros- la recuperación, organización y acceso a la memoria nacional impresa y audiovisual; la promoción del libro y la lectura como política de Estado; el desarrollo del primer sistema nacional de bibliotecas públicas de América Latina y el Caribe; y la construcción del edificio inteligente sede de la Biblioteca Nacional, en el Foro Libertador.

Foto: Archivo

“En el caso concreto de la Biblioteca Nacional recuperamos, entre 1975 y 1998 (cuando me retiré), la memoria nacional impresa. Cuando asumí la tarea, la Biblioteca Nacional contaba con 140.130 títulos y 2.149.522 volúmenes. Al retirarme, la dejé con 2.930.831 títulos y 8.420.201 volúmenes. Creamos, además, el Archivo Audiovisual de Venezuela con 1.996.277 ítems, que incluye mapas, carteles y cine. En cuanto a las bibliotecas, conformamos el Sistema nacional de bibliotecas públicas integrado por 23 redes, una en cada estado. Entre los años de mi gestión, de 1974 a 1998, pasamos de 12 a 23 bibliotecas públicas centrales en la capital de cada estado, filiales de la Biblioteca Nacional, cada una con aproximadamente 4.200 metros cuadrados de construcción y no menos de 5.000 volúmenes. De 44 bibliotecas públicas municipales pasamos a 256, de 187 salones de lectura a 324,  y de 13 servicios móviles a 23”, explicó la autora, a modo de resumen de los hitos de su gestión incluidos en el libro.

Además, el volumen hace referencia al trabajo que la gerente impulsó en toda Latinoamérica, incluyendo la conformación de la Asociación de Bibliotecas Nacionales de Iberoamérica; la fundación de un postgrado regional de Gestión de la Información, con apoyo de la Universidad Simón Bolívar y la OPEP, y la creación del Centro Regional de Preservación de Papel.

“Esta iniciativa apoyó al programa de la UNESCO, Memoria del Mundo, mediante la traducción, impresión y divulgación de normas y procedimientos de preservación universalmente reconocidos. Gracias a esto, contribuimos al rescate y preservación de las joyas bibliográficas de toda América Latina”, apuntó Virginia Betancourt.

Tenacidad, amor y vocación de servicio

En el texto de presentación del volumen, el profesor del IESA, Ramón Piñango, resalta la importancia del proyecto que llevó adelante Betancourt y el apoyo político y económico con el que contó durante cinco períodos presidenciales de distinta tolda partidista. Agrega que parte de su éxito provino de la experiencia que la escritora (única hija del expresidente de la República, Rómulo Betancourt) ya había logrado, durante 10 años, en el Banco del Libro, institución que creó en 1960.

“Virginia no trabajó sola ni en el Banco del Libro ni en el desarrollo del SINASBI. Se apoyó en un equipo de trabajo que integró profesionales, venezolanos, no solo en la cúpula sino también en cada estado del país. Un buen ejemplo, de cómo la experiencia del Banco del Libro fue aprovechada por el SINASBI fue la adaptación de un sistema flexible de aprendizaje que permitió capacitar a bachilleres para ofrecer servicios a los usuarios de las bibliotecas públicas de todo el país”, apunta el sociólogo.

Además, en el prólogo, el sacerdote jesuita Luis Ugalde subraya dos rasgos de la personalidad de Betancourt que, a su entender, hicieron posible este hito en la difusión de la lectura en todo el país: el hecho de ser una de esas personas que “evita el fracaso a mitad de camino” y las “convicciones profundas” que la han acompañado a lo largo de sus 85 años de vida.

“Nuestra estrategia fue trabajar en equipos interdisciplinarios, no partidistas, asociarnos con organismos nacionales e internacionales afines, adoptar tecnología de punta  y, sobre todo, privilegiar la vocación de servicio tanto a entes gubernamentales como a la población de menores ingresos. Al aplicar ese estilo de trabajo se hicieron posibles logros significativos”, agregó Betacourt.

 

Veintidós años después de dejar la jefatura de la Biblioteca Nacional, la labor de esta escritora, editora y gestora cultural sigue siendo un referente dentro y fuera de Venezuela y la publicación de este libro, una herramienta para que las nuevas generaciones no olviden lo que se ha hecho en el país por la educación, elemento que Betancourt confiesa le sirvió siempre de inspiración para desarrollar su trabajo.

 “Al caer la dictadura militar de Pérez Jiménez regresé al país con mi familia  y, en contraste con la precariedad que vivíamos en Chicago, en cuya universidad me estaba formando, me impresionó la sobrevaloración de la posesión de bienes materiales por un sector influyente de la sociedad. Comprendí entonces que, si deseábamos una democracia duradera, era indispensable trabajar por la adopción de otros valores, vinculados más al servicio social y a la formación de una población alfabetizada que privilegiara la lectura, desde la niñez, como un medio para la superación personal y el ejercicio de los plenos derechos ciudadanos que otorga la vida en democracia. En consecuencia, el Estado, la familia y la comunidad debíamos asumir, prioritariamente, la formación de los niños y jóvenes en esas destrezas. Por ello, en 1960 organicé, con otras voluntarias, el Banco del Libro, una ONG dedicada, inicialmente, a promover, por diversos medios, el reconocimiento de la importancia de la lectura, y en una etapa posterior el análisis de todos los factores asociados a la cadena: producción de libros, distribución nacional gratuita por las redes de bibliotecas públicas, capacitación y cambio aptitudinal de los docentes y padres desde el Ministerio de Educación, investigación y formación de expertos en lectura por las Universidades Nacionales, y un factor, difícilmente controlable como es la participación de los medios de comunicación: prensa, radio, televisión (…) Simultáneamente, participé de manera muy activa en la creación, en Caracas, de la primera red de ensayo y experimentación de bibliotecas públicas de América Latina, con miras a la futura definición de políticas públicas para extenderlas  por todo el país”.

 

El libro Sistema Nacional de Bibliotecas e Información de Venezuela, de Virginia Betancourt, estará disponible en librerías del país, incluyendo Kalathos del Centro de Arte Los Galpones, en Caracas.

 La versión digital podrá adquirirse en el portal web de compra-venta de abediciones: abediciones.ucab.edu.ve

♦Fotos: Manuel Sardá