Egresada de la Escuela de Ciencias Sociales, actualmente se desempeña como gerente de Recursos Humanos y representante del Programa de Diversidad e Inclusión de Siemens Energy Venezuela. De visita en el campus donde se formó, conversó sobre su paso por distintas industrias y su visión de las competencias que debe tener un profesional, más allá de «ser el primero de la promoción»

En su currículo, Maureen Hernández (Caracas, 1972) se define con adjetivos nada convencionales para una hoja de vida profesional: «inventora, controladora, terca y enérgica, chistosa, romántica y mujer», palabras que dan cuenta de su carácter y aproximan un poco a su visión de la vida, la cual imprime en su trabajo como experta en manejo de recursos humanos.

La tercera de cuatro hijos -la menor de las niñas, dice ella- fue educada bajo doctrinas católicas escolares, pero empezó su vida universitaria en la UCAB gracias a una «travesura» académica a espaldas de sus padres.

Egresó de la Escuela de Ciencias Sociales en 1998 y desde entonces ha realizado estudios de postgrado en varios de los institutos de educación superior más prestigiosos de Venezuela, con el empeño incesante de formarse lo mejor posible en materia de liderazgo corporativo; así, llegó a laborar tanto en el mundo petrolero como en el de la hotelería cinco estrellas.

Como actual gerente de Recursos Humanos de la empresa Siemens Energy Venezuela -reconocida empresa alemana dedicada a la generación, distribución y transmisión de energía-, la caraqueña tiene entre sus propósitos dar voz a aquellos colegas que sienten que su experiencia personal y diversidad particular no pueden ser escuchadas en el ámbito laboral.

De visita en el campus de Montalbán, después de más de 15 años de ausencia, relató para El Ucabista un poco de sus años universitarios y su experiencia de dos décadas en distintos ámbitos, a la vez que ofreció esbozos sobre lo que las empresas buscan y necesitan actualmente de los aspirantes a cualquier cargo -o como ella prefiere llamarlos, «talentos»-.

Una ucabista por casualidad

«Soy una máquina, soy demasiado enérgica. Y volver a la UCAB me recarga». Sentada en una mesa aledaña al edificio Cincuentenario y con algunas fotos de su álbum de graduación, Maureen relata cómo llegó a cursar una carrera que nunca estuvo en sus planes.

“Recuerdo que en esa época vivía en El Marqués; estaba recién graduada del Colegio San Agustín, que queda allí mismo. Para mi papá era más cómodo que yo estudiara en la Universidad Metropolitana, pues no era tan lejos de mi casa. Estaba casi a un autobús de distancia”.

A sus 17 años se inscribió en el curso propedéutico de dicha casa de estudios, como paso previo para estudiar Administración de Empresas. Este proceso garantizaba solo 1.000 cupos a un total de 12.000 aspirantes. Aunque lo superó sin problemas, sentía que estaba retenida en una carrera que realmente no le gustaba, por lo que decidió jugar sus cartas y hacer una travesura que cambiaría su destino. 

Uno es muy chamo y ese tipo de cosas cuesta decírselas a los padres. Entonces, escondida con una amiga, nos inscribimos en la UCAB para presentar el examen. Me preinscribí para tres opciones, entre ellas Relaciones Industriales. Quedé para las tres y ese día decidí sentarme con mis papás a decirles que no iba a seguir en ‘la Metro’”.

Cuando empezó su titulación, en el año 1992, le tocaba cruzar casi 20 estaciones del Metro de Caracas para llegar a la parroquia Antímano, «y de paso, antes no había pasarela. Debías salir del metro y caminar hacia la entrada principal».

Más allá de la travesía, después de un recorrido que incluyó el hoy desaparecido «bautizo» a los estudiantes de primer año, exámenes orales y clases memorables con profesores como Antonio Cova y el padre Rafael Baquedano, y dolores de cabeza y noches de insomnio por las dificultades de materias como Estadística, Maureen se convirtió en licenciada en Relaciones Industriales en el año 1998

Aún no sabe si es el campus o el manejo del conocimiento de los jesuitas «tan único, tan dedicado a lo social y tan poderoso», pero para Maureen hay algo particular en “La Católica”; un sello que todavía no logra descifrar, pero que ha marcado su carrera.

Uno llega aquí con valores desde su casa, pero siento que en esta universidad tienes la oportunidad de formarte con base en valores de servicio que puedes integrar a los tuyos. Solo así, cuando empiezan a ser parte de ti estas creencias, comienzas a crecer realmente como persona”, comparte.

Del mundo de los hidrocarburos a la hotelería de lujo

Inmediatamente después de su grado, la ucabista partió a Canadá para estudiar inglés, una oportunidad que agradece y que, considera, cualquier profesional debería tomar con el fin de abrirse al mundo y mejorar sus propias perspectivas.

A su regreso, Maureen fue contratada en la Petrolera Ameriven, asociación estratégica entre PDVSA y las compañías estadounidenses ConocoPhillips – Chevron Texaco para explotar hidrocarburos en la Faja del Orinoco; allí estuvo por siete años (2000-2007), tiempo en el que pasó de vivir en la capital venezolana a la ciudad de Puerto La Cruz, en Anzoátegui.

Liderando el departamento de Recursos Humanos de Ameriven, dijo haber aprendido nociones distintas del manejo de personal: «La industria petrolera americana tenía un enfoque muy diferente en cuanto al desarrollo del talento. La estructura de RRHH era muy sólida».

Estrategias como el cumplimiento de los objetivos más que el cumplimiento de horarios, el desarrollo de la creatividad y la flexibilidad en el trabajo -que ella ha vivido en carne propia desde principios de la década del 2000-, considera que, apenas, son implementadas actualmente por las empresas latinas.

Su estadía en Ameriven también le sirvió para seguir formándose. Durante este período se inscribió en el Programa de Gerencia de Proyectos del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA). Una vez el Gobierno dio por culminada la asociación estratégica, Maureen decidió tomar otros rumbos: «Me vine a Caracas y al mes y medio me salió un trabajo en Sanitas Venezuela, una empresa de salud donde entré como directora de Recursos Humanos. Ahí empecé realmente a trabajar en Caracas».

En 2013, incursionó en el mundo de la hotelería como gerente de Entrenamiento del Hotel Tamanaco, cuando el complejo todavía formaba parte de la cadena internacional Intercontinental. «La hotelería te cambia el switch como industrióloga», deja claro. «Ya no estás pendiente del empleado nada más, sino de la percepción que tenga el cliente, el huésped, al momento en que dispone del servicio».

Al tratarse de un área de alto nivel, al equipo de Maureen le resultaba complicado medir la experiencia de los clientes, pero ella supo guiarlos para promover no solo la mejora del funcionamiento del hotel, sino la propia formación de sus colaboradores: «Es un proceso muy individual. Medíamos la experiencia por medio de encuestas a los huéspedes al finalizar su estancia. Así, trabajábamos en mejorar cada aspecto y llegamos a encabezar el ranking de hotelería en Venezuela… aunque nos comparábamos con el resto de Latinoamérica».

Una vez dejó este puesto, en 2015, la caraqueña dedicó su tiempo a formarse: en la Universidad Central de Venezuela (UCV) hizo una especialización en el área de Psicología, y en la Universidad Monteávila (UMA) se preparó en el Programa Componente Docente; esto último por su aspiración de formar, desde las aulas, a las nuevas generaciones.

“No recomiendo hacer postgrado o especializaciones siendo tan joven. Yo, por lo menos, hice estos estudios con más edad y aún así he tenido el tiempo. Ahora estoy deseosa por impartirles, alguna vez, todo lo que he aprendido a los jóvenes que aún siguen apostando por el país”.


Siemens: vendiendo energía y promoviendo la diversidad

En la empresa alemana Siemens -que en sus casi 60 años de operaciones en Venezuela se ha dedicado a proveer de tecnología y servicios para el sistema eléctrico- Maureen está próxima a cumplir seis años. Tras una reestructuración de la compañía, realizada durante la pandemia, empezó a gerenciar el departamento de Recursos Humanos de Venezuela y de Trinidad y Tobago, como parte de una nueva división de la compañía: Energy, donde «vendemos energía y potenciamos a la sociedad».

Actualmente Siemens tiene la visión estratégica del desarrollo sostenible, por lo que “estamos migrando de la energía fósil a la no fósil, es decir: hidrógeno, energía eólica, plantas solares, etcétera. El tema es que en Latinoamérica esta transición puede durar más de 50 años. Mucho más si hablamos de este país” menciona en referencia a la histórica dependencia de Venezuela del petróleo.

Aun así, a juicio de Maureen, la empresa y sus jefes directos creen en el país y ven en el territorio una gran oportunidad: «Esta empresa fue una de las mejores en ganancia neta bruta en toda la región de América, desde Estados Unidos hasta Argentina, y entre los países que mejor desempeño tuvo, estaba Venezuela».

Precisamente a partir de este recorrido de excelencia, la profesional decidió aventurarse en un nuevo desafío que la emociona cada día más: la diversidad y la inclusión en las empresas.

“Son temas que en las empresas europeas y norteamericanas se ha trabajado muchísimo. En Venezuela, la diversidad es otra cosa: va más orientada hacia la exclusión por el aspecto físico, por la clase social, por razas y etnias, y hasta por postura política”.

Como embajadora del Programa de Diversidad e Inclusión de Siemens Energy -el cual se enfoca en cuatro pilares: LGTB, Multicultural, Generación y Discapacidad- tiene como intención principal promover que las personas se sientan cómodas para aportar, desde su experiencia particular, mejoras a la empresa, sus operaciones y dinámicas laborales.

“Uno diría que con esto, cada uno tendría un punto de vista remotamente diferente al otro. Pero lo que obtenemos, y lo que realmente buscamos demostrar, es que no hay diferencias entre, por lo menos, lo que piensa un hombre homosexual  y lo que cree una mujer de 60 años. Al final, no hay un punto de vista diferente. Al final el resultado es igual, pero lo importante es que, como empresa, te di la oportunidad de sentarte a hablar y expresarte y demostrar que tienes el mismo valor”.

Mas que ucabista exitosa, una mujer exitosa

En el conocimiento de la diversidad, organizacional y personalmente, Maureen considera que radica su buen desempeño laboral. «Cuando trabajas en una empresa y logras posiciones de poder, no es lo mismo para un hombre que para una mujer. Una de las razones por las cuales me he podido desarrollar con éxito, pienso yo, es porque estoy junto con colegas hombres que entienden a la mujer», dice.

Por ello, más que una ucabista exitosa, dice ser «una mujer exitosa». Sin embargo, reconoce la impronta que dejó su paso por la institución jesuita.

«Soy una mujer que tuvo la oportunidad de egresar, como pocas en mi familia, de una casa de estudios como esta. La universidad te brinda el prestigio, la etiqueta. Pero por lo menos yo, con o sin la UCAB, siento que hubiese sido igual de exitosa”.

Como industrióloga con más de 20 años de trayectoria y una amplia experiencia en el reclutamiento y desarrollo del talento humano, Maureen Hernández invita a los egresados de la UCAB y de otras instituciones a revisar sus destrezas al momento de postularse a un cargo en cualquier compañía o aplicar como freelancer, pues las competencias que se requieren actualmente han cambiado.

“Importa muy poco si eres el primero de tu promoción. A los gerentes de recursos humanos nos interesa que los talentos sean resilientes, flexibles, capaces de adaptarse a los cambios y, más importante, que tú tengas una personalidad definida y seas una buena persona… Eso, y saber manejar Excel y el sentido común, también son herramientas fundamentales”, finaliza.

♦ Texto: Daniel De Alba Suárez / Fotos: Manuel Sardá y cortesía Maureen Hernández


 

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