Luego de tres meses de trabajo, y de la mano de voluntarios de la UCAB, más de una decena de adultos mayores participaron en una dinámica en la que compartieron con un grupo de niños historias sobre el pasado, presente y futuro de su comunidad. La experiencia forma parte de las iniciativas de Extensión Social de la universidad para promover el bienestar de las personas de la tercera edad
Pasado el mediodía del 24 de marzo, Stephany Urbina, Daniel Mora y Maykel Sánchez, estudiantes voluntarios de la UCAB y cursantes de la cátedra «Identidad, liderazgo y compromiso» (ILC), emprendieron camino hacia Antímano junto a otros integrantes de la Extensión Social de la universidad. Dentro del jeep en el que se trasladaban, los jóvenes se preparaban para el cierre, tras 8 sesiones, de la intervención psicosocial «Echa tu cuento comunitario».
La actividad de acercamiento y vinculación vecinal es promovida por la Dirección de Proyección y Relaciones Comunitarias (DPRC) de la Extensión Social, como parte de las estrategias de atención integral a los adultos mayores que habitan en sectores cercanos al campus Montalbán. Así, desde comienzos de 2022, más de 20 voluntarios de la universidad compartieron con adultos mayores de La Vega y Antímano.
A bordo del vehículo, los jóvenes ucabistas comentaban sobre lo que había sido, desde enero, esta iniciativa llevada a cabo una vez por semana. La frase ‘chinchorro social’ guindaba entre ellos. Recordaban que el término fue acuñado por los propios abuelos con los que trabajan, ya que ellos mismos se sienten «los hilos fuertes» de su comunidad, de su «chinchorro social» y, rescatando la práctica ancestral del relato, se encargan de narrar el pasado, presente y futuro a los más jóvenes, un grupo de niños de diferentes edades que también habitan la zona.
«Los adultos mayores comenzaron este proyecto diciéndonos que ellos sentían que tenían conocimientos y aprendizajes sobre su comunidad y sobre cómo sentaron sus bases. Esto querían compartirlo con generaciones más jóvenes, sin embargo, no tenían un espacio para hacerlo. Creo que la importancia estuvo allí: hacerse conscientes de su relación con la comunidad a lo largo del tiempo (viéndose como todavía actores valiosos); y, por otra parte, involucrar a los niños para compartir con ellos esas experiencias», puntualizó Joseline Talamo, coordinadora de la línea de Organización Comunitaria de la Extensión Social UCAB.
Unos 20 minutos más tarde, y ya en lo alto de la montaña, el equipo bajó del rústico y entró en la casa donde ocurriría la dinámica. Recibidos por la señora Amelia -una de las habitantes del sector-, los voluntarios ucabistas se integraron como un vecino más y comenzaron a organizar su escenario con sillas y fotos que, días antes, habían tomado en la zona. Mientras eso pasaba, algunos de los adultos mayores comenzaban a llegar.
Aunque no estaba el grupo completo (que en ocasiones superaba las 15 personas), entre los asistentes se formaron, de manera inmediata, conversaciones en torno a su presentación. Risas, miedo, expectativa y, sobre todo, compañerismo, reinaban en el ambiente.
«Al principio, los abuelos eran tímidos, reservados y de muy pocas palabras», comentó Stephany Urbina. Sin embargo, por como interactuaban en aquel momento, parecía que siempre fueron así de locuaces y abiertos a compartir sus experiencias. Esto, explicó, se debe a las dinámicas grupales que desarrollaron junto a ellos, entre las cuales se cuentan yoga, tertulias y otras actividades, dirigidas a fortalecer la autoconfianza y la empatía.
«Estos espacios los alejan de su rutina y los distraen. Damos la oportunidad para que ejerzan su derecho a la participación e integración a actividades favorables para ellos, que estimulen el pensamiento positivo y mejoren su estado de ánimo», agregó Kledys Chavarri, coordinadora de la Dirección de Proyección y Relaciones Comunitarias de la UCAB y responsable del acompañamiento que se les da a los adultos mayores.
De generación a generación: reconstruyendo la narrativa
El nombre de la iniciativa, «Echa tu cuento comunitario«, sin duda expresa muy bien lo que se llevó a cabo durante las ocho sesiones: los abuelos, con el apoyo de los voluntarios ucabistas, revisaron, desde el primer día, su mirada a la comunidad y la transformaron en otra distinta. Particularmente, la coordinadora Joseline Talamo se refirió a un paseo que hicieron por la zona; una propuesta que atinaba a la búsqueda de la relación sensorial de los participantes con su entorno.
«Al principio comentaban solo aspectos negativos, como ‘que si tenía que limpiar la calle y nadie lo ayudaba’, pero cuando hicimos el recorrido hacían otro tipo de comentarios más positivos, hablaban sobre los aromas y colores de su comunidad. Era otra dinámica, una más constructiva».
Justamente reestructurar la narrativa del lugar, en función de aspectos positivos y del ‘chinchorro social’, es parte de la misión de esta intervención. Pero, además, otro aspecto fundamental es facilitar y promover la integración de las personas mayores quienes, en muchas ocasiones, se ven excluidas por diferentes motivos y circunstancias.
«Cuando llegó a su comunidad, ese señor o señora tuvo que construir las bases de su sector, luego pasó a ser un espectador, más o menos involucrado, y ahora vuelve a concientizar su rol como un miembro activo y capaz de generar cambios», comentó Tálamo sobre el efecto de esta iniciativa sobre el participante.
Contentos y escuchados: involucrando a los adultos mayores
Como cualquier estudiante que se para frente a su clase para exponer algún tópico, los abuelos narradores estaban ansiosos. Sin embargo, una vez que se levantaron de la silla y se pusieron frente a su audiencia, dejaron todo miedo atrás. «Nos sentimos bien. Relajados, contentos y escuchados», expresó uno de los participantes.
Cada uno presentó su respectiva anécdota con entusiasmo y los niños asistentes respondieron con igual emoción y atención, descubrieron cómo se fundó su localidad y, particularmente, la importancia del sentido de pertenencia: amar, proteger y valorar el entorno para el beneficio individual, de su familia y vecinos.
Antes de terminar la actividad, el grupo de ancianos y voluntarios coincidió -de forma unánime- en que este tipo de dinámicas fortalece el tejido social. «Cada uno es un hilo del chinchorro» dijo una señora.
Además, aquella tarde, entre los voluntarios ucabistas, los abuelos y los niños se hiló el porvenir de una dinámica social más inclusiva, donde la voz de los adultos mayores será valorada e incorporada al aprendizaje de los más jóvenes. Y es que, si antes no lo sabían, los infantes, gracias a los abuelos de su comunidad, concientizaron la importancia de la participación activa con sus vecinos, del liderazgo, del amor, la paciencia y la empatía con el otro.
Chavarri indicó que «Echa tu cuento comunitario» no solo es una iniciativa positiva y novedosa para los adultos mayores, sino también para los ucabistas que se involucran en ella. «Como ucabistas formamos un gran equipo que apuesta a crear el puente entre la UCAB y las comunidades. Fue mágico el cierre, y la tarde, porque ver la actividad en campo es experimentar la sabiduría de la comunidad y a nosotros dejándonos tocar por ella. Así pues, se confirma lo que intentamos hacer: en todo amar y servir», sostuvo.
El trabajo de atención y vinculación de «Echa tu cuento comunitario» continúa. El viernes 25 de marzo se efectuó una actividad similar con abuelos de la parroquia La Vega. Ahora el testigo pasa a manos de la Fundación Medatia, organización conformada por estudiantes, profesores y egresados ucabistas que trabaja la educación e integración comunitaria a través del teatro y otras expresiones artísticas. Su tarea será trabajar el autocuidado y autoestima, a la vez que dirigir y apoyar los encuentros de las personas mayores de este sector para seguir hilando, cada vez más, un ‘chinchorro social’ resistente y de muchos colores y patrones.
♦Texto: Grace Lafontant León/Fotos: Elio Rodríguez