A partir del 29 de abril, y hasta octubre, el público caraqueño podrá visitar la exposición del escultor, pintor, ilustrador y escenógrafo mirandino de 77 años de edad. Son más de 20 obras que hablan del hombre y su relación con la vida, la muerte, la creación, la ausencia y la infancia
La Sala Magis de Arte Contemporáneo, ubicada en el sótano del Centro Cultural UCAB, en el campus Montalbán, se transformó en una gran instalación. Pero no cualquiera, sino «El bosque» de Samuel Baroni, bajo la curaduría de Humberto Valdivieso y la museografía de Agustín Villasana.
El 29 de abril, a las 11 am, se inaugurará la muestra que contiene más de 20 obras del pintor, ilustrador, escenógrafo y escultor de 77 años de edad, oriundo de Cúa, estado Miranda. Así, entre ensamblajes, pinturas, móviles y objetos intervenidos, el visitante transitará por un «parque» bajo techo, sin otro color más que el blanco y negro, un concepto que Baroni llama «inclorofila». Sin embargo, en algunas piezas se encuentra presente el color amarillo, una suerte de llamado de atención hacia el cuidado del ambiente.
De entrada, el artista plástico destaca que ninguna obra está terminada (afirmación que podría ser extraña frente a una apertura inminente). Porque, asegura, todas las piezas están sujetas a relecturas constantes y prestas a ofrecer emociones diferentes al espectador con cada visita. De hecho, algunas obras se remontan al 2019, cuando fue concebida la exposición, pero siguen siendo intervenidas hasta hoy por el artista.
Existencia y transformación permanente
Pero «El bosque» no solo busca reflexionar sobre cómo los humanos destruyen la naturaleza para beneficiarse; también habla de la vida y la muerte, de los extremos y de la ausencia. En varias obras se puede apreciar cómo el artista aborda el desprendimiento y la mutación de una cosa a otra.
Ahí entra la creatividad de Baroni: él es capaz de darle una nueva vida a objetos que ya cumplieron su función, pero que guardan en sí mismos historias que revelan el más profundo pensamiento y sentir del artista. También deja ver los procesos naturales del trabajo plástico, mientras el movimiento y la transformación de objetos remiten a la acción.
Comenta Humberto Valdivieso que esta muestra forma parte de una investigación que lleva adelante el Centro Cultural de la UCAB desde hace varios años: «El Centro Cultural tiene, más o menos, una línea donde tratamos de exponer a los jóvenes talentos, pero sin olvidar a los maestros. Esto también forma parte de un proyecto de traer de vuelta a la luz a las grandes figuras del arte. Nosotros hemos tomado el lugar que antes le correspondía a algunos museos, y lo hacemos con humildad y dentro de nuestras posibilidades».
Del trazo en lienzo al tallado en madera
Una de las piezas centrales de la exposición es Réquiem, un piano que pertenecía a la familia Valdivieso, pero que, gracias a encuentros constantes, pasó a manos de Baroni. Así, el instrumento musical atravesó una transformación. Primero por unas polillas y luego por la intervención del artista.
Como el nombre lo indica, se trata de un guiño a la obra de Mozart, pero también al artista plástico y músico John Cage, quien, con una obra similar, declaró la muerte al piano. Réquiem, además, será utilizado para un presentación musical con un distinguido pianista.
Las obras que se exhibirán en la Sala Magis, asegura el curador, cautivarán al visitante. De hecho, Valdivieso afirma que el escultor, incluso sin saberlo, es un artista contemporáneo que trabaja el posthumanismo, corriente del pensamiento que diserta sobre el hombre del siglo XXI y su desenvolvimiento junto con la tecnología y la realidad virtual, pero en el contexto de su cotidianidad.
Pero más allá de la filosofía detrás de la obra, de explicaciones y de objetividad, Valdivieso está convencido de que el arte busca conmover y ofrecer experiencias sensoriales y afectivas al público. «La gente debería llevarse una experiencia consigo. Si eso se logra, Samuel ha triunfado», añade, a la vez que adelanta que, como parte de la alianza que hizo posible la exposición, la universidad recibirá en donación la obra Surcos, pieza del mirandino que formará parte de las instalaciones permanentes que hay en el campus Montalbán.
Por su parte, Baroni prefiere el misterio: se reserva la explicación de las obras y, más bien, se refiere a experiencias de vida: «No me gusta explicar las obras, sino que ellas sean la dinámica de cada quien. El lenguaje que tú sientas que es tuyo, ese te pertenece. Yo no soy el dueño de tu pensamiento y el fluir es una de las cosas más hermosas del ser. Cuando empiezan a poner condiciones, a decir qué es qué, yo digo ‘por Dios, déjenme ser. No me castiguen’. Lo importante es ser más libre cada día», recalca.
Samuel Baroni vive en Caracas, donde sigue trabajando para convertir en realidad sus proyectos creativos. Con una trayectoria de casi seis décadas y exposiciones realizadas en Venezuela, Brasil, Colombia, Ecuador y Estados Unidos, ha recibido importantes reconocimientos, entre ellos el Primer Premio en el III Salón Avellán del Ateneo de Caracas (1975), el Premio Arturo Michelena del XLVI Salón Arturo Michelena (1988) y el Premio al Mejor Conjunto Internacional en el Festival Cagnes-sur-Mer, Francia (1996).
«Yo lo que quiero es vivir mi lenguaje. Y vivir el lenguaje significa sumergirse en las más profundas dudas sobre lo que estás haciendo. Porque es el único modo de lograr algo», finaliza el artista plástico.
La exposición «El bosque» de Samuel Baroni podrá ser visitada hasta octubre de 2022 en la Sala Magis de arte contemporáneo, ubicada en el sótano del Centro Cultural UCAB, en la sede Montalbán de la universidad, de 8:00 am a 6:00 pm. La entrada es gratuita.
♦Texto: Grace Lafontant León/Fotos: Manuel Sardá/Ana Delgado/Grace Lafontant