El dirigente Ramón Jáuregui, quien formó parte del proceso que condujo a España, de la dictadura franquista a un sistema de libertades públicas, ofreció una conferencia sobre el tema, organizada por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB

La transición española estuvo signada por un proceso de exigencia y de presión hacia la libertad, combinado con la negociación con los miembros del régimen militar del general Francisco Franco y una importante colaboración internacional.

Así describió esta etapa de la vida política de España Ramón Jaúregui Atondo, veterano dirigente del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y participante activo en la dinámica que tuvo lugar entre 1975 y 1982 y condujo a ese país, de manera pacífica, de una dictadura militar a una sistema democrático constitucional.

Jáuregui dictó una conferencia en Caracas, el viernes 22 de julio, organizada por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (CEPyG-UCAB), en la que expuso 10 claves que explican el éxito de este proceso, considerado emblemático y ejemplo en todo el mundo.

La charla se enmarcó en el Diplomado en Transiciones Democráticas, que imparte actualmente el CEPyG-UCAB, y fue organizada conjuntamente con la Embajada de España en Venezuela, para abordar en profundidad las transformaciones que viven las naciones en la búsqueda e implementación pacífica de un sistema democrático y rescatar algunas lecciones útiles para la consecución de los cambios.

Voluntad, unidad, consenso, amnistía: factores determinantes

Ramón Jáuregui Atondo (San Sebastián, España, 1948) es abogado e ingeniero. Además de militante del PSOE, fue vicepresidente del Gobierno vasco, ministro de la Presidencia durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y diputado al Parlamento Europeo, entre otros cargos públicos.

En su ponencia, el dirigente recordó que el inicio de la llamada transición española se ubica en 1975, tras la muerte de Francisco Franco, aunque desde el año 1970 «ya el régimen estaba moribundo». Precisó que el proceso tuvo su primer hito en 1977, cuando se realizaron las primera elecciones libres tras más de 30 años de dictadura, y se consolidó en 1982,  con la celebración de comicios generales en los que triunfa el PSOE y su candidato, Felipe González, luego de aprobada una nueva Constitución.

Como primera clave del éxito, Jáuregui Atondo mencionó  la voluntad de las partes. “El régimen franquista quería transitar a la democracia, incluso lo quería el Rey, que era Rey porque lo había nombrado Franco, pero tenía la convicción de que no podía sostener la monarquía si no era en democracia. Además aspiraba a que un sistema constitucional legitimara su reinado”.

El político apuntó la unidad de la oposición como segundo factor determinante. Explicó que en la transición se procuró que todos los partidos estuvieran legalizados, cualquiera que fuera su naturaleza ideológica, porque todos tenían derecho a participar en las primeras elecciones, que se dieron en el 77, y el pueblo, a elegir su representación. “Las elecciones del 77 fueron el comienzo de todo, determinaron quién ganó, quién perdió y qué cuota de presentación tenía cada uno”.

Ante los participantes del diplomado, Jáuregui Atondo mencionó como tercer factor de éxito la redacción de una «Constitución de todos», consensuada. Rememoró que, después de la conformación de las cortes (el Congreso de diputados y el Senado) en junio del 77, se produjo un gran conflicto: ¿De qué manera se transformaba el sistema?, porque los franquistas querían una democracia plena, pero sin rupturas, y la exigencia de la oposición era que las cortes constituyentes elaboraran el nuevo texto constitucional, que luego sería ratificado por los españoles. Finalmente, se logró una Carta Magna aceptada por todos los actores. “La ruptura fue la elaboración de una nueva Constitución”.

Para el abogado, la cuarta razón «filosófica» del éxito de la transición fue la aceptación del otro, “la otredad»: “aceptar que junto a nosotros viven personas que piensan distinto, pero tienen igualmente derecho a defender otro proyecto político. No olvidemos que en España había muchos odios, una memoria muy agresiva. Todas las familias españolas tienen un recuerdo de la guerra; una guerra civil es como un cuchillo carnicero que atraviesa el cuerpo social de un país”.

El perdón del pasado, mas no el olvido fue otra de las claves de éxito que registró Jáuregui Atondo. Evocó la exigencia y promulgación de una Ley de Amnistía, que perseguía la liberación de todos los presos antifranquistas.

“Conseguimos la amnistía y todos los presos salieron. Se decidió que la amnistía también aplicaba a cualquier responsabilidad del franquismo en el pasado. Cuando lo hicimos no pensamos tanto en lo segundo como en lo primero. Pero, no había manera de construir el futuro con ellos, si no era liberándolos de cualquier responsabilidad. ¿Es justo? No. ¿Las paces son justas?, no ,nunca”.

Para el dirigente también resultó fundamental un pacto socioeconómico para abordar el futuro. Eran los años de la crisis del petróleo, teníamos una inflación altísima, había que modernizar la industria. Hoy le llamaríamos un pacto de rentas, para evitar que el elemento que motiva la inflación (precios energéticos, de alimentos o transporte) no se propague a un segundo ciclo de los salarios. Fue un pacto de sacrificios en beneficios empresariales y emolumentos salariales, con promesas de recuperación».

De acuerdo con Jáuregui, la transición española también fue exitosa porque el país resolvió con acierto tres conflictos históricos, que constituyen igual número de claves a tomar en cuenta: la forma de Estado, república o monarquía; las relaciones con la Iglesia y la estructura territorial. Que el PSOE aceptara a la monarquía parlamentaria costó muchísimo”, puntualizó, a la par que sostuvo que “España tiene un modelo de tripas federales, un sistema de autogobierno muy profundo y de competencias muy avanzado”.

Durante su recuento, el exparlamentario culminó refiriéndose al fallido golpe de Estado que se perpetró en el año 1981, el cual intentó acabar con el naciente sistema que se venía construyendo desde 1975. Apuntó que la sedición militar provocó una “reacción social maravillosa”, que unió a todos los partidos en defensa de la democracia. Ese hecho, concluyó, fue el colofón de una «bella historia». “Es la vacuna de la afirmación democrática”.

♦Texto y fotos: Centro de Estudios Políticos y de Gobierno