Para el profesor Douglas Sánchez, técnico del laboratorio adscrito a la Facultad de Ingeniería, la obsolescencia del sistema de potabilización y distribución hídrica está incidiendo en las condiciones del líquido que llega a los hogares. Dijo que la universidad está a disposición de organizaciones y particulares que deseen evaluar las condiciones del agua que consumen
En las últimas semanas, usuarios de redes sociales han reportado un déficit en la calidad del agua que llega por tuberías a las residencias, específicamente en la región metropolitana de Caracas. Cambios en cuanto a la densidad y aspectos sensoriales como el olor, color y sabor han sido los más reportados por vecinos de diferentes sectores de la capital.
Desde el Laboratorio de Ingeniería Sanitaria, servicio de extensión adscrito a la Dirección de Laboratorios de la Facultad de Ingeniería de la UCAB, sus expertos ofrecen una visión científica y pedagógica sobre lo que está ocurriendo con el servicio del agua de Caracas y brindan indicaciones y recomendaciones para los ciudadanos y entes gubernamentales sobre su manejo.
Un país con mucha agua e infraestructura corroída
Según el profesor Douglas Sánchez, técnico del Laboratorio de Ingeniería Sanitaria de la UCAB, los problemas de calidad del agua están asociados a una situación de larga data: la antigüedad de los sistemas de abastecimiento, muchos de los cuales tienen más de 40 años: “No es secreto para nadie que el sistema hídrico venezolano es muy viejo y ha venido en decadencia durante los últimos años, eso, pese a que han habido algunas inversiones y algunas recuperaciones en parte de las plantas de potabilización”.
El educador, especializado en Biología y Química, puntualizó que la antigüedad del sistema de abastecimiento hídrico incide en el suministro, pues las plantas y redes de distribución están diseñadas para unas densidades de población y caudales menores a la demanda actual.
“Irónicamente, este es un país con mucha agua, pero el 85% de la población venezolana está al centro norte del país y esa es el área que menos líquido tiene. Hacia el sur del país es donde hay mayores fuentes de agua, pero hay menos población”, expresó.
A esto se le suman las consecuencias del cambio climático, que ha generado intensos períodos lluviosos o sequías prolongadas, lo que afecta el producto que se potabiliza en el sistema.
“Cuando la distribución no es continua y hay momentos prolongados de sequía, el sistema hídrico puede pasar desde días hasta meses sin dotación de agua; ante eso, las tuberías empiezan a oxidarse y cuando vienen grandes presiones hídricas, lo que hacen es arrastrar todos esos desechos que están en las tuberías y genera que en los hogares llegue el agua con un deterioro en la calidad, pese a que de las plantas puede haber salido en buen estado”.
Un líquido adecuado a la norma
En cuanto a cómo considerar si el agua está en buen o mal estado, desde el Laboratorio de Ingeniería Sanitaria de la UCAB se orientan por los criterios de las «Normas Sanitarias de Calidad del Agua Potable», instrumento regulatorio que establece «los valores máximos de aquellos componentes o características del agua que representan un riesgo para la salud de la comunidad, o inconvenientes para la preservación de los sistemas de almacenamiento y distribución del líquido, así como la regulación que asegure su cumplimiento».
«Una vez el líquido pase por diversos estudios y cumpla los parámetros establecidos, se puede considerar si está apto o no para su uso y consumo», comentó el profesor.
Según la norma, el agua para consumo humano no debe contener virus,
hongos, protozoarios ni helmintos, así como tampoco bacterias coliformes fecales. También debe tener ciertas características de olor, color y sabor, además de un contenido de cloro residual específico.
Sánchez afirma que los problemas que los consumidores están percibiendo actualmente sobre el agua son «de corte organoléptico», es decir, asociados a cómo se distingue el líquido a través de la vista, el gusto y el olfato.
“Algunas de las características que se están percibiendo en el agua tienen que ver con sedimentaciones de las tuberías. Se están generando, químicamente, algunos compuestos, óxidos de hierro, algunos sulfuros que generan olores. A largo plazo, esto es capaz de ocasionar afecciones, ya sea por altas concentraciones de manganeso, hierro, zinc, aluminio u otros metales que, en exceso dentro del organismo, pudieran afectar la salud”.
Renovación de infraestructura y alfabetización hídrica: algunas recomendaciones
Como medidas de prevención y recomendaciones ante la baja calidad del agua, el profesor Douglas Sánchez mencionó dos esferas: a nivel macro, el sistema hídrico venezolano debe pasar por un proceso de actualización; a nivel micro, el foco debe ponerse en instruir a la población sobre el manejo y almacenamiento del líquido.
“Hay que invertir en infraestructura. No solamente recuperar la vieja, si es recuperable, sino hacer inversiones en plantas de tratamiento nuevas que puedan satisfacer la demanda de la población no solo de Caracas, sino de Venezuela”, expresó el docente.
Una opción que, a su criterio, podría contribuir a aumentar la disponibilidad de agua es la reutilización a través de plantas de tratamiento de agua servidas, “con las cuales el líquido pudiera tratarse y ser acondicionado para su reingreso a los cuerpos de aguas naturales; así, cuando entren a las plantas potabilizadoras, la exigencia de potabilización de la planta no sería tan grande”.
El experto advirtió que, para generar soluciones, es fundamental la adquisición de equipos y calificación de personal técnico. Comentó que universidades como la UCAB se han adelantado a estas situaciones, con los servicios de análisis microbiológicos que se ofrecen desde el Laboratorio de Ingeniería Sanitaria, y la instrucción en prácticas sobre el tema dentro del plan de estudios de la carrera de Ingeniería Civil.
Recordó que el laboratorio está a disposición de particulares, organizaciones y empresas que requieran evaluar la calidad del agua que consumen.
“Aquí podemos cubrir una gama grande de revisiones y análisis que aseguran un mínimo de cumplimiento o un cumplimiento de más del 60% de lo que nos indica la norma. Son más de 50 análisis que se hacen: pH, conductividad, dureza, sólidos disueltos, metales… Por supuesto, con las limitaciones que tiene el país para la adquisición de equipos y reactivos químicos”.
En cuanto a la educación de la población, el profesor Sánchez reiteró los consejos preventivos esenciales que pueden seguirse en el hogar. También recalca que la concientización sobre asuntos hídricos pasa por el ciudadano y por las mismas industrias.
“La gente no tiene la capacidad de potabilizar el agua de una manera muy estricta, pero sí hay cosas mínimas que puede hacer, como hervirla o filtrarla. No hay que dejar por fuera educar a la población sobre estos asuntos y sobre quiénes tienen que tomar decisiones para solucionar el problema del líquido, desde el punto de vista gubernamental y empresarial”, finalizó.
Las personas u organizaciones interesadas en los servicios del Laboratorio de Ingeniería Sanitaria de la Facultad de Ingeniería de la UCAB pueden escribir al correo electrónico labsam.ucab@gmail.com. También pueden llamar al teléfono del laboratorio: 0212-407.4409, o al de la Dirección de los Laboratorios de Ingeniería: 0212-407-60.17, y preguntar por el ingeniero Harry Castellanos.
♦Texto: Daniel De Alba Suárez/Fotos: Christian Lazo