El director de la Escuela de Ingeniería Industrial anunció que se está trabajando en la reforma curricular de la carrera para llevarla a cuatro años y adaptar la formación a la industria 4.0, dominada por la tecnología y la automatización. Aseguró que la prioridad seguirá siendo «mejorar los procesos productivos y, al mismo tiempo, hacer el bien»

La filosofía del samurái, inspirada en los guerreros del antiguo Japón, está muy presente en la Escuela de Ingeniería Industrial de la UCAB. De ello se ha encargado el profesor Joao De Gouveía, su director, en los 11 años que lleva en el cargo. «Para mí, samurái significa servicio. Yo siempre estoy ‘al servicio de’, ‘a tu servicio’, y ‘al servicio de otros'».

Graduado de la UCAB en el año 2002, el ingeniero de 45 años es especialista en Gerencia de Proyectos (UCAB), ha hecho diplomados en el área de Competencia y Gerencia Social Ignaciana y fue nombrado director de la Escuela en octubre de 2011. Además, es profesor de las cátedras de prácticas profesionales, donde brinda apoyo a los estudiantes para sus trabajos de grado y capacitaciones en el entorno laboral.

En lo personal, el docente afirma tener preferencia «por lo ordenado, lo lógico, lo innovador y lo orientado a procesos», y destaca su afición por figuras intelectuales relevantes -como René Descartes, Blaise Pascal, Isaac Asimov y el venezolano Jesús Soto-, así como por la saga cinematográfica Star Wars de George Lucas.

«Modernamente, los samuráis se reconocen como jedis. Los conceptos que están en la saga (de La Guerra de las Galaxias), que tienen que ver con el bien y el mal, también están asociados con el servicio; de alguna forma los jedi sirven a la República y al concepto de la galaxia. Y el único lugar donde yo he podido mezclar todo eso es la UCAB».

Para Joao De Gouveia, la universidad es su República: «Es el lugar donde yo he podido poner lo mejor de mí. Incluso, el lema de amar y servir es eso… porque no puedes servir sin amar. Si tu trabajo no es útil, entonces, ¿para qué lo haces? Esa es parte de la filosofía. Por eso trato de hacer que todos en la Escuela se orienten y se guíen con base en esa filosofía. En lo personal, simplemente no pierdo mi tiempo en nada que no sea útil».

Con este preámbulo que da pistas de su sistema de valores, y con el cual ha impregnado a la Escuela de Ingeniería Industrial, De Gouveia comentó los retos que enfrenta esta carrera y la visión con la que se está impulsando desde la universidad. Además de la próxima inauguración de un laboratorio de manufactura flexible, anunció que el plan de estudios está siendo renovado para llevar la titulación a cuatro años.

Profesor, tiene más de 10 años como director de la escuela. ¿Qué lo llevó a asumir este rol y cómo ha sido su experiencia durante más de una década?

«Llegué a la escuela después de estar un año trabajando afuera y me di cuenta de que el mundo empresarial, para ese momento, era muy monótono y repetitivo. Me di cuenta de que lo que yo quería hacer como vocación estaba en la universidad. Y por ello, a lo largo de los años puedes encontrar mi nombre asociado a muchos proyectos: aquí en la Escuela nació el sistema de la calidad, la forma en cómo los estudiantes se inscriben actualmente desde sus casas, la automatización de los planes de clase, los veranos de febrero, el cobro por unidades de crédito (UC)…

Mi mentor, Vicente Napolitano, me recomendó entrar en la escuela como profesor a tiempo completo. Recuerdo que me dijo: ‘finalmente buscaremos que tú puedas hacer eso que siempre hemos pensado: que la universidad sea mejor’. Napolitano falleció y yo llegué al puesto después que se fue, dejando atrás muchas líneas de trabajo. Entre ellas está que Ingeniería Industrial en la UCAB sea la mejor escuela de Ingeniería de Venezuela y la mejor de Latinoamérica. ¿Cómo hacerlo? Logrando que nuestros estudiantes puedan usar la tecnología para mejorar los procesos productivos y, al mismo tiempo, para hacer el bien».

¿Cuáles son los retos del ingeniero industrial del siglo XXI y específicamente del ingeniero industrial venezolano?

«Siempre hay que tener en mente que, en comparación con las otras ingenierías, un ingeniero industrial es un ingeniero un poco extraño. Es ese ingeniero que, al estar conectado con todas las ciencias, tiene que estar al día en todo. Cuando lo comparas con otras ingenierías un poco más tradicionales, el ingeniero industrial comienza a tener conflictos para estar dentro de la ingeniería únicamente. Tiene que estar pendiente del ambiente y del ser humano, pendiente de la modernización, pendiente del proceso productivo y de la gente que en ellos participa, así como debe estar pendiente de las tendencias.

A los estudiantes de primer semestre les digo que el ingeniero industrial es un superhéroe; no desde el punto de vista arrogante, sino porque tiene un gran poder, que es el conocimiento (…) Les digo que cuando se vean el espejo se vean una S en el pecho: una S de ‘solucionólogo’. Por ello, considero que para el ingeniero industrial los problemas no son problemas, sino la oportunidad para resolverlos.

Otra cosa que me gustaría destacar es que el ingeniero industrial jamás trabajará solo. Es imposible, porque al atender todas las áreas tiene que acudir a las personas que saben e incluso, reconocer cuándo no sabe. El ingeniero es ese personaje multifacético que tiene la capacidad de hacer ir del punto A al punto B, donde el punto A es el problema y B es la solución. A veces puedo tener el liderazgo y a veces lo puedo ceder, y simplemente no hay ningún problema, porque el trayecto es lo que nos importa».

¿Podría hablar sobre la reforma curricular que se está preparando para la carrera?

«Eso tiene sus razones. Tradicionalmente en Venezuela las carreras de ingeniería, sin importar cuáles sean, siempre se han dado con un alto componente teórico y muy poco práctico. En su propia naturaleza, la ingeniería industrial no te permite seguir manteniendo ese esquema. Hay que ir a un esquema donde el estudiante tenga la posibilidad de conocer, con un 60% de práctica, lo que se va a encontrar en la calle. También hay que considerar que el ingeniero industrial tiene que estar en constante evolución, no puede esperar que la tecnología se vuelva obsoleta para conocerla en su totalidad. Hacer eso actualmente no se puede; el mundo va demasiado rápido y la tecnología es lo que está impulsando todos los cambios (…) 

Con esto en mente, hemos notado que no son necesarios los cinco años de estudio. No porque estoy recortando el contenido, sino porque estoy haciendo la experiencia más eficiente. Desde la Escuela hicimos un análisis y descubrimos que podemos concentrar en unos 3 primeros semestres, de una carrera de 8 semestres, todo lo relacionado a la ingeniería básica, y luego todo lo demás tiene que ser sobre la industria 4.0. ¿Qué hacemos y qué buscamos con esto? Hacer una malla curricular equilibrada con los contenidos esenciales, los contenidos que son tendencia a nivel mundial y las necesidades del estudiante».

¿Qué tópicos se incluyen en la nueva malla curricular?

«Vamos a tener desde automatización de procesos, manufactura flexible y proceso de manufactura asistido por computadora, hasta control numérico, redes de neuronas y temas nuevos como análisis por Big Data y Analytics. Todos van a ser temas que puedas aprender dentro de las aulas y no fuera de ellas. Esto lo estamos haciendo de forma inteligente, haciendo que más del 40% de nuestra malla curricular sea transversal, siguiendo la naturaleza conectora de la ingeniería industrial, para que podamos tener contacto con otras carreras como con chamos de Administración de Empresas, que también tienen que ver los procesos productivos, por ejemplo. Esa permeabilidad también puede impulsar temas más motivacionales, como la actitud. El ingeniero industrial no ve problemas, ve soluciones. ¿Por qué no trabajar juntos, desde otras carreras, para dar lo mejor?».

¿Qué puede compartir sobre el proyecto de salidas intermedias para los estudiantes de Ingeniería Industrial? 

«Hace un año desde la Escuela hicimos un análisis que fue solicitado por el vicerrector académico, a propósito de revisar la posibilidad de que los estudiantes puedan egresar como técnicos superiores. Nos dimos cuenta de que con la malla actual, sin la renovación curricular, es imposible: con asignaturas de cinco y seis horas de clase a la semana, prácticamente el técnico tendría que estudiar más de la mitad de la carrera para poder graduarse en menos tiempo.

Ahora, con la malla curricular nueva existe la posibilidad de que a la mitad de la carrera, es decir en dos años y medio, el alumno pueda tener los conocimientos suficientes para trabajar en ciertas áreas de Ingeniería Industrial. Sobre ese proyecto aún hay que afinar detalles, porque estamos trabajando en la malla curricular. Aspiramos que el estudiante, una vez graduado como técnico superior y dentro del campo laboral, sea lo suficientemente autosustentable económicamente para poder, si lo desea, terminar su carrera completa».

Laboratorios, certificaciones: una carrera en constante evolución

«En esta escuela está prohibido quedarse estancados frente a un mundo cambiante y cada vez más tecnológico, globalizado y automatizado». Esta es la visión con la que, según Joao De Gouveia, se trabaja en la dependencia que dirige.

A propósito del Plan Estratégico UCAB 20-23, hoja de ruta que guía a la universidad para responder a las necesidades actuales de la educación superior y el sector laboral, De Gouveia señaló que la Escuela ha venido apuntalando la diversificación de la oferta formativa y la conexión con otras organizaciones.

Por ejemplo, a finales de 2020 se puso en marcha el Laboratorio de Prototipismo e Impresión 3D, en el cual se ofrece a los alumnos de la carrera la oportunidad de aprender sobre diseño y producción asistidos por computadora. El espacio también se convirtió en el primer centro nacional de impresión de piezas en tercera dimensión, a disposición del sector empresarial y particulares que requieran este servicio.

Además, desde allí la Escuela ha desarrollado certificaciones de corta duración, dirigidas al público general, que permiten a quienes las cursan obtener en tres o cuatro meses habilidades técnicas para insertarse rápidamente en el mercado de trabajo.

Como parte de ese proceso, De Gouveia anunció la próxima apertura del Laboratorio de Manufactura Flexible, diseñado para apoyar el aprendizaje sobre procesos de producción ajustables en función de los requisitos de los clientes.

El profesor espera que este espacio arranque operaciones para el mes de febrero de 2023 y, así, ofrecerlo tanto para la formación de los estudiantes como para las empresas que deseen capacitar a sus trabajadores en esta área; la idea es seguir demostrando que desde la UCAB se apuesta por la innovación y la vanguardia:

«La escuela quiere estar inmersa en la industria 4.0, que está asociada a la automatización y a todo lo que se aprecia en las películas de ciencia ficción. Aquí estamos buscando que esto esté al alcance de los estudiantes. Queremos que dejen de aprender por videos de YouTube y aprendan directamente de equipos que se van a encontrar en el campus... Coyunturas como la pandemia nos frenan, mas no nos detienen. Es como poner en pausa una máquina, mas no apagarla», concluyó.

♦Texto: Daniel De Alba Suárez/Fotos: Manuel Sardá


*Esta entrevista forma parte de la serie #DesafíosUCAB2023 de ElUcabista.com, donde comparten las impresiones de los directores de las escuelas de la UCAB, en temas vinculados a la formación profesional en el contexto actual y las líneas de trabajo que se adelantan desde la academia para mantenerse a la vanguardia, de cara a los 70 años de la institución.

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