Después de 45 años de trayectoria como operador de sonido del estudio de radio de la Escuela de Comunicación Social, Rubén Darío Rincón se acogió recientemente al beneficio de jubilación. Acá una entrevista-semblanza en su honor

El silencio se apodera de la cabina. El técnico de sonido da la señal y comienza la cuenta regresiva. «Van en vivo en 3, 2, 1…» La luz roja se enciende, las voces de los locutores cobran vida y se da inicio al programa.

Para el profesor Rubén Darío Rincón, conocido como «El Gato», el guion es su partitura y la consola su batuta. Su trabajo, como operador de sonido del estudio de radio de la UCAB-Montalbán, consiste en acoplar los efectos sonoros y la música de cada programa que preparan los estudiantes de la Escuela de Comunicación Social como parte de su formación. La radio se transforma en su orquesta y él es el director encargado de alcanzar la armonía para los radioescuchas.

Su labor no es apretar, subir y bajar botones en un equipo. Consiste en darle vida a un texto para transformarlo en un buen producto radiofónico. Para él, cada momento debe ir acompañado de un efecto de sonido o un fondo musical que sea congruente con la intención de lo que se quiere comunicar: “No es venir con un guion a hacer un trabajo, es el cómo se va a realizar ese trabajo”, recalca el profesor a sus estudiantes.

Después de más de 50 años en Caracas, ya nada queda de ese acento que delate que «El Gato» es oriundo del estado Zulia. No se molesta cuando lo llaman «maracucho» por la impresión del descubrimiento. Sin embargo, no desaprovecha la oportunidad de corregir y comentar que él es zuliano, porque los maracuchos son los capitalinos.

Su interés por la radio se inició a tan solo dos cuadras de su casa, en el municipio Machiques. Allí quedaba la emisora Mara Maracaibo en donde, desde adolescente, pasaba sus tardes recorriendo la estación y conociendo los equipos de sonido, hasta que inevitablemente se enamoró del oficio.

Tan enigmático como su consola

Al entrar a la “Cabina de El Gato”, bautizada así en su honor por las autoridades de la Escuela, una consola de veinte canales ubicada en el centro del estudio se roba, por sí sola, todas las miradas de cuantos pasen por el lugar. A los estudiantes el equipo los intimida; para muchos, es un enigma lleno de controles indescifrables que se asemeja más al tablero de un helicóptero que al de un estudio de radio.

Serio, silencioso y de expresión severa, casi tan enigmático como su consola, el profesor Rincón es de esas personas que los estudiantes piensan dos veces antes de acercársele. De primeras impresiones engañosas, bastan pocas palabras de «El Gato» para destruir esa concepción equivocada.  Reconoce que de aquel profesor de antaño -que era tan estricto y hacía llorar a los estudiantes- ya nada queda. Ahora con un guiño coqueto asegura: “siempre me pongo del lado de mis alumnos”.

 

Una trayectoria entre la música, las noticias y la jocosidad

La oportunidad de trabajar en la UCAB llegó en 1978 cuando el profesor Marcos Reyes Andrade, quien ya conocía su trabajo en la programación de Radio Tropical, le ofrece un puesto como técnico de sonido en el estudio. «El Gato» cuenta la anécdota sin muchos rodeos o sentimentalismos: “Un día me dijeron ‘Rincón, vamos a La Católica que se está necesitando un técnico’ y así fue como vine, se dio y así ha sido hasta el momento”. Desde esa propuesta han pasado 45 años.

La experiencia del profesor Rincón no se limita solo al campus. Ha trabajado como técnico de sonido desde 1967 en Radio Tropical, en donde en la actualidad también se desempeña como gerente de la programación. Aunque esta emisora es de estilo musical y noticiarios, explica que también colaboró por algunos años como técnico en radionovelas y en la versión radiofónica de «Radio Rochela» (legendario programa humorístico que transmitió por décadas la extinta televisora RCTV)

Aun cuando no lo reconoce e insiste en que disfruta trabajar en todo tipo de programas, una risa descarada lo delata y hace más que evidente que sus shows favoritos son aquellos en los que hay a lo que él mismo se refiere como “jocosidad”.

Una familia de apodos

Los que llegan, los que se van, profesores y personal administrativo todos lo conocen como “El Gato”; quizás algunos hasta olvidaron su verdadero nombre. Sin embargo, su apodo responde más a una coincidencia familiar que a una característica de su personalidad.

Su hermano, que trabajaba para Radio Capital, era conocido como «El Gato Rincón». Un día el dueño de emisora, el fallecido Oswaldo Yepes, visitó la UCAB y al verlo en la cabina lo saludo diciendo: “Oye, Gato”. El profesor se encoge de hombros comentando: “Y Gato quedé”.

La magia de hacer radio

La mayor satisfacción dentro de la carrera del profesor Rincón es que el amor por la radio se lleva en la sangre, lo cual le ha permitido compartir cabina con su descendencia. Aunque egresados de la UCAB en distintas áreas a la Comunicación Social, dos de sus tres hijos lo ayudan con la producción y locución de algunos programas en Radio Tropical.

Para «El Gato» la radio se vive día a día, programa tras programa. Los 45 años de experiencia en la universidad no le han borrado la humildad y afirma que cuando entra a la cabina siempre termina aprendiendo algo nuevo de los equipos con los que trabaja. Tampoco duda en admitir que todavía se pone nervioso y teme equivocarse cuando la luz roja se enciende y van vivo y que, de vez en cuando, si el guion es muy complicado se pierde y debe hacerle señas al productor para que le recuerde por dónde van.

Su trayectoria le ha enseñado que la magia de la radio está en el trabajo en equipo, en poder integrar las visiones de productores, locutores y técnicos, y a partir de toda esa información hacer una buena producción. Lo cual afirma, no siempre resulta un trabajo sencillo.

Una vocación que no le permite retirarse

El retiro no es un término al cual «El Gato» le tenga particular cariño. No deja que esa afirmación defina su futuro y explica que, aunque se acogió al beneficio de jubilación, seguirá trabajando como técnico para Radio Tropical y en producciones especiales dentro de la universidad. Tampoco duda en ponerse a la orden para aquellos alumnos que necesiten de su experticia. Estar al servicio de los estudiantes en la radio es una vocación que no le permite retirarse.

El profesor Rincón ha visto emisoras ir y venir, ha sido testigo de la evolución de la radio y de su posterior censura desde 1999; ha sobrevivido a las amenazas de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) y al desinterés que, afirma, a veces percibe de las nuevas generaciones. Sin dejar espacios para los cuestionamientos, una seguridad absoluta lo invade e insiste en que “la radio seguirá siendo radio porque somos nosotros. Sacan esto y aquello, pero no han podido matarnos. Ahí estamos”. El profesor recuerda que, al final del día, el primer oyente que tiene un locutor siempre será su operador.

A Rubén Darío Rincón la consola lo transforma y lo convierte en puro entusiasmo y pasión, con el brillo en los ojos de un niño con juguete nuevo, mientras explica la diferencia entre el sonido estéreo y mono. En la cabina suena Woman de John Lennon, «El Gato» se ubica frente a la consola y empieza a dirigir una orquesta vacía con su batuta. Mueve algunos controles y la música ya se escucha diferente. Se detiene para explicar que ahora la batería suena más del lado izquierdo y la guitarra del derecho, mientras que la voz de Lennon se pasea con sutileza por ambos lados. «Una ventaja del sonido estéreo», comenta. El dicho cobra sentido: “Por eso la música suena mejor en la radio”.

♦Texto: Valentina Córdova Peña, estudiante de 9no semestre de Comunicación Social/Fotos: Alejandra Briceño