Egresada de la Escuela de Comunicación Social en el año 2008, con su productora Clas ha desarrollado espectáculos de alta factura y calidad internacional, entre ellos cinco musicales, así como festivales y eventos corporativos. Su más reciente montaje fue «Los Miserables», en el Teatro Teresa Carreño, en su segunda temporada

A Claudia Salazar (Caracas, 1985) le va bien en el mundo del espectáculo. Una vez graduada de bachiller en la Escuela Campo Alegre, donde pudo explotar su pasión por las artes, la caraqueña de 37 años nunca pensó en formarse fuera del país, a diferencia de sus compañeros de clases. Por eso se matriculó en la Escuela de Comunicación Social de la UCAB, de donde egresó en el año 2008. 

Empezó a trabajar en el mundo del Show Business en sus últimos semestres de la carrera: desde la modesta asistencia de producción en Palo de Agua Producciones, donde tomó apuntes de los mejores espectáculos desarrollados en Venezuela a mediados de los años 2000, hasta cargos directivos en su propia casa de desarrollo teatral, Clas Producciones.

Este 2023, la comunicadora social y su equipo cumplen 10 años de llevar al mundo de las tablas venezolanas e internacionales un listado de espectáculos, entre los que destacan éxitos del teatro musical anglosajón -como Godspell o Casi Normal- y producciones originales como Piaf: Voz y Delirio.

Recientemente, la comunicadora volvió a llenar el Teatro Teresa Carreño de canto y poder escénico, con un espectáculo que en el año 2019 catapultó a Clas al reconocimiento entre los venezolanos: la segunda temporada de Los Miserables, réplica del premiado musical inspirado en la novela de Víctor Hugo. 

Sobre su trayectoria profesional, sus hitos y sus tropiezos, así como su paso por la UCAB, Claudia Salazar compartió algunos detalles en esta entrevista para la serie #UcabistasExitosos.

Un sueño vuelto realidad, en el Teresa Carreño

En el año 2017, Claudia Salazar se atrevió a montar en Venezuela un musical que, con más de 30 años, ha sido representado en más de una decena de países y que ha sido receptor de múltiples galardones especializados, como el Laurence Olivier Award, el Drama Desk Award y el Tony Award: Los Miserables (Les Misérables), obra basada en el texto de Víctor Hugo estrenada en septiembre de 1980 en París y con múltiples producciones globales desde 1985, y pieza que marcó a Claudia a los 13 años cuando la vio por primera vez en Broadway. 

Después de un arduo proceso para pedir los derechos teatrales, reunir al equipo tras bastidores y definir el mejor elenco posible, la versión venezolana de Los Miserables fue gestada en un total de dos años para ser estrenada en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño en diciembre de 2019, bajo la dirección escénica del argentino Mariano Detry y la conducción de orquesta, la Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, de la maestra Elisa Vegas.

En el 2023, casi cuatro años después de un éxito arrollador que marcó pauta en la escena teatral venezolana, Salazar decidió repetir la hazaña y volver a montar el show con el mismo equipo, aunque con algunas mejoras en la iluminación y el diseño de sonido. “Hacer Los Miserables es, sin duda, el proyecto más grande que se puede hacer y el proyecto más importante que puede ser tengamos hasta ahora en la historia de Clas y en mi carrera personal”, aseguró la comunicadora ucabista.

El sello de calidad de la productora y el cariño con el cual se ha llevado a cabo la pieza en Venezuela se evidencia en los detalles: con más de 30 actores e interpretes en escena, el montaje incluyó una orquestación más grande que en producciones internacionales, con un total de 32 instrumentos autorizados por Claude Michel Schönberg, autor musical de la obra.

Asimismo, la pieza venezolana contó con apoyo de personal de escenografía, maquillaje y peinado de versiones de «Les Mis» en otros países, así como la bendición de Cameron Mackintosh, legendario productor de Broadway y uno de los ídolos de Salazar.

Sobre el público venezolano, ella considera que el efecto que pudo dejar la representación de la pieza supera su orgullo por lograr uno de sus sueños“Más que hacer algo mejor que Los Miserables, en Clas queremos mantener esa calidad en cualquier proyecto que abordemos. Es difícil sin duda, la gente va a esperar mucho. Pero lo importante es que el público está lo suficientemente educado para entender que el espectáculo es capaz de trascender de una manera distinta a cualquier otro”. 

Como productora teatral, Los Miserables le valió a Claudia hacerse un nombre en el ámbito teatral venezolano, especialmente habiendo estado al frente de este proyecto en dos ocasiones y en momentos álgidos en el país. En 2020, cabe destacar, recibió el premio a Mejor Producción por la Asociación Venezolana de Críticos de Teatro (AVENCRIT).

“Los Miserables nos dejó en Clas un piso muy sólido para poder seguir apostando por Venezuela y desarrollar otros proyectos. En lo particular, me ha enseñado una metodología de trabajo muy importante, pero también me ha demostrado que tenemos todas las capacidades y todo el personal -humano y técnico- para poder seguir cumpliendo con proyectos como estos”, compartió.

«La Católica» como primera y única opción

“Desde muy temprana edad sabía que la manera de llegar al espacio a donde quería estar era estudiando esta carrera y con la Católica siempre como primera opción”, recordó Claudia Salazar quien, antes de sus aventuras teatrales, fue estudiante de Comunicación Social en la UCAB entre 2003 y 2008.

En esta casa estudió en el turno de la tarde, mientras trabajaba como auxiliar de preescolar y dictando tareas dirigidas. Entre los recuerdos que atesora están sus clases de teatro de la mano de los profesores Virginia Aponte y José Rafael Briceño -años más tarde, su futuro colega. Recalca su admiración por la profesora Elisa Martínez, “una mujer que me ayudó a desarrollar ese carácter que, hoy en día, es imprescindible para el desarrollo y quien soy como profesional” y recuerda con afecto a su tutor, Roberto Rodríguez, con quien desarrolló como tesis de grado un ensayo fotográfico sobre un circo.

En el campus de la UCAB, Claudia conoció a Mariana Marval, amiga y actual socia en futuros proyectos, quien pudo reconocer en ella -además de su amor por el teatro musical- sus habilidades como productora nata. “Fue ella quien me recomendó para mi primer trabajo profesional, en Producciones Palo de Agua, cuando aún estaba en mis últimos semestres de carrera”.

A diferencia de sus compañeros de colegio y universidad, irse de Venezuela nunca fue una opción. Además de considerarse una mujer «muy familiar» y cercana a su núcleo, tenía una misión que quería cumplir en el país: 

“Irme nunca fue una opción. Mucho de lo que soy como ser humano se lo debo a todo lo que me ha pasado en el país. Para mí, hacer y descubrir lo que más me gustaba aquí era lo más importante, y además entendiendo que como venezolana tenía una misión de hacer país, que sigue siendo parte de mi misión como profesional y, enormemente, en mi desarrollo como mujer”, confesó.

Obras y sueños cumplidos sobre las tablas

Trabajar en Producciones Palo de Agua, junto con el productor Yair Rosemberg y el director Michell Haussmann, aun estudiando su carrera, representó en Claudia un “super privilegio” y una señal de que estaba bien encaminada en sus planes de vida. Allí formó parte del equipo de producción de varias obras de Broadway traídas al país -como Jesucristo Superestrella, Los Productores, El Violinista y Sobre el Tejado- así como conciertos de artistas musicales como Jorge Drexler y Jarabe de Palo.

“Ya había conseguido mi pasión, mi llamado… Tuve que hacer mucho equilibrio en mis obligaciones, pero fue una experiencia nutrida porque pude desenvolverme mejor en la universidad, en el trabajo, y aprendiendo lo visto en aulas, en la vida real”.

En 2010 monta, con su propia productora Escena Plus, la versión local del emblemático musical La Novicia Rebelde. A pesar de ser un éxito que giró por dos años en tres estados del país, “fue un proyecto que siento no estaba preparada para hacer; no tenía la madurez necesaria como para enfrentarlo. Diría que salió adelante gracias al equipo maravilloso de personas con quien me apoyé”.

Luego de ser estafada por su pareja, crea su productora Clas, en el año 2012. Nunca desistió en su meta: “Después de ese tropiezo, mis ganas de hacer esto nunca fallecieron. Más bien, me acercaban a hacer esto el resto de mi vida, tomando riesgos y asumiendo algunas derrotas; pude reencontrarme con la niña de 13 años que vio un espectáculo en Broadway por primera vez y que supo que eso era lo que quería hacer toda su vida”. 

En 2014, Claudia decide emprender en la formación de artistas de artes escénicas junto con su socia Mariana Marval -formada en esta área en Londres- con “La Escuela, Teatro Musical en Caracas”: “Nacimos como una respuesta a formaciones y programas de formación teatral más completos. Actualmente estamos en la búsqueda de una sede física propia para poder hacer de esto un proyecto que pueda abarcar más alumnos y dar la posibilidad a más pequeños; de menor edad hasta más grandes”.

Además de las dos temporadas de Los Miserables, en los últimos diez años el equipo de Clas ha desarrollado las siguientes producciones: Godspell, Casi Normal, Diario de una Bruja Enamorada, Piaf: Voz y Delirio (una producción original, con giras internacionales y dos temporadas, inspirada en la vida de la cantante francesa Edith Piaf), Sinfonía Desordenada, Hamlet, así como festivales como el Reto Saca El Pecho de la Hacienda Santa Teresa y eventos corporativos. 

“Los 10 años de Clas han estado nutridos de muchas cosas. Creo que la fórmula es, y la hemos afinando cada vez más, es lograr el equipo ideal que nos permita abordar proyectos grandes; que nos permita atenderlos de la mejor manera, con la mayor eficiencia y sabiendo que toman una gran cantidad de trabajo insólita. Tenemos muchísimo por crecer. Nuestra meta ahorita es lograr hacer dos musicales al año y otros espectáculos entre uno y otro porque, sin duda, son proyectos muy ambiciosos a nivel económico que requieren de una estructura que nos permita operar todo el año sin estar necesariamente en temporada”.

Espectáculos en Venezuela: un camino en construcción

Hacer Broadway en Venezuela es una tarea a largo plazo y Claudia Salazar está consciente de ello. Por eso, prefiere ser paciente y entender que en Venezuela existe la posibilidad de producir y hacer una industria, un paso a la vez. 

«No pretendo que sea mañana que ya nosotros tengamos una calle llena de teatros, pero sí siento que estamos cada vez más en el camino correcto y que eventualmente eso será una realidad. Tenemos absolutamente todo: talento artístico, capacidades técnicas… Solo nos falta disciplina y que todos creamos en esto, desde las empresas privadas hasta los patrocinadores. Este tipo de proyectos trascienden de una manera diferente y, sin duda, nos pueden dejar muchísimo más», compartió

Dicha disciplina que Claudia comenta es la misma que espera se desarrolle entre los estudiantes de la UCAB y futuros comunicadores sociales que decidan emprender en la producción de espectáculos. Es un oficio bastante complejo. Aquellos que se quieran dedicar a esto les recomiendo ser muy flexibles, saber delegar obligaciones y ser ordenados. Un comunicador cuenta con estas herramientas, especialmente al llevar equipos de trabajo tan grandes. Y debo decir que mi paso por ‘La Católica’ me dejó eso, además de la oportunidad de prepararme para enfrentar hoy en día nuevos retos”.

Claudia Salazar finaliza comentando que en Venezuela no es imposible vivir del oficio creativo; es un camino que se sigue labrando. Está consciente de vivir en un contexto atípico para producir teatro, pero da fe que “todos podemos ser parte en hacer del camino de la producción teatral, un camino exitoso que especialmente exista”, con una talla inspiradora e internacional.

♦Texto: Daniel De Alba Suárez/Fotos: Cortesía Claudia Salazar


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*Los alumnos o profesores que deseen postular a algún ucabista exitoso, pueden escribir a los correos electrónicos [email protected] ó [email protected]

#UcabistasExitosos: Emiliana De Oteyza, una psicóloga que orienta vocacionalmente a jóvenes en Europa