En su séptima edición, el programa de inserción socio comunitaria de la universidad llevó a más de 100 estudiantes de distintas carreras a aprender y compartir en contextos vulnerables. En esta ocasión, participaron alumnos de las sedes de Caracas y Guayana
Del 11 al 18 de marzo, un total de 150 estudiantes de distintas carreras de la Universidad Católica Andrés Bello se adentraron en comunidades rurales en ocho estados del país, esto como parte del programa de inserción social comunitaria PAZando 2023.
El proyecto lleva siete ediciones, desde el año 2015, y es uno de los seis más demandados que se ofrecen en la Dirección de Identidad y Misión (DI+M) de la UCAB, unidad institucional dedicada la promoción de los valores ignacianos de servicio y vocación.
Su filosofía se ha mantenido: poner en contacto a estudiantes de la casa de estudios con una realidad que desconocen, para que puedan ser generadores de cambio por medio de acciones a largo plazo desde sus áreas de formación, recorridos personales y habilidades particulares.
Diez territorios impactados en servicio
Rafael Mendoza es sociólogo y coordinador de los programas de Liderazgo de la Dirección de Identidad y Misión de la UCAB. Como responsable de PAZando, ve en el programa una constante actualización con cada cohorte, y destaca los nexos y vínculos que se generan entre los participantes cada año como inspiración para seguir.
Si bien el impacto puede ser limitado, por la brevedad del programa, el objetivo sigue siendo el mismo:
“Lo positivo del programa es la conexión entre estudiantes, la conexión con los aprendizajes académicos y por supuesto la experiencia que en el fondo es una vivencia. Otro de los elementos fundamentales es la bitácora con la que se establece una ruta y un proceso de trabajo que no es fácil y que requiere de grandes cuotas de reflexión. Optamos por trastocar la realidad del futuro profesional, con el propósito de enriquecer y establecer lazos con su sociedad, a nivel para pensar el país que queremos”, aseveró Mendoza.
En esta edición, los más de 100 jóvenes participantes fueron ubicados en 10 grupos, cada uno de los cuales visitó una comunidad: El Nula y La Guanota, en el estado Apure; Macapaima, en el estado Anzoátegui; Masparro (Barinas); San Javier del Valle y Tovar, en el estado Mérida; Cottolengo (Lara); Santa Catalina, estado Delta Amacuro; El Playón (Portuguesa) y El Palmar, en el estado Bolívar.
Formación previa para «amar y servir»
Este año la inserción se realizó con estudiantes de ambas sedes de la UCAB, Caracas y Guayana, quienes tuvieron presencia en las regiones respectivas de Bolívar y Anzoátegui:
“Todas las comunidades son elegidas por la funcionalidad e impacto social que tienen ciertas instituciones que operan y hacen vida en ella. Eso hace que PAZando sea un programa que se sume a actividades que se estén desempeñando en una comunidad, que sean ordinarias pero de impacto en la comunidad en la que se inserta el programa”, agregó Mendoza.
Las experiencias de preparación para PAZando son “muy necesarias” y consisten en formación en tres pilares: primeros auxilios, recreación y abordaje comunitario.
“Estas formaciones hacen que los jóvenes de cada comunidad se conozcan, y que gestionen los recursos que cada grupo tiene para desarrollar dinámicas en la zona a donde se dirigirán”.
Una cuarta formación consiste en la escritura de crónicas vivenciales, anualmente publicadas en El Ucabista: “con esto hacemos que los alumnos relaten o reporten sus experiencias y dejen memoria viva de lo que fue estar en sus comunidades específicas”.
Desde la Dirección de Identidad y Misión aspiran que los grupos de las comunidades de PAZando desarrollen proyectos de impacto, después de la experiencia y con base en las necesidades de cada espacio:
“Sembramos una semilla cada año y queremos ver de qué forma se puede regar y florecer. Cada año nos reinventamos y replicamos prácticas que hemos tenido desde el inicio, siempre en constante adaptación al contexto del participante y, por supuesto, al de la comunidad en la que se hace la inserción”, cerró Mendoza.
Un brinco de la zona de confort
Desde que inició su camino en la UCAB, como estudiante de la Escuela de Ingeniería Informática, Roselena Vásquez siempre había querido participar en el programa PAZando. Tras un cambio de carrera y cuatro años de formación en Comunicación Social, la joven decidió salirse de su zona de confort.
“Recuerdo que me enteré de PAZando en 2017, en una feria de agrupaciones. Siempre lo vi como un sueño que algún día iba a cumplir. Estaba muy temerosa de no tener las capacidades para enfrentar una situación así, fuera de mi casa; sin embargo, después me atreví viendo que si no lo hacía ahora, después sería imposible”, comentó la joven de 24 años, actualmente en su séptimo semestre.
Para enero de 2023, Roselena ya se preparaba con talleres formativos para visitar una de las comunidades que más ha perdurado dentro del programa: la casa hogar «Pequeño Cottolengo Don Orione», ubicada en el estado Lara, donde conviven 90 hombres y mujeres en situación de abandono y vulnerabilidad psicológica. “De cuerpo son adultos, pero de espíritu son niños”, expresó.
“‘El Cotto’ es una enseñanza (para vencer) los prejuicios que uno tiene. Usualmente la gente se suele intimidar por esta comunidad, por los estigmas que se suelen tener hacia las personas con salud mental comprometida. Y después de ir y palpar así sea por poco tiempo su situación, entiendo que la comprensión es clave. Que este refugio y esta contención que brindan las maestras, los terapeutas y los curas allá no es gratis en un país como Venezuela”.
Su grupo fue pequeño: cinco ucabistas, más un acompañante de la Dirección de Identidad y Misión. Con ellos, Vásquez participó en actividades de aseo, alimentación, acondicionamiento de espacios, terapias físicas y educación dentro de la casa hogar del estado Lara, una de las seis sedes de este tipo alrededor del mundo.
“Lo primero que nos dijeron es que los que viven en Cottolengo se valen de la gracia, ante las carencias. Dentro de sus vulnerabilidades, necesitan actividad y que te rías con ellos”.
Para Roselena es duro pensar que “esa semana que como grupo vivimos, es el día a día de ellos como comunidad”; sin embargo, se queda con las experiencias positivas recogidas.
“Algo muy curioso es que uno piensa que va a PAZando a dar cosas y a dejar todo de sí mismo, cuando son los miembros de cada comunidad los que te terminan enseñando de todo. Tú vas con las manos vacías y te regresas lleno de aprendizajes”.
La sensibilidad y el compromiso social son valores que PAZando, como programa de inserción, dejó en Roselena para el resto de su trayecto ucabista y para su desempeño a largo plazo como comunicadora.
“Es algo que tienes que experimentar como estudiante de la UCAB. Siento que es la experiencia perfecta para darte cuenta cuál es tu misión en la carrera y en tu vida”, finalizó.
Los interesados en conocer más sobre PAZando pueden seguir la cuenta de la Dirección de Identidad y Misión de la UCAB en Instagram: @ucabmagis.
♦Texto: Daniel De Alba Suárez/Fotos: Manuel Sardá (retratos) y cortesía Dirección de Identidad y Misión UCAB