El director general de Cultura deja claro que lo que se propone hacer, en el cargo que ocupa desde el segundo trimestre de 2023, no implica un giro rupturista o un cambio de rumbo, sino que apunta a trabajar en conjunto la formación integral del estudiante, la participación de la comunidad ucabista en los programas culturales y el diálogo con las necesidades que, en esta materia, tienen las comunidades vecinas y el país
En octubre de 2023, la Universidad Católica Andrés Bello celebrará su aniversario número 70. Como todo organismo vivo, demanda ropajes nuevos a medida que crece. Justamente, en esa labor de diseño anda la Dirección General de Cultura, a cargo del padre Dizzi Perales, S.J., quien recibió esa asignación de parte del rector Arturo Peraza, S.J., y las demás autoridades universitarias, luego de su nombramiento en mayo de este año.
Tras meses de análisis, y en conversación con las autoridades y unidades de planificación y gestión de la UCAB, Perales presentó un plan de reestructuración que redimensiona los objetivos del quehacer cultural ucabista y que «reconoce todo lo hecho, desde el agradecimiento y el deseo de seguir trabajando juntos».
El proyecto, adelanta, procura avanzar en los planes de formación y creación artística, en función del trabajo conjunto con los aliados, y fortalecer los programas de extensión cultural, dialogando con otros actores de la ciudad y acompañando a las agrupaciones culturales de la universidad, algo que -dice- toma una mayor relevancia en estos momentos.
Diálogo interno y con las comunidades
Con estudios en filosofía, teología, gestión cultural y artes circenses, Perales ha sido socio provincial en la Compañía de Jesús, coordinador general de la Región Apostólica Interprovincial en la Frontera Colombo Venezolana (RAIF) en Táchira-Apure, además de coordinador de Arte y Cultura de la Universidad Católica del Táchira (UCAT).
Sobre la reestructuración que puso en marcha, tiene previsto que en diciembre el equipo de la Dirección General de Cultura presente los programas de las diferentes coordinaciones, atendiendo a los lapsos de planificación previstos en este nuevo período.
El sacerdote resalta la palabra diálogo como parte fundamental del proceso. Deja claro que lo que se propone hacer no implica un giro rupturista o un cambio de rumbo —«no estamos cambiando de dirección, sino afinando objetivos»—, sino que apunta a trabajar en conjunto la formación integral del estudiante, la participación de la comunidad ucabista en los programas culturales, y dialogar con las necesidades que en esta materia tienen las comunidades vecinas y el país.
Se trata, dice, de «ahondar en toda la experiencia desde los temas de extensión cultural —atención de niños y jóvenes en el acompañamiento y acercamiento a las artes —; la programación de las propuestas artísticas y creativas de la comunidad universitaria y de las comunidades, así como todo el tema patrimonial de la UCAB».
La propuesta de reestructuración de la Dirección General de Cultura fue aprobada por el equipo rectoral el 16 de julio pasado y pronto será llevada al Consejo Universitario.
«Los planes no se detienen, los estamos asumiendo, el diálogo con los artistas ha sido muy enriquecedor para la universidad y las comunidades vecinas. Vamos a continuar, pero pensando en programas más articulados con otras direcciones y unidades de la UCAB que permitan un crecimiento mayor de la universidad. Esto implica gestionar de manera más adecuada el recurso humano y nuestros espacios. No es que se haya estado haciendo mal, sino que queremos optimizar y continuar creciendo con la potencialidad que tenemos: espacios, infraestructura tecnológica, profesores y profesionales capacitados».
Esta reestructuración, precisa, busca crear un mayor diálogo y trabajo conjunto entre las sedes de Caracas y Guayana, aprovechando la riqueza presente en la universidad, acompañados por la Dirección General de Planificación y Gestión Estratégica, Recursos Humanos, Innovación y Emprendimiento, el Centro de Estudios en Línea y la Dirección de Extensión Social, entre otras dependencias.
Agrega que el fortalecimiento de la gestión suma las experiencias acumuladas de 50 años de la Dirección de Cultura, desde su constitución como ente adscrito al Rectorado de la UCAB, más los 10 años de labor exitosa del Centro Cultural, inaugurado en marzo de 2013.
«Si algo refleja este proceso es el deseo de las autoridades de atender al tema cultural en la UCAB, que ha tenido un crecimiento planificado, pero era necesario darle sistematicidad, estructura y objetivos mayores para cobrar fortaleza«, insiste Perales. «Ha llegado el momento de pasar de los servicios culturales a la institución cultural».
Explica que se han considerado las agrupaciones culturales clásicas de la UCAB —la Coral UCAB (fundada en 1964) y el Teatro UCAB (fundado en 1975), entre otras— y los distintos servicios que la universidad presta a su comunidad universitaria y a los actores externos, para desarrollar la actividad de socialización de investigaciones, congresos y conferencias.
Recuerda el padre Dizzi que en los archivos de El Ucabista hace años está reseñado «el proyecto de que la UCAB fuese una embajada cultural para el oeste de Caracas».
«Es necesario que los temas culturales abarquen, de manera más clara y acertada, todo el diálogo que se hace con la investigación en las escuelas e institutos de la UCAB —Educación, Comunicación Social, Arquitectura, etcétera—, porque los artistas no contribuyen solamente a temas de entretenimiento, sino que también generan propuestas que responden a procesos creativos que tienen detrás investigación, diálogo profundo con la realidad (…) Lo que estamos haciendo es continuar trabajando en el fortalecimiento del sujeto crítico y en temas de ciudadanía, pero desde otro lugar; eso es necesario ante la realidad de las instituciones educativas y culturales que tenemos. Si no nos sumamos, va a pasar lo mismo que con el tema educativo: que dentro de unos años vamos a tener un trabajo mayor».
Una revisión estratégica que invita a soñar
Antes de diseñar las nuevas líneas de trabajo, Dizzi Perales comenta que revisó la gestión cultural de otras universidades jesuitas de América Latina, Estados Unidos y Europa.
«Vimos que hay universidades de la Compañía de Jesús que, desde las Direcciones de Cultura, ofrecen formación en gestión administrativa, formación contable para instituciones culturales, son programas más ajustados a las necesidades del sector; en torno a temas de gestión, comunicación, jurídicos, administrativos, infraestructuras o educativos. ¿Cómo aprovechar toda esa riqueza que tenemos para fortalecer nuestro ecosistema cultural?».
Afirma que en la medición con sus pares de la Ausjal, «la UCAB está bien, somos una universidad que tiene una propuesta sólida en temas culturales y toda esta revisión estratégica nos invita a soñar. ¿Qué nos da garantía de que estos sueños pueden materializarse? La experiencia de estos 50 años (Dirección de Cultura) y 10 años (Centro Cultural)».
Perales también destaca el logro de la UCAB de haber desarrollado, en materia cultura,l «un espacio amable, seguro, con buenas propuestas» y la importancia que la universidad ha dado al fortalecimiento del llamado «tercer sector», conformado por organizaciones de la sociedad civil.
«Nosotros hablamos con Luis Pedro España, que tiene formación para el tercer sector, y le preguntamos qué tiene la universidad en esta materia que puede fortalecer el quehacer de las instituciones culturales, qué pasa con todo este haber profesional y riqueza con el que cuenta la universidad… La universidad es la totalidad, entendemos que es interesante la concepción de campus cultural, donde todos los actores contribuimos al quehacer cultural del país y de las comunidades».
En la evaluación para el nuevo proyecto, dice que se consideró la fragilidad de los sectores educativo y cultural en Venezuela. «Una muestra de ello es la desaparición de las librerías, de los pocos espacios de creación y de formación artística de las instituciones públicas y la dificultad de gestión de los actores privados, la precariedad en el interior del país y la diáspora de artistas. Todo eso nos pone ante unos desafíos mayores para cumplir con nuestra misión universitaria».
Recuerda que «en un ecosistema todas las especies son importantes» y que, aunque la universidad puede parecer «una especie muy fuerte», tiene la responsabilidad de ver cómo protege «a las especies más frágiles, que son los jóvenes artistas en formación que no estaban dentro del horizonte de la universidad».
Por eso, uno de los temas que se incluye entre los nuevos objetivos es el abordaje de la gestión cultural comunitaria.
«En Caracas ocurren cosas interesantísimas en sectores como La Pastora, San Blas, San Agustín, El Valle, Catuche, La Vega… y una de las misiones propias de la universidad es ver de qué manera convoca a los actores sociales desde la especificidad de la cultura. Esto habla de la innovación y articulación que tiene el plan estratégico de la UCAB».
El director general de Cultura admite que para algunas de las ideas que se ha planteado con su equipo todavía no tiene respuestas. Un reto es hacer económicamente viables actividades que han funcionado desde el mecenazgo.
«Lo interesante sería crear un modelo de gestión cultural que se convierta o permita ser productivos y generar ingresos, considerando la precariedad que tenemos en el país. Eso implica un diálogo con gente de mercadeo, neuromarketing, tecnología, finanzas, y todo eso lo tenemos en la universidad. Eso no quiere decir que tenemos ya la respuesta, pero sí podemos decir que tenemos conciencia de la fortaleza institucional que tiene la UCAB para articularnos de mejor manera en temas de gestión cultural».
El filósofo recuerda que el fallecido rector Francisco José Virtuoso aspiraba a convertir a la UCAB «en centro de reflexión y diálogo cultural y las autoridades están comprometidas con eso».
«La academia llega a la razón, el arte llega a la sensibilidad, y el discurso de la Compañía de Jesús ha sido trabajar la cabeza, el corazón y las manos».
♦Texto: Elvia Gómez/Fotos: Manuel Sardá