Egresada de la Escuela de Comunicación Social en 1991, ha centrado su carrera en el mundo culinario. En 2021 fue galardonada por la Academia Venezolana de Gastronomía como Mejor Chef, en reconocimiento al trabajo de difusión de la cocina de los pescadores que realiza en Casa Mejillón, restaurante que fundó en la isla de Margarita. Recientemente regresó a su alma mater para impartir una clase sobre este tema a los alumnos de LAGA, Academia de Gastronomía UCAB-Plaza’s 

Pilar Cabrera es una talentosa e innovadora cocinera que ha desarrollado su carrera en la isla de Margarita durante más de 16 años. Allí fundó y dirige «Casa Mejillón», un restaurante-posada ubicado en la ensenada de La Guardia, en la zona centro norte de la isla. Este establecimiento se distingue por su enfoque en la diversidad marina, donde la cocina cobra vida a través de una variedad de mariscos, moluscos y peces, reflejando la rica herencia cultural de los pescadores locales y sus costumbres.

Graduada en Comunicación Social en 1991, Pilar decidió ampliar sus horizontes y viajó a Australia, donde cursó un diplomado en hotelería y cocina en el International College of Hotel Management and Swiss Hotel Association.

Durante este período, su interés por la gastronomía comenzó a crecer. Sin embargo, fue en 2008 -cuando decidió mudarse a la isla de Margarita-  cuando dio el salto definitivo y puso su vida y talento al servicio de la experimentación culinaria y a la creación de platos que capturan la esencia del mar y de la cultura pesquera local; todo con una visión sostenible de respeto al medio ambiente y de apoyo a la comunidad donde reside.

Pilar Cabrera

Pilar Cabrera: una trayectoria de excelencia y educación culinaria

Su dedicación y talento no han pasado desapercibidos, pues ha sido galardonada en dos ocasiones por la Academia Venezolana de Gastronomía. En 2015 consiguió una mención honorífica y en 2021 obtuvo el Tenedor de Oro, máximo reconocimiento otorgado por la AVF, como Mejor Chef. Estos premios son testimonio de su excelencia culinaria y su capacidad para deleitar a sus comensales con experiencias gastronómicas inigualables.

34 años después de su graduación, Pilar regresó a su alma mater no como comunicadora, sino como profesora invitada de LAGA, la Academia de Gastronomía UCAB-Plaza’s.  El jueves 16 y el viernes 17 de mayo, impartió una clase sobre «Cocina de Pescadores» a los estudiantes de la segunda cohorte de la certificación de cocinero del centro formativo. Durante las sesiones, la chef explicó, con sartenes e ingredientes en mano, todo lo que ha aprendido a lo largo de sus más de 15 años de experiencia en los fogones.

Como parte de esta visita, Pilar Cabrera conversó con El Ucabista sobre su paso por la universidad, su salto de la comunicación a la cocina, sus reflexiones sobre los sabores tradicionales y sus consejos para futuros chefs.

«Estudien, por favor. Una cosa es la creatividad, esos chispazos de iluminación en los que se te pueden ocurrir ideas, pero para que las cosas puedan tener un sostén, una base y puedan perdurar en el tiempo, se necesita siempre una base de conocimiento», recalcó durante la conversación.

¿Cómo fue su paso por las aulas de la UCAB y cómo ha aplicado sus conocimientos de comunicación social en el ámbito culinario?

«Yo egresé en el año 91, estudié publicidad y relaciones públicas. Para mí la etapa de estudiando en la Universidad Católica, fue la etapa de conocer gente, de aprender, de reírnos en el cafetín, que hoy día creo que se convirtió de una feria, de tomar un jugo de piña religiosamente todas las tardes a la hora del receso. La Católica, para mí, es un lugar donde aprendí disciplina, aprendí mística, ética y, por supuesto, los conocimientos para el inicio de una carrera con una visión profesional.

Hoy en día el cocinero definitivamente debe ser capaz de comunicar su propuesta, debe ser capaz de comunicarse con la comunidad, con el entorno. Definitivamente la comunicación es algo que atraviesa transversalmente todos los procesos de la vida. Creo que muchas de las cosas que no logramos obtener es precisamente porque no sabemos cómo hacer que una propuesta que sea coherente.

Por ejemplo, mi cuenta de Instagram, @casamejillon, ha crecido orgánicamente, recibe muchísimas interacciones y yo soy mi community manager. Es una cuenta que ha sido elogiada por su contenido educativo que, además de promocionar hermosos platos, comunica la cultura de los pescadores, habla sobre las especies marinas que tenemos en la isla. Todo esto lo puedo hacer gracias a mi formación profesional y, de esa forma, logro hacer el viraje de la comunicación social a la cocina».

Pilar Cabrera

¿Por qué se instaló en Margarita?

«Tenía en ese momento una pareja que decidió irse a Margarita y yo salí corriendo detrás de él, por amor. Y aunque ya no estamos juntos, yo me quedé a cargo del proyecto. Además yo tengo toda la línea materna de ancestros margariteños. También yo crecí mucho tiempo pegada a las faldas de mi abuela, una margariteña y excelente cocinera, que dirigió una escuela de cocina, o como se le decía en aquellos tiempos, una escuela de artes y oficios, en Propatria. Desde ahí todo fue floreciendo».

¿Qué tipo de cocina ha venido desarrollando y qué la hace diferente?

«En el 2008 comencé y desde entonces he llevado adelante lo que, en pocas palabras, es una cocina creativa que traduce lo que tengo a mano en mi entorno. Por supuesto, es una cocina de mar basada en moluscos y peces, pero principalmente en los moluscos.

Es una cocina que resguarda recetas patrimoniales de los pescadores, su cocina, sus ingredientes. Creo que la hace diferente el privilegio de que sus platos son servidos en un hermoso lugar, en una buena mesa. Además, tienen como protagonistas a los mejillones, que casi no se les tomaba en cuenta, que eran más bien como parte de otros platos, como una fosforera, un coctelito de playa, un asopado, pero nunca tenían un puesto principal en el plato, en la mesa. Es una cocina basada en la sostenibilidad, o sustentabilidad, y que se conoce como cocina de turismo casero o cocina de proximidad.

Y yo me di a la tarea de ir aprendiendo con los pescadores, quienes han sido mis maestros. Ellos me enseñaron  cómo tratar este producto y llevarlo a la alta cocina. Hoy día gente que llega desde otros países y piden esta propuesta, esta comida que no se consigue en otros lugares».

¿Por qué decidió dictar una clase de cocina de pescadores a los estudiantes de la Academia de Gastronomía UCAB-Plaza’s?

«Porque son recetas que no se conocen, la cocina de los pescadores es poco conocida. Cuando hablas de cocina margariteña, todo el mundo piensa en pescado frito, vuelve a la vida, pastel de chucho, ensalada catalana, pero lo que comen los pescadores es algo que si algún cocinero no se da a la tarea de darlo a conocer, es algo que lo vamos a ir perdiendo».

En 2021 la Academia de la Universidad de Gastronomía le otorgó el Tenedor de Oro. ¿Qué representó para usted este reconocimiento?

«Realmente yo me sentí abrumada, conmovida, emocionada, y representó el afianzamiento del compromiso con la gastronomía venezolana. Una vez que tienes ese premio, uno se debe un poco a la Academia, a mantener en alto el nombre de la institución. Entonces, ya tengo dos Tenedores de Oro. También estoy escribiendo un libro que espero publicar el año que viene sobre los moluscos de la ensenada de La Guardia. Es un libro que va a integrar cultura, biología y cocina, y con este trabajo espero ir por mi tercer tenedor»

¿Qué les diría a los jóvenes sobre la educación formal en estos tiempos?

«Estudien, por favor. Una cosa es la creatividad, esos chispazos de iluminación en los que se te pueden ocurrir ideas, pero para que las cosas puedan tener un sostén, una base y puedan perdurar en el tiempo, se necesita siempre una base de conocimiento. La educación es algo que no te pueden quitar. Que te dura para toda la vida, hasta que la muerte los separe. La educación es algo que te permite sostenerte, te va a dar sostenibilidad en el tiempo. Todo lo que puedan aprender -aunque en algún momento puedan decir ‘qué aburrido’, ‘qué fastidio’, ‘no es útil’- estoy segura de que, a lo largo de la vida, lo podrán integrar como conocimientos para salir adelante, darle una coherencia, como en una línea de vida. En realidad la educación es lo que puede sacar adelante un país».

¿Cree usted que exista una influencia de la visión católica en su trabajo profesional?

«Claro que sí, yo siempre he trabajado mucho con labor social, quizás es algo que me lo inculcaron en el colegio de monjas, donde me formé, y luego en la UCAB, que ha sido pionera en todo el tema de proyectos sociales. Mi visión es dedicarme a seguir formando comunidades rurales, que tienen muy pocos recursos en el tema de cocina, en el tema de nutrición, de alimentación. Quisiera trabajar en comedores, pues como servicio social tienen un impacto directo en la gente. Dios quiera que se concrete ese proyecto».

*Texto: Mariana Pérez Guerra/Fotos: Manuel Sardá y Christian Lazo


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