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Repensando lo humano: Centro de Investigación Teológica de la UCAB debutó con reflexión académica

El Instituto de Teología para Religiosos (ITER) acogió el seminario «Humanismo, posthumanismo, transhumanismo: La respuesta cristiana», espacio de reflexión sobre la naturaleza humana, la tecnología y el futuro. Tres doctores en filosofía expusieron sus perspectivas sobre el tema

El pasado jueves 23 de mayo, el auditorio del Instituto de Teología para Religiosos (ITER) de la Facultad de Teología de la UCAB, ubicado en Altamira, albergó el seminario «Humanismo, posthumanismo, transhumanismo: La respuesta cristiana».

Este evento, que convocó a sacerdotes, religiosos, académicos, estudiantes universitarios  y público general, enmarcó la inauguración oficial del Centro de Investigación Teológica (CIT) de la universidad y sirvió como espacio de reflexión crítica sobre la naturaleza humana, las nuevas tecnologías y la dignidad desde una perspectiva católica.

Tres expertos integraron el panel: Roberto Salazar, S.J., filosofo y ex director general de Identidad, Desarrollo Estudiantil y Extensión Social en UCAB Guayana; Mario Di Giacomo, profesor de Filosofía e investigador del Centro de Investigación Teológica (CIT); y Nelson Tepedino, filósofo y director del Centro de Investigación Teológica (CIT). El padre Néstor Briceño, director del Postgrado de Teología, fungió como moderador del evento.

El seminario comenzó con las palabras del padre Manuel Antonio Texeira, director general del ITER y decano de la Facultad de Teología de la UCAB. Texeira agradeció la presencia de los ponentes y del público que llenó el auditorio y habló sobre el trabajo que realizará el Centro de Investigación Teológica.

«Dar vida a una idea es una tarea ardua que requiere de personas, compromisos, estructuras, trabajos, diálogos, sueños compartidos y confianza. Así surgió el Centro de Investigación Teológica, teniendo como fundamento la fe. Este centro es un ‘hacia dónde’ de nuestra Facultad de Teología. Una facultad no es solo un lugar de aulas y de clases, sino un espacio de pensamiento de profesores y alumnos, de diálogo entre profesores, de investigaciones y de publicaciones. Hoy, como Centro de Investigación Teológica, salimos a la luz pública sometiéndonos al juicio de nuestros escuchas mediante tres reflexiones en torno a un debate que tiene, por un lado, promotores muy poderosos; por otro lado, escépticos y, finalmente, detractores de la propuesta a discutir: una perversión de lo humano», declaró Texeira.

La visión católica del posthumanismo y transhumanismo

Como primer panelista del seminario, Roberto Salazar, S.J., presentó «Notas al Post/Trans/Humanismo desde una perspectiva católica». En su intervención analizó tres encíclicas claves del papa Francisco: Laudato Sí, Laudate Deum y Dignitas Infinita, sobre la dignidad humana. Su objetivo fue proporcionar una comprensión de la aproximación de la Iglesia católica al tema del posthumanismo y transhumanismo a través de estos documentos.

Salazar inició su ponencia abriendo con la pregunta «¿Quién y qué cuenta como humano hoy en día?», además de definir brevemente el transhumanismo, como un pensamiento de corte antropocéntrico que «considera al hombre como medida de todas las cosas» y al posthumanismo como el pensamiento de corte post antropocéntrico, «donde el hombre no tiene primacía en el cosmos y se diluye en representación, sin distinguir claramente entre lo natural y lo artificial».

Destacó cómo en la actualidad la sociedad vive una «revolución antropológica».

«Los principios y valores de la sociedad, que eran humanistas, fueron trastocados desde la Revolución Industrial, pasando por las crisis económicas, políticas y sociales del siglo XX hasta la revolución científica y tecnológica 4.0 de hoy en día. Esta revolución está marcada por la aparición de nuevas tecnologías como la robótica, la analítica, la inteligencia artificial, las tecnologías cognitivas, la nanotecnología, entre otras. En definitiva, el paradigma humanista que sostenía una explicación acerca del humano se ha fracturado», aseveró.

A partir de esta explicación, Salazar planteó la pregunta: «¿Cuál es la aproximación católica sobre el post o transhumanismo?». Explicó que, si bien en las encíclicas papales no se encuentran referencias directas a estos términos, la discusión se ha abordado desde «la preocupación de que el ser humano como persona pierda su dignidad».

«¿Qué tiene que ver la dignidad humana con el post y transhumanismo cultural de hoy en día? Pues que los avances de esta revolución parecieran ofrecer menos posibilidades para promover la dignidad humana, porque responden a un proyecto excluyente que es solo para unos pocos, con el agravante de que son causantes de explotación, violencia y exclusión en la mayoría de países empobrecidos, atentando contra la vida humana y contra la vida misma de las especies. (…) Aquel mejoramiento humano, entre comillas, no será accesible para todos. Y ello podría derivar en una infranqueable desigualdad entre unos hombres descartados, por un lado, y por decirlo figurativamente, los trans o post humanos por otro. El concepto de dignidad humana, aunque no es fácil de precisar, implica mucho más que una libertad individual sin frenos. Tiene una dimensión social y existencial que se relaciona necesariamente con la responsabilidad y el cuidado», señaló.

Salazar reconoció que no se pueden detener o impedir los avances tecnológicos. Por eso, subrayó la necesidad de «mirar con actitud crítica al post y al transhumanismo, señalando sus límites, desactivándolos y derivando nuevos usos. Usos más éticos de esto, y desde allí tenemos que desafiar la tendencia post y transhumanista. Desde propuestas que dialoguen con otros discursos culturales, políticos, tecnológicos y científicos». 

El filósofo invitó a avanzar hacia un «humanismo integrador», centrado en la dignidad de las personas y reconociendo la imperfección como parte de la vida.

«Si algo nos enseña la filosofía es a aprender a vivir como humanos, desarrollando todas nuestras potencialidades y, al mismo tiempo, aprendiendo a tomar conciencia de los límites que nuestra finitud nos impone. (…) Conseguir un individuo perfecto, sin defectos, ni discapacidades es el afán y la corriente del post y transhumanismo. ¿Conseguiremos con ese camino vivir mejor? No. Supone una amenaza y no un beneficio para la dignidad humana», concluyó Salazar.

Sobre la «religión posthumana»: análisis desde la filosofía

Mario Di Giacomo presentó la segunda ponencia del seminario, titulada «Humanity+: La religión posthumana de Rosi Braidotti». Durante su conferencia, reflexionó sobre los postulados de la filósofa italiana Rosi Braidotti en su libro «Lo Posthumano», quien cuestiona la definición moderna del humanismo y «cómo el capitalismo tardío ha influido en la autopercepción, lo subjetivo, la producción de conocimiento y las prácticas en las humanidades académicas».

Del mismo modo, Di Giacomo apuntó ideas sobre el impacto de los avances tecnológicos frente a la ambición de trascender.

«Hay que preguntarse si la optimización tecnológica no es la nueva manera del ser humano de colocarse en el centro del mundo, a través de una promesa que asume lo mismo que las viejas religiones: trascendencia, inmortalidad, pero ahora de carácter intramundano. Si la tecnología es la nueva coproductora de seres humanos, habrá que ver el resultado de esa producción en términos políticos, porque lo que es ingenuo es leer el posthumanismo desde una perspectiva no política», comentó.

Cristo como transhumano

Por su parte, el profesor Nelson Tepedino finalizó el seminario con la conferencia «El Crucificado es el verdadero Transhumano», en la que también abordó los deseos de trascendencia que los seres humanos encuentran en los avances tecnológicos, muchos de ellos abordados en la literatura de ciencia ficción.

«Somos seres finitos sujetos a la necesidad. Mortales que, sin embargo, estamos abiertos a la infinitud, a la libertad y, en definitiva, al deseo de la inmortalidad. Los cyborgs de nuestras fantasías y pesadillas actuales son la representación de última generación de ese deseo constitutivo nuevo, pero de un deseo que es moderno y humanista. Esto porque en las últimas décadas han proliferado las etiquetas para tratar de describir nuestro propio tiempo. Ya no seríamos modernos, sino postmodernos. En estrecha relación con esta nomenclatura han surgido los términos post y transhumanismo, que indicarían que ya habíamos dejado atrás el humanismo», puntualizó.

En ese sentido, Tepedino recalcó que la figura de Jesús crucificado  encarna el verdadero concepto del hombre transhumano, pues «es capaz de superar sus limitaciones y alcanzar la bondad absoluta, incluso frente al sufrimiento y la muerte». 

Además, dijo, es un recordatorio de que el ser humano posee un potencial ilimitado para el bien.

«Es exactamente el rostro de un crucificado la muerte más vergonzosa de su tiempo, reservada a criminales; y en el contexto judío hubo una clara de cualquier pretensión mesiánica. Lejos de mi está pretender explicar esta decisión de Dios, pero si lo pensamos bien, no deja de tener su lógica. El verbo al encarnarse asumió toda nuestra humanidad, excepto el pecado. Es decir, era un ser humano absolutamente bueno, estaba totalmente fuera de todas nuestras rivalidades y, por lo tanto, fuera de todas nuestras violencias», concluyó.

Los interesados en escuchar las ponencias presentadas en el seminario «Humanismo, posthumanismo, transhumanismo: La respuesta cristiana» pueden acceder a la grabación del evento haciendo clic aquí: https://www.youtube.com/live/VKok6AdvGUs?si=fp1Ysfr4LUTKBp0h

♦Texto: Mariana Pérez Guerra/Fotos: Manuel Sardá

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