Decano fundador de la Escuela de Leyes de la Strathmore University, en Kenia, el secretario general adjunto de la Mancomunidad Internacional de Naciones recuerda sus días de estudiante como los mejores de su vida. Con más de 30 años de experiencia como asesor jurídico de organismos y gobiernos, asegura que lleva los valores de la UCAB donde quiera que esté

Luis Franceschi es abogado y diplomático caraqueño. Egresado de la Escuela de Derecho UCAB en el año 1991,  actualmente es secretario general adjunto (2022) de la Commonwealth of Nations, organismo internacional con sede en Londres que agrupa a 56 países de América, el Caribe, Asia, África, Europa y el Pacífico, y busca la cooperación voluntaria e igualitaria entre sus miembros, los cuales mantienen lazos históricos con el Reino Unido.

Desde allí, coordina las relaciones políticas y acciones de la organización en áreas como paz, democracia, elecciones, gobernanza del sector público, Estado de derecho, transformación judicial, derechos humanos y lucha contra la violencia y el extremismo de la Mancomunidad de Naciones.

«Hemos hecho muchas reformas, hemos evitado varias guerras civiles en países que estuvieron a punto de explotar, ha habido transiciones pacíficas de poder del gobierno a la oposición y también hemos creado programas de inteligencia artificial para mejorar la gobernanza de países en desarrollo», comenta sobre su trabajo.

A lo largo de su carrera, ha sido asesor jurídico de organismos, comisiones y programas gubernamentales nacionales e internacionales, incluidos tribunales internacionales, la ONU y el Banco Mundial. Como docente universitario, destaca su paso por la Universidad de Oxford (Inglaterra) y la University of California Berkeley Law School (Estados Unidos).

Actual ciudadano de Kenia, en esa nación Franceschi ha desarrollado una importante labor académica y profesional. Fue decano fundador de la Escuela de Leyes de la Strathmore University,  una de las más reconocidas del continente africano.  «Esa experiencia fue muy buena porque, sobre todo, participé en el proceso de la nueva constitución de Kenia; ayudé mucho al gobierno desde lo jurídico», afirma.

También fue consultor legal del presidente del Consejo de Gobierno de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en Nairobi. Allí  corredactó la Declaración de Nairobi que dio pie a reformas importantes del organismo.

Columnista en el diario keniano Daily Nation Newspaper y autor de diversas publicaciones sobre Derecho, su labor le ha valido reconocimientos en la nación africana, entre ellos el «Utumishi Bora National Award» (2018), concedido por el Foro de Profesionales Cristianos de Kenia, y el «CB Madan Award» (2019), otorgado por la excelencia legal. El gobierno de
Gabón también le otorgó la orden de Caballero de Mérito de Gabón.

De su paso por la UCAB explica que uno de sus ocho hermanos, Héctor Franceschi,  sacerdote y actual magistrado del Tribunal Eclesiástico del Vaticano, le inspiró a estudiar Derecho en la institución, pues había egresado de la UCAB en 1986.

«Me inspiró mucho su decisión y lo quise, de alguna forma, imitar porque yo soy el más pequeño». Asimismo recordó que el libro La columna de hierro, de Taylor Caldwell, también lo llevó a cursar estudios jurídicos: «Me hizo mucha ilusión ser abogado como Cicerón».

Franceschi, un emprendedor en defensa de la justicia

Hace unas semanas, Luis Franceschi estuvo en la universidad de la que egresó hace poco más de tres décadas y  compartió con autoridades académicas, recorrió las instalaciones y áreas del campus y conversó con directores, profesores y trabajadores.

Luego de varios años sin acercarse a su alma mater, Franceschi se llevó una grata impresión. A su juicio, los cambios físicos de la universidad son «increíbles». Recordó que las clases eran buenas, pero la vida universitaria no era tan vasta como lo es ahora; incluso, hizo un símil con universidades como Harvard y Oxford para referirse a las actividades académicas y culturales que tienen lugar fuera de las aulas.

«Muy rara vez íbamos a la Biblioteca,  practicábamos deportes o hicimos algo no relacionado con clases. Todo se hacía afuera. Hoy día me dio la impresión de que es lo opuesto: hay muchas iniciativas, clubes y actividades extracurriculares que es donde verdaderamente se hace una universidad», puntualizó.

A propósito de su visita, Franceschi compartió algunos puntos de vista sobre su trabajo, su visión del Estado de derecho, los valores adquiridos en la UCAB y el rol de los profesionales ucabistas que, como él, están fuera de Venezuela, pero representando al país y a la universidad.

«No podemos garantizar el éxito, pero garantizamos el fracaso si tiramos la toalla, no hay que tirarla; no importa cuán mala parezca una situación, siempre hay una salida. Pero recordemos siempre que la formación que recibimos en la universidad nos hace quienes somos«, sostuvo en la conversación.

 

-¿Cómo fue su paso por la UCAB? ¿Qué enseñanzas le dejó la universidad?

«La UCAB, a lo mejor sin saberlo, forma el carácter. De alguna forma, uno venía de secundaria con alguna información familiar, buenos valores, pero en la UCAB -y específicamente en la Facultad de Derecho- fue la primera vez que estaba junto en el mismo salón con mucha gente: hombres, mujeres, pobres, ricos, de clase media, y todos tenían la justicia como el ideal común. Y eso forma mucho. También teníamos profesores muy buenos y una facultad que se dedicaba a los estudiantes. Siempre que pasábamos por el tercer piso, por las oficinas de Derecho, ahí estaban dispuestos a oírnos. Creo que el decano -cuando yo comencé- era el doctor (José Rafael) Hernández, que murió hace unos años. Era una muy buena persona, muy dedicado, muy bueno». 

-¿Qué recuerda de los profesores o clases?

«Muchísimas cosas. Una cosa que me recuerda Marcos Carrillo (abogado, profesor actual de la Facultad y quien fue su compañero de clases) es que la capilla del tercer piso la iban a quitar cuando se construyó la capilla grande cerca de Biblioteca; y parece que yo fui por ahí recogiendo firmas para que no la quitaran. Y así fue. Marcos me dice que cuando pasa por ahí siempre se acuerda de mí. Es muy bonito que allí esté también el Señor, también en medio de las oficinas, de todo el bullicio del tercer piso. De los profesores recuerdo muchas cosas: sufrimos juntos, gozamos juntos, fueron los mejores años de mi vida. Y todavía la generación de 1991 está muy cerca, tenemos un grupo de Whatsapp donde discutimos cosas, nos felicitamos por cumpleaños, les cuento a dónde voy. Ahora -de hecho- estoy en un avión viajando de Singapur a Nueva Zelanda  y de ahí voy a Samoa para la Cumbre de Presidentes de la Commonwealth».

-¿Qué valores ucabistas siguen con usted hoy día?

«Todo. La formación en virtudes porque nos obligaban a comprometernos; la fe, que en mi vida a diario, en mi trabajo, es muy importante. También las ideas un poco locas que tuvimos allí ,porque fueron muy interesantes, y yo creo que, de alguna forma, la UCAB nos hizo a todos emprendedores. Y a los abogados, nos hizo emprendedores de la justicia porque a mí me decían en Kenia, por ejemplo, cuando fui decano, que por qué era tan emprendedor y traía profesores invitados, el viaje académico, o el programa de una laptop para cada estudiante; esos son los valores que aprendí en la universidad: el pensar fuera de lo común. De alguna forma, las dificultades en Venezuela han obligado a todos a hacer lo mismo».

-¿Cómo llegó a la Commonwealth?

«Cuando terminé de ser decano de la Facultad de Derecho en Kenia me fui a hacer un sabático en Oxford y Berkley. Cuando llegué a Oxford, el presidente de Kenia se enteró de que ya no era decano y me dijo que me tenía que ir a la Commonwealth porque ‘necesitan a alguien con tu experiencia’.  Así, el presidente me recomendó y lo hice. Apliqué, fui seleccionado y ahora soy el secretario general adjunto». 

-¿Qué tareas debe cumplir como secretario general adjunto?

«Muchísimas. En la Commonwealth son 56 estados miembros; hay 2.700 millones de personas en la Commonwealth, todos de habla inglesa. Hemos hecho muchas reformas, hemos evitado guerras civiles en países que estuvieron a punto de explotar; ha habido transiciones pacíficas de poder, del gobierno a la oposición. La lista es interminable».

-¿Cómo mira el trabajo que hace la UCAB en temas de derechos humanos, política y democracia?

«Es esencial, muy importante. La UCAB ha sido la conciencia de Venezuela. La UCAB le recuerda al gobierno lo que es el verdadero sentido de los derechos humanos, la política y la democracia. Y claro, el país transita por una situación muy difícil, eso lo saben todos. La universidad ha estado a la altura y hay que escucharla, Desde el rector Luis Ugalde hasta hoy, todos los rectores han sido la conciencia de Venezuela». 

-¿Tiene algún mensaje para las nuevas generaciones que lo podrían ver a usted como un ejemplo?

«Hay que soñar y hay que trabajar duro, pero también ponerse en las manos de Dios. Yo nunca me imaginé que terminaría en la Commonwealth, de hecho, no pensaba salir de Venezuela.  Lo hice en 1993 por dos años que se hicieron treinta y algo. La verdad es que la formación y el nivel humano del venezolano es impresionante. Nuestras universidades son increíbles y damos la batalla donde estemos. De esto se ha beneficiado todo el mundo. En mi caso, he podido influenciar a mucha gente en África, Asia, el Pacífico, Europa, Estados Unidos y en Latinoamérica. Todo es posible, no hay límites. No podemos garantizar el éxito, pero garantizamos el fracaso si tiramos la toalla, no hay que tirarla; no importa cuán mala parezca una situación, siempre hay una salida. Recordemos siempre que la formación que recibimos en la universidad nos hace lo que somos», concluyó.

♦Texto: Grace Lafontant León/Fotos: Manuel Sardá


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