Este 2024, la Orden Universidad Católica Andrés Bello fue otorgada a la fundadora de la red de bibliotecas públicas, Virginia Betancourt Valverde; al cardenal y excanciller de la UCAB, Baltazar Porras,  y al artista plástico Jacobo Borges. La antropóloga Ocarina Castillo ofreció el discurso para la Cátedra de Bello, durante el acto central por los 283 años del natalicio del autor de la “Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos”

Como cada año, en el día del natalicio de Andrés Bello, el polímata que da nombre a la UCAB, las autoridades académicas de esta casa de estudios confirieron su máxima distinción en su única categoría a Virginia Betancourt Valverde, Baltazar Porras y Jacobo Borges, en reconocimiento a sus aportes al desarrollo de la sociedad venezolana desde sus áreas de conocimiento.

El viernes 29 de noviembre, en el Aula Magna de la institución, se congregaron los familiares y amigos de los homenajeados, así como parte del cuerpo docente de la UCAB e invitados especiales participantes en la novena Feria del Libro del Oeste de Caracas (FLOC UCAB), que se desarrolló durante toda la semana en el campus Montalbán.

El evento central conmemorativo, una de las fechas más importantes que celebra la UCAB, contó con la intervención de la antropóloga Ocarina Castillo, que ofreció el discurso anual correspondiente a la Cátedra de Bello.

Fue Castillo la que, antes de abordar el tema de su conferencia, englobó el peso que los tres homenajeados han dejado en Venezuela como “tres pilares de nuestra historia sociocultural contemporánea”.

En unas brevísimas palabras, el rector de la UCAB, Arturo Peraza, S.J., agradeció que Betancourt, Porras y Borges aceptaran la medalla.

Subrayó que, así como todos “hablaron de sus tránsitos e historias, y nos acaban de hablar de una historia de tránsito en la obra de (Andrés) Bello,  quizás lo que me queda como imagen es que este país está en un tránsito y ojalá que ese tránsito nos conduzca, a pesar de todas las dificultades, al destino final que Dios quisiera para sus hijos, que es un mundo de justicia e igualdad”.

Honores para trayectorias invaluables

La secretaria de la UCAB, Magaly Vásquez, leyó las actas en las que se dejó constancia de la decisión del Consejo de la Orden Universidad Católica Andrés Bello, en las que se precisan los méritos de los homenajeados. La semblanza de los agasajados estuvo a cargo de la directora de la Escuela de Ciencias Sociales, Clemencia Abad, que los identificó como poseedores  «del superpoder de las grandes ideas».

A Virginia Betancourt Valverde (89 años), fundadora del Banco del Libro, del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas y exdirectora del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional, entre otros méritos, se le condecoró por su «aporte invaluable a través de la promoción de la lectura, la educación y la preservación del patrimonio cultural del país»; por «sembrar la semilla de la lectura en el corazón infanto-juvenil de Venezuela»; por contribuir «con la formación de ciudadanos críticos y reflexivos» y por haber fortalecido la red de bibliotecas.  «Su legado es inspiración para nuevas generaciones de bibliotecarios».

 

Al cardenal Baltazar Porras (80 años), excanciller de la UCAB, se le reconoce haber “dedicado su vida al servicio de la Iglesia y de su pueblo”, así como «una destacada formación docente», con «una completa coherencia entre su formación y su ministerio» que «se ha desempeñado con excelencia en las diversas responsabilidades pastorales y eclesiásticas».

Como canciller de la UCAB (2018-2024), destaca el acta, al cardenal Porras se le reconoce haber demostrado “un liderazgo visionario y comprometido”. Además, se mencionan sus numerosas publicaciones, estudios teológicos y eclesiológicos e investigaciones históricas que evidencian su profundo conocimiento de la Iglesia. Asimismo, Porras se hace merecedor de la distinción por su «íntegra trayectoria», «compromiso con la Iglesia universal» y su «pasión por la educación y la formación de nuevos líderes».

Finalmente, el Consejo de la Orden UCAB distinguió al artista plástico Jacobo Borges (93 años) por sus más de 70 años de trayectoria, en las que demostrado “un marcado compromisos con la educación y la comunidad», al tiempo que ha dejado «huella indeleble en el arte contemporáneo venezolano y latinoamericano» a través del dibujo, la fotografía, el cine y la escultura.

«Su compromiso con el arte representa una fuente de inspiración para nuevas generaciones”, y por su creatividad, uso de la técnica, pinceladas vigorosas composiciones dinámicas y con su particular uso del color ha logrado hacerse de un destino único en el mundo del arte», refleja el documento oficial.

Bello, el exiliado

El cardenal Baltazar Porras relató que en sus oraciones mañaneras usó textos del padre (Pedro Pablo) Barnola sobre Andrés Bello y reflexionó sobre el papel de exiliado que marcó su vida, pues sólo vivió en Venezuela 28 años, el restante medio siglo lo pasó en el exterior.

Invitó el sacerdote a pensar, hoy,  en «reafirmar ese sentido profundo de identidad«, para que con «ese cambio necesario que requiere nuestra patria haya mayor igualdad y mayor justicia (…) que no se quede en un deseo».

«La añoranza de Andrés Bello no fue una idea vacía, sino que estuvo con esa necesidad de su Caracas natal, y por eso los cantos que él hizo (…) Hoy en día eso tiene que ser una lección para nosotros con la situación que vivimos (…) Estos últimos meses, en eventos internacionales, he tenido la satisfacción de recibir mensajes de gente de todos los países de América Latina, del norte y de Europa, que dan gracias por el éxodo venezolano, porque es ejemplo de trabajo, de honestidad, de creatividad, de alegría, de incorporación a esas tierras», dijo Porras, que ha cumplido una tarea especial como enviado papal al 6° Congreso Americano Misionero que se realizó en Puerto Rico hasta este 24 de noviembre.

La UCAB, expresión del oeste

Las intervenciones de Virginia Betancourt y de Jacobo Borges tuvieron el espíritu común de ser remembranzas muy personales, cargadas de calidez y agradecimiento a las personas que les permitieron y ayudaron a encontrar sus propios caminos y consolidar sus proyectos.

Betancourt relató cómo, al regresar a Caracas tras el exilio de su padre –luego presidente de la república, Rómulo Betancourt– se unió a un grupo y aprendió «cómo ejercer la ciudadanía» con un programa pionero (1960) para la recolección de libros de primaria usados y poner en marcha un plan de canje y donación que tuvo «una respuesta arrolladora». Así nació el Banco del Libro.

Sus recuerdos la llevaron a repasar la mala calidad de los textos existentes a mediados del siglo XX y cómo encontró el apoyo y los recursos para contratar especialistas que abrieron las puertas a nuevos y mejores libros escolares, a constituir nuevas bibliotecas, hasta llegar al gran proyecto inaugurado en 1989 con el edificio de la Biblioteca Nacional.

Por su parte, Jacobo Borges entretejió una historia con intertítulos sobre sus viajes a pie desde Pérez Bonalde, en Catia, hasta los distintos lugares de Caracas donde conoció a ilustres figuras del mundo cultural y artístico de Venezuela que, entonces, 80 años atrás, eran artistas, músicos o escritores en formación, como Jesús Soto, Antonio Estévez, Aldemaro Romero o Rafael Cadenas. «Así fui armando mi propia universidad», confesó.

Borges, que conserva una memoria prodigiosa, narró las privaciones materiales que caracterizaron su infancia y juventud y volvió sobre una reflexión que, dijo, esclareció con el rector de una universidad mexicana, sobre lo que le permitió salir de la pobreza y desarrollar su talento: «Que yo supe lo que yo quería hacer. No tenía las herramientas, no tenía el conocimiento, ni tenía recursos, y toda información que me llegaba la tomaba, y una de las que me llegó fue dónde quedaba la Escuela de Artes Plásticas».

El artista, que donó a la UCAB la escultura El Pensador, agradeció a la universidad que le haya permitido reabrir con el oeste de Caracas una etapa que él había cerrado.

«He cerrado ese ciclo y se ha abierto otra vez a los 93 años (…) Mi sueño de catiense, el sueño de mi origen, de ciudadano del oeste. La UCAB abre el camino de una ciudad del sol. A mis 93 años sigo explorando, sigo caminando. ‘Si yo persevero, con prudencia, es en la esperanza de dominar mi destino’, eso lo escribí en 1951, y espero que los sueños que yo he tenido los pueda resolver, y en eso estoy. Trabajo todos los días con una inmensa intensidad y estoy vivo porque imagino nuevos mundos, y gracias a este cierre y apertura en mi vida por la UCAB, que es la expresión del oeste, es la expresión del sueño que yo siempre tuve».

Andrés Bello, el personaje que cultiva la universidad de las preguntas

Cumplido el protocolo de la entrega de premiaciones y los discursos de agradecimiento, tocó el turno a Ocarina Castillo, que en su discurso dedicó parte importante a reconocer el papel de la Compañía de Jesús durante su primera etapa en Venezuela, desde su llegaba en 1628 hasta su expulsión en 1767. Recordó los aportes del misionero y explorador jesuita Joseph Gumilla, a los aportes intelectuales del centro de pensamiento que lleva su nombre y que edita la Revista SIC. Tuvo también palabras especiales para el padre Pedro Trigo, S.J., uno de los fundadores del ITER.

Al entrar en materia, Castillo recalcó que le pareció imprudente insistir en temas que ya han sido abordados en otras cátedras anuales, “de allí que prefiero hacer mi visita contando algunos aspectos que me parecen menos visibles y para mí más aprendizajes significativos”.

Se paseó por aspectos que le parecieron más personales de Andrés Bello, descriptivos de su personalidad. Citó a un bisnieto, Vargas Bello, que escribió que “quizás el excesivo brillo de su saber nos invisibilizó al hombre de la cotidianidad”.


“Sorprende hallar un caraqueño que a los 62 años, en su segundo exilio –19 años en Inglaterra y 26 en Chile– y en tiempos de difícil transición, proclamara, en 1843 desde la lejana Santiago, la interdependencia entre naturaleza y cultura, la complementariedad entre ciencias y saberes, que incluyera lo que ahora denominamos aprendizaje significativo; es decir, los aportes de la subjetividad y las humanidades, el arte , la música, la poesía, dentro de un enfoque holístico en el que la dimensión del tiempo no es un horizonte mecánico y punto de llegada, sino un proceso dinámico que fluye y se redefine constantemente en sus relaciones multirreferenciales y en respuesta  a sus necesidades reales”, leyó Castillo en su disertación académica.

Describió a Bello como un «personaje que cultiva la universidad de las preguntas, retratado por sus biógrafos como el sabio, el mayor polígrafo de América, filósofo, artista, poeta en tiempos de transición entre el clasicismo y el romanticismo, filólogo, gramático, pedagogo, jurista, sociólogo, amante de la naturaleza con la que supo establecer una relación poética. Lector voraz, hablaba de que vivía en una palomera rodeada de libros. Latinista entregado a las investigaciones lingüísticas, a las traducciones de clásicos como las de Víctor Hugo, asiduo participante de tertulias literarias tanto en su Caracas colonial como después en Santiago de Chile», destacó.

Para finalizar el encuentro, hubo un recital de piano a cargo de Gerardo Gerulewicz, con el patrocinio de la Embajada de Polonia, país invitado en la FLOC UCAB 2024.

♦Texto: Elvia Gómez/ Fotos: Manuel Sardá