El encargado de negocios de Polonia en Venezuela, Daniel Gromann,  celebró la participación de su país en la novena Feria del Libro del Oeste de Caracas y aseguró que iniciativas como ésta promueven la educación, el intercambio cultural y la diversidad. El diplomático afirmó que su nación y Venezuela «comparten valores universales como el amor por la libertad, el respeto a la dignidad humana y la defensa de los derechos fundamentales»

Situada en Europa Central, Polonia es una república con una rica historia y cultura. Este 2024 fue la nación invitada de la 9na Feria del Libro del Oeste de Caracas (FLOC), que tuvo lugar entre el 25 y el 30 de noviembre en el campus Montalbán de la UCAB.

De todas las actividades que convocó esta feria, más de una decena guardaron relación con Polonia. Así, el público pudo descubrir un poco sobre este país que cuenta con seis Premios Nobel de Literatura y otros más en Química, Física y Paz.

El encargado de negocios de Polonia en Venezuela, Daniel Gromann -diplomático de carrera que ha trabajado en diversos países latinoamericanos- hizo un balance de su participación en la FLOC, evento que calificó como «excelente».

«Es admirable cómo logran reunir a tantas instituciones relacionadas con el ámbito editorial y, en general, con la promoción de la cultura. Este tipo de iniciativas no solo fomentan la lectura, sino que también impulsan la educación desde diversas perspectivas. Además, que Polonia haya sido el país invitado especial este año representa un honor y una gran oportunidad para nosotros. Esto nos permitió fortalecer los lazos culturales con Venezuela, mostrar aspectos clave de nuestra historia y tradiciones, y abrir una ventana para un mayor entendimiento mutuo entre ambas naciones», indicó.

Gromann apuntó que su delegación buscó que las lecturas, conferencias, encuentros y exposiciones que apoyaron (enfocadas en la literatura, economía, educación, historia y literatura polaca)  resultaran enriquecedoras a los estudiantes y público general que asistieron a la Feria.

Durante los seis días de la FLOC, Polonia presentó los libros Polonia en Venezuela y Mujeres polacas destacadas; también patrocinó un recital con piezas del polaco Frederic Chopin, a cargo del pianista Gerardo Gerulewicz.

El público pudo apreciar las exposiciones fotográficas «Entre la tierra y el mar» (sobre el escritor polaco Joseph Conrad) y «Polonia, un país de patrimonio mundial»; los ucabistas tuvieron oportunidad de aprender el idioma polaco una clase especial; se presentó el texto «ABC de la economía», con educación financiera para niños y adolescentes, y los más pequeños  disfrutaron de una presentación sobre la vida y obra del compositor Fréderic Chopin a cargo de la narracuentos de la UCAB.

Particularmente, Gromann resaltó la presentación del libro Polonia en Venezuela, proyecto que desarrolló la embajada con el fin de resaltar el «valioso aporte de la comunidad polaca en Venezuela».

«Este libro es un reflejo del profundo intercambio cultural y humano que une a nuestros países, y compartirlo en el marco de la FLOC fue, sin duda, un momento memorable», precisó el diplomático.

Un acercamiento a Polonia en voz de Gromann

-A su juicio, ¿por qué es importante apostar por eventos de este tipo?

«Apostar por eventos como la FLOC es fundamental porque promueven la lectura, el intercambio cultural y la diversidad. Estos espacios no solo fomentan la creación y difusión de nuevas obras literarias y artísticas, sino que también reflejan los cambios culturales que ocurren con el paso del tiempo.

Además, este tipo de actividades ofrecen una oportunidad única para descubrir nuevas perspectivas y aprender sobre temas que quizá no forman parte de nuestra cotidianidad. También permiten explorar áreas menos conocidas o poco exploradas, como fue el caso del interés que despertó en algunas personas el idioma polaco durante la FLOC. En definitiva, estos eventos abren puertas al conocimiento y a la apreciación de la riqueza cultural que caracteriza a nuestras sociedades».

-Polonia tiene seis Premios Nobel de Literatura. ¿Qué hace tan original y universal a esta literatura?

«Los Premios Nobel de Literatura polacos a los que te refieres son Henryk Sienkiewicz (1905), Władysław Reymont (1924), Isaac Bashevis Singer (1978), Czesław Miłosz (1980), Wisława Szymborska (1996) y Olga Tokarczuk (2018). Aunque cada uno de ellos tiene un estilo y enfoque muy particular, lo que los hace destacar y resonar a nivel universal es su habilidad para capturar la esencia de la experiencia humana desde diferentes perspectivas, épocas y contextos culturales.

Henryk Sienkiewicz, por ejemplo, escribió novelas históricas que exaltan la identidad y la resiliencia polaca, mientras que Władysław Reymont exploró la vida rural de Polonia en su obra maestra ‘Los campesinos’. Isaac Bashevis Singer, aunque escribía principalmente en yidis, plasmó temas universales como el amor, el exilio y la lucha espiritual. Czesław Miłosz, por su parte, abordó cuestiones filosóficas y existenciales con una sensibilidad poética única, y Wisława Szymborska es conocida por su poesía que combina lo cotidiano con lo trascendental de manera profundamente reflexiva. Finalmente, Olga Tokarczuk, la más reciente galardonada, ha destacado por sus narrativas innovadoras y su capacidad de conectar lo local con lo global, explorando temas como la migración, la identidad y la ecología. 

En definitiva, lo que hace tan original y universal a la literatura polaca es su riqueza y diversidad. A través de sus obras, estos autores logran transmitir historias profundamente arraigadas en la cultura polaca, pero con un mensaje que trasciende fronteras, hablando directamente a la condición humana. La invitación es descubrirlos y leerlos, pues cada uno de ellos ofrece una ventana única a su tiempo, su mundo y su genialidad literaria».

-Pero no solo destaca Polonia en las letras. También tienen un Nobel de la Paz y uno de Física y Química. ¿Cómo mira estos aportes a la humanidad?

«En este caso hablamos de figuras icónicas como Lech Wałęsa y Marie Skłodowska Curie, cuyos aportes han tenido un impacto profundo y duradero en la humanidad. Lech Wałęsa, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 1983, es un símbolo global de la lucha por la democracia y la libertad. Su liderazgo en el movimiento Solidaridad no solo transformó Polonia y contribuyó a la caída del comunismo en Europa del Este, sino que también inspiró a millones de personas en todo el mundo a defender los derechos humanos y los valores democráticos. Su Premio Nobel no solo reconoce su labor, sino que también refuerza el mensaje de que los cambios pacíficos son posibles, incluso en las circunstancias más adversas.

Por otro lado, Marie Skłodowska Curie, quien recibió el Premio Nobel de Física en 1903 (compartido con su esposo Pierre Curie y Henri Becquerel) y el Premio Nobel de Química en 1911, es un ejemplo extraordinario de cómo el conocimiento científico puede transformar la vida de las personas. Sus descubrimientos en el campo de la radioactividad no solo marcaron un hito en la física y la química, sino que también abrieron caminos fundamentales en áreas como la medicina. Gracias a su trabajo pionero, hoy contamos con herramientas tan importantes como los rayos X, que han salvado innumerables vidas y siguen siendo esenciales en el diagnóstico y tratamiento médico.

Ambos, desde ámbitos completamente distintos, representan el compromiso de Polonia con la humanidad, ya sea promoviendo la justicia social y la libertad o impulsando el avance científico que mejora nuestras vidas. Sus logros no solo son motivo de orgullo nacional, sino también un recordatorio de cómo la dedicación y el esfuerzo pueden dejar un legado universal».

-Polonia es el país de san Juan Pablo II. A propósito de que la UCAB es una universidad católica: ¿Es la espiritualidad necesaria en estos tiempos?

«Juan Pablo II fue una figura sumamente importante para Polonia, no solo por su aporte al cambio pacífico que se dio en el país, sino también como una figura de gran relevancia a nivel mundial. Sin duda, es uno de los polacos más grandes, importantes y reconocidos de nuestra historia. Además, Polonia sigue siendo un país donde la mayoría de los habitantes profesa la fe católica romana.

Sin embargo, la Polonia de hoy es un país laico, con una clara separación entre el Estado y la Iglesia, y la administración pública mantiene una postura neutral respecto a las creencias religiosas. Por lo tanto, siendo un funcionario público, no me corresponde opinar sobre temas relacionados con la espiritualidad».

-En el discurso que dio durante la inauguración de la feria, usted mencionó que Polonia «es conocido como un país solidario». ¿Puede ahondar más sobre esto?

«El concepto de solidaridad está muy arraigado en la tradición polaca y en nuestra mentalidad. No es una coincidencia que, en 1980, después de las masivas huelgas obreras, cuando se creó en Polonia el primer sindicato libre del control del Estado y del partido comunista en los países del entonces bloque soviético, este llevara el nombre de ‘Solidarność’ (Solidaridad). Este fue un movimiento crucial en nuestra historia moderna y sigue siendo un símbolo de nuestra capacidad para unirnos en momentos de desafío y de apoyo mutuo en el ámbito internacional.

La idea de ser solidarios – ayudar al prójimo, colaborar con los demás, tener en cuenta sus necesidades y tratar de satisfacerlas – fue una de las enseñanzas predicadas por San Juan Pablo II, con una gran resonancia en la nación polaca. Después de la caída del comunismo, este concepto continuó siendo válido en el ámbito social, laboral y ciudadano. Se refleja hasta en nuestra política, en nuestra membresía en la Unión Europea, de la que formamos parte desde hace 20 años, y en la OTAN, donde somos miembros desde hace 25 años.

Una muestra contundente de que la solidaridad no es un eslogan vacío, sino una realidad viva en Polonia, fue nuestra acogida a los vecinos ucranianos en medio de la invasión rusa y el liderazgo que hemos tomado en el apoyo internacional a Ucrania. Literalmente, millones de ucranianos cruzaron la frontera con Polonia en las primeras semanas y meses de la injustificada, no provocada e ilegal agresión rusa a plena escala. Fueron recibidos con los brazos abiertos y con apoyo concreto tanto de las autoridades polacas de varios niveles (central, regional y local) como por millones de ciudadanos que abrieron sus casas a los refugiados ucranianos, recogieron y distribuyeron diversos tipos de ayuda para ellos. Fue una muestra magistral de lo solidario que es nuestro país».

-¿Qué valores propios de su país destacaría? ¿Hay algunos comunes con Venezuela?

«Los polacos valoramos profundamente nuestra tradición y cultura, especialmente nuestra herencia histórica y la preservación de nuestro idioma, que ha sido un pilar fundamental para mantener nuestra identidad como nación a lo largo de los siglos. En ese sentido, he podido observar que los venezolanos también tienen un fuerte apego a su herencia cultural, manteniendo vivas sus tradiciones incluso frente a los desafíos.

Sin duda, tenemos mucho en común. Por ejemplo, en esta época del año, puedo mencionar la Navidad, que es una celebración muy significativa tanto en Polonia como en Venezuela. En Polonia, los villancicos y nuestras tradiciones navideñas juegan un papel esencial en las festividades, y aquí en Venezuela he notado que las gaitas cumplen una función similar, llenando el ambiente de música y alegría. Este es solo un ejemplo de cómo nuestras culturas, aunque diferentes, encuentran puntos de conexión que nos acercan.

Además de estas similitudes culturales, nuestras dos naciones comparten valores universales como el amor por la libertad, el respeto a la dignidad humana y la defensa de los derechos fundamentales. En la historia de Polonia, nuestra lucha por la democracia y la soberanía ha sido un pilar esencial que nos define como pueblo. Estoy convencido de que los venezolanos también valoran profundamente estos principios. Aunque ambos países hemos enfrentado altos y bajos en la preservación y aplicación de estos valores, nunca los hemos abandonado, y eso habla del espíritu resiliente que compartimos».

¿Qué se lleva de esta FLOC? Y ¿qué ha aprendido de Venezuela en su tiempo como representante diplomático?

«La Feria del Libro de la UCAB ha sido una experiencia sumamente enriquecedora para mí. He quedado impresionado por la eficiente organización y el entusiasmo que se respira en cada rincón de este evento. La atmósfera es cálida y acogedora, y el nivel de participación tanto de los expositores como de los asistentes refleja un verdadero amor por la lectura y la cultura. Es admirable cómo la universidad ha logrado reunir a tantas personas con el mismo objetivo: promover la literatura y el intercambio cultural. También es impresionante el esfuerzo por extender estos valores a personas que, a causa de su posición social, pueden tener un acceso dificultado a ellos.

Este tipo de iniciativas son fundamentales, porque no solo fomentan el hábito de la lectura, sino que también abren puertas a nuevos horizontes para los profesionales del sector editorial y cultural. Deben seguir realizándose porque la lectura siempre será necesaria. Hoy en día, hasta para utilizar un teléfono es necesario leer, especialmente porque el mensaje escrito ha ganado popularidad. Además, este tipo de eventos motiva a los profesionales del sector editorial y cultural a continuar con sus actividades, ya que tienen la oportunidad de encontrarse con sus pares y reconocer la importancia de su labor. Aunque los libros digitales están ganando atención, las publicaciones en formato físico aún tienen su público, lo que me parece muy interesante, porque en eventos como este es posible encontrar lo mejor de ambos mundos. Al final, es una forma de aprovechar la diversidad, no solo en términos de contenido, sino también en formatos.

Mi experiencia en Venezuela ha sido sumamente positiva desde el primer momento. A pesar de que solo llevo cuatro meses en el país, he podido sentir la calidez de su gente, que es muy acogedora, alegre y optimista. El calor del clima venezolano se refleja en la calidez de su pueblo, siempre dispuesto a compartir una sonrisa y a mirar hacia el futuro con esperanza, aunque el día de hoy tenga sus dificultades y desafíos. Esta energía única que observo en los venezolanos me ha impresionado profundamente. Además, veo grandes posibilidades de cooperación entre Polonia y Venezuela, tanto en el ámbito cultural como en otros sectores. Estoy convencido de que esta relación tiene mucho potencial y que podemos trabajar juntos para fortalecer los lazos entre nuestros países y nuestros pueblos».

♦Texto: Grace Lafontant León/Fotos: Manuel Sardá, Fabián Giampaoletti y Embajada de Polonia


(VER TAMBIÉN: EN EL DÍA DE ANDRÉS BELLO, LA UCAB CONDECORÓ A «TRES PILARES DE NUESTRA HISTORIA SOCIOCULTURAL CONTEMPORÁNEA»)