Con el 10 de enero como hito importante, analistas del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno  de la universidad presentaron algunos escenarios  políticos, internacionales, sociales, migratorios y económicos para los primeros seis meses del año próximo

Para 2025 se mantienen los escenarios de incertidumbre e inestabilidad en el país, marcados por las expectativas frente al 10 de enero, cuando se inicia el nuevo periodo presidencial. Así lo señalaron los expertos convocados a «Prospectiva Venezuela 2025: I Semestre», evento organizado por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (CEPyG UCAB) en el que se presentaron análisis del contexto político, económico, social, migratorio e internacional para los próximos seis meses.

La actividad, realizada el lunes 9 de diciembre, fue encabezada por el director del CEPyG, Benigno Alarcón, y contó con la participación de los internacionalistas Félix Arellano y Elsa Cardozo, el economista Asdrúbal Oliveros, el sociólogo Roberto Briceño-León y el politólogo Alejandro Oropeza.

En las palabras de bienvenida, el rector de la UCAB, Arturo Peraza, S.J., afirmó que la universidad está consciente de las dificultades que existen en el país.  Ratificó que sigue siendo prioritario buscar consensos para resolver la crisis. 

«En cada oportunidad de discusión sobre la actual situación, el horizonte debe ser la negociación como modo de salida del conflicto. Ese ha sido el posicionamiento que la universidad ha sostenido a lo largo del tiempo. Estamos claros de que la negociación como mecanismo para salir del conflicto es imperiosa, entendiendo que en estos momentos los actores fundamentales del proceso están en una situación de alto nivel de crispación”, comentó Peraza.

Escenarios políticos

Al hablar sobre la prospectiva política, Benigno Alarcón, director del CEPyG UCAB,  recalcó que antes de la elección del 28 de julio los escenarios de este centro mostraban que había dos posibilidades frente a lo que parecía una predecible victoria electoral de la oposición: transición o conflicto. Al final -apuntó- se materializó el inicio de un conflicto que aún no concluye y que tiene una nueva fecha hito.

El 10 de enero está en la cabeza de todo el mundo y eso nos coloca de nuevo frente a dos escenarios: transición política negociada o una nueva escalada de las tensiones con un desenlace difícil de predecir, solo que ahora es frente a la toma de posesión”.

Indicó que, según encuestas y estudios cualitativos realizados por empresas y organizaciones de prestigio, hay consenso en la convicción de que Edmundo González ganó la elección y dos tercios de los encuestados reconocen haberle dado su voto.

Alarcón expuso que, aunque no parezca, «el liderazgo opositor sigue en pie y las expectativas también». Se observa un fuerte rechazo a expresiones como pasar la página y se cree que González Urrutia se va a juramentar el 10 de enero.

“Hay críticas hacia la oposición porque no estaba preparada para el escenario de fraude electoral. La gente tiene fe en que el liderazgo opositor tiene un plan para el 10 de enero, pero quiere saber cuál es su rol ahora, que le bajen línea. La mayoría de los partidos políticos tiene claro que su futuro y credibilidad dependen de lo que ocurra en enero”, comentó.

Según el director del CEPyG, el desenlace que conduzca a un escenario de transición depende de la sincronización de cuatro factores: un acuerdo que permita la reducción de los costos de tolerancia a un cambio de gobierno para aquellos actores clave que contribuyen a su sostenimiento; la presión ciudadana; la presión y persuasión internacional, y el retorno de la FANB y los cuerpos policiales a la posición de neutralidad institucional que les corresponde de acuerdo a la Constitución y las leyes.

De no darse tal confluencia, Alarcón indicó que el escenario de autocratización e incertidumbre continua tendrá mayor probabilidad. Sin embargo, insistió en que pasar la página no es lo que está planteado, por lo que cualquiera de los dos escenarios sigue vigente, de cara no solo al 10 de enero, sino por una parte significativa del año próximo.

Una economía frágil

Para Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, “la perspectiva económica de 2025 es muy frágil”, a pesar de que 2024 ha sido el mejor de los últimos 6 años, ya que se produjo una expansión del consumo, creció el comercio y la manufactura, así como la producción, los ingresos petroleros y la recaudación tributaria.

Tal comportamiento, afirmó, puede seguir con buenos resultados dentro de una economía empequeñecida, pero también se puede desplomar dependiendo de lo que ocurra en el ámbito político y geopolítico. “Somos un país muy dependiente de las sanciones, y éstas puedan tirar la situación de un lado hacia el otro”, advirtió.

Ante un posible escenario de menor crecimiento en 2025, Oliveros señaló que la economía podría convertirse en un obstáculo contra la normalización, generando una altísima incertidumbre política. «La contracción económica puede llegar a 5% con una reducción de ingresos en divisas del 30%, más devaluación y mayor inflación», estimó.

Sin embargo, el experto comentó que, más allá de los obstáculos del entorno, en 2025 puede haber oportunidades. “Si se soluciona la situación política, el país puede despegar”, dijo.

Lo internacional: entre la presión y la persuasión

En sus análisis de escenarios, los internacionalistas  Elsa Cardozo y Félix Arellano hablaron de los factores relevantes del entorno externo que podrían llevar a que se materialice la voluntad de cambio expresada electoralmente en Venezuela o, por el contrario, hacer que prevalezca una continuidad impuesta.

Destacaron el cambio del orden mundial, caracterizado por escalada de tensiones, conflictos y guerras que trastornan las prioridades, estrategias y recursos de los actores internacionales de mayor influencia. Mencionaron que, en este caso, el gobierno intentará legitimarse a través de vínculos geopolíticos, para acceder a recursos, inversiones y mercado petrolero; conjugar la represión interna con aislamiento y descalificación de escrutinios, evaluaciones y exigencias sobre derechos humanos, democracia y Estado de derecho.

Los expertos agregaron que, por su parte, la oposición intentará sostener la legitimidad y ampliar reconocimientos internacionales de su triunfo electoral, y mantener y ensanchar el apoyo externo para conjugar estrategias activadoras de la disposición nacional democrática y del apoyo internacional en presión/persuasión para una transición.

Donde se concentra principalmente la expectativa es sobre Estados Unidos, coincidieron Arellano y Cardozo, fundamentalmente por los anuncios del presidente electo, Donald Trump, de aplicar mayor presión para tratar de facilitar la transición en Venezuela a partir de enero. También advirtieron que se esperan acciones fuertes para frenar la migración de venezolanos hacia Estados Unidos.

Perspectiva social: la esperanza de cambio se mantiene

Roberto Briceño León, director del Laboratorio de Ciencias Sociales (LACSO), destacó que antes de las elecciones había un rechazo al gobierno, pero no se tenía certeza de ser mayoría. Luego del 28 de julio, existe desconfianza plena al no haberse aceptado el resultado real de los comicios.

Según expuso el sociólogo, la población siente que no puede haber mejoría social ni económica sin un cambio político;  agregó que, para la gente, no hay salida individual en el actual contexto.

Pese a este contexto, el también profesor indicó que las expectativas positivas se mantienen. “Se tuvo claro el camino electoral”, pero ahora, aunque no se sabe para dónde va, se cree factible. En todo caso, tales expectativas se centran en enero. Según Briceño León, dependiendo de lo que pase a comienzos de 2025, se sabrá qué puertas se abren y cuáles se mantienen cerradas. Y se decidirá lo que se puede o debe hacer: protestar, presionar, adaptarse o emigrar”.

3% de venezolanos podrían emigrar en 2025

De no darse un cambio político positivo en el corto plazo, las estimaciones más conservadoras indican que alrededor del 3,7% de la población venezolana estaría dispuesta a emigrar. Esto significaría que aproximadamente 728.000 nacionales podrían salir del país en 2025. El dato corresponde a la actualización del estudio realizado por el Observatorio de la Diáspora Venezolana, dado a conocer por Alejandro Oropeza, CEO de esa organización en Madrid – Miami – WDC – Lima.

Según dicho estudio, la población venezolana asciende a 29.884.784 personas; de esta cifra, 20.774.784 corresponden a venezolanos residentes en el país y 9.120.000 conforman la diáspora (30,5%).

Otros aspectos interesantes de ese trabajo apuntan a que 67% de los miembros de una familia o conocidos están dispuestos a emigrar de Venezuela, y la primera razón para ello es el gobierno (76,1%), seguida por la inseguridad (75,4%) y la crisis económica (75%).

♦Texto: CEPYG UCAB/Fotos: Freepik (apertura),  Politika UCAB (retrato Benigno Alarcón) y archivo (situacionales)