Durante las jornadas del Instituto de Investigaciones Históricas de la universidad, seis investigadores compartieron ideas sobre varios temas, entre ellos la transición política y social posterior al gomecismo;  la crítica humorística en la prensa, la situación de la Iglesia en los primeros años del siglo y el papel de magnates petroleros en la modernización del país

El pasado miércoles 14 de mayo se celebraron las Jornadas de Historia «América Latina frente al siglo XX: cambios, retos y transformaciones en los primeros 50 años». El evento, organizado por el Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UCAB, reunió a seis investigadores de la la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Universidad de los Andes (ULA) y la UCAB.

Los asistentes al auditorio Francisco Virtuoso del centro cultural de la universidad, entre quienes estaban profesores, estudiantes y académicos, escucharon ideas y datos de investigaciones sobre algunos de los principales procesos políticos, sociales y económicos que marcaron a al país en la primera mitad del siglo pasado.

Tomás Straka, director del IIH, fue el encargado de dar las palabras de apertura. El historiador resaltó que la posibilidad de convocar un evento de esta índole y darle continuidad con el paso del tiempo es un signo de «salud, energía y vitalidad para la academia venezolana».

«Ahora, en esta nueva etapa, tenemos otra vocación: reunirnos anualmente para ver por dónde van los estudios históricos, las investigaciones, las cosas que nos preocupan. Este es un signo de salud e incluso tiene mucho de resistencia cívica y cultural. Estar reunidos acá para hablar en torno al siglo XX latinoamericano es una señal muy clara de que nosotros seguimos adelante, seguimos haciendo cosas y seguimos trabajando», aseguró el también individuo número de la Academia de la Historia.

Sócrates y el activismo de Mariano Picón Salas

Mariano Nava Contreras, profesor jubilado de la Universidad de los Andes y experto en filología clásica, centró su intervención en la figura de Sócrates y su relevancia para el pensamiento democrático y educativo desarrollado por uno de los intelectuales venezolanos más importantes de los primera mitad del siglo pasado: Mariano Picón Salas.

Nava, en ponencia titulada su «Educar para la democracia. Activismo socrático y el proceso del pensamiento venezolano de Mariano Picón Salas» resaltó cómo el filósofo griego es fundamental para entender el trabajo del intelectual merideño, quien destacó por realizar ensayos e investigaciones sobre la historia cultural de Hispanoamérica y Venezuela, además de desarrollar una intensa carrera como educador, activista y diplomático durante los gobiernos posteriores a la dictadura de Juan Vicente Gómez.

Señaló que Picón Salas, quien fundó la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV, buscó una perspectiva crítica respecto al colectivo, convirtiendo sus inquietudes en«abstracción y conceptos», elementos propios de Sócrates.

«Estar adentro y afuera a la vez es la incómoda paradoja del intelectual, pero también la piedra fundamental de su activismo, virtualización de la polis y abstracción del poder se encuentran en las raíces de su postura, así como en su entusiasmo sobre la breve primavera democrática», afirmó el ponente.

Nava destacó la importancia de enseñar la virtud ciudadana y de mantener la crítica y el debate como motores de la vida democrática, especialmente en «contextos de fuerzas contradictorias».

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La historiografía del siglo XX y sus contradicciones

Inés Quintero, historiadora e individuo de número de la Academia Nacional de la Historia, abordó en su conferencia titulada «Medio siglo de Historia: tergiversaciones, omisiones y lugares comunes» la complejidad de la periodización histórica en América Latina.

El proceso de periodización consiste en la división del proceso histórico en características distintivas para facilitar su estudio y comprensión. Según Quintero, la forma en que se ha dividido el tiempo histórico luego de la independencia de América se ha presentado de forma «insuficiente», ya que no logró captar la «complejidad y diversidad de los eventos que caracterizan ese período histórico».

Así mismo, señaló que otro de los mayores retos es la categorización de los procesos históricos, especialmente por la influencia de la transición de la economía precapitalista al capitalismo y la inserción en la economía mundial.

«A pesar de que se ha realizado un proceso de sistematización, generalmente tenemos problemas para establecer acciones en conjunto que recojan la complejidad y diversidad, pero también los distintos problemas que están vinculados a los procesos históricos», aseguró Quintero.

La académica explicó que los criterios de periodización suelen estar determinados por grandes esquemas cronológicos, pero que es necesario buscar un equilibrio entre la generalización y la atención a las particularidades y problemas específicos de cada país y región.

«De alguna forma, las tendencias que se han ido integrando dentro de los análisis explicativos sobre América Latina han estado más asociados a buscar periodos comunes entre ellas. Pero, también, hay que de ver las especificidades y particularidades de cada país, ya que cada uno tiene problemas y realidades distintas», concluyó.

Los estereotipos de Fantoches como crítica social

La historiadora e investigadora del IIH, María Soledad Hernández Bencid, presentó la ponencia «La Venezuela que despierta al siglo XX, a través de los estereotipos creados por Leoncio Martínez (LEO) para el semanario Fantoches».

Hernández Bencid abrió su ponencia reflexionando sobre el papel de la prensa venezolana y latinoamericana en la transición del siglo XIX al XX.

«El fin de un siglo y la llegada de otro es terreno propicio para la difusión de supersticiones y creencias que han ido pasando de generación en generación, y que constituyen una parte importante de la cultura, la facultad de imaginación y el patrimonio de símbolos culturales. La prensa fue el gran vehículo de transmisión de un nuevo pensamiento, pero también el perfecto espejo que nos muestra a través de sus diferentes versiones la realidad de cada uno de estos países y sus avatares», señaló la profesora.

En este contexto, Hernández centró su análisis en el semanario humorístico Fantoches, dirigido por Leoncio Martínez “Leo”, quien a través de sus caricaturas y textos construyó generalizaciones sobre la idiosincracia venezolana  que sirvieron para poner sobre el tapete críticas contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, la pobreza y otros problemas sociales, políticos y religiosos de los primeros años del siglo XX.

Entre los estereotipos retratados por Leo, mencionó la profesora Hernández, destacan el sacerdote jesuita, símbolo del anticlericalismo; el “mister”, representación del extranjero petrolero; Juan Bimba, campesino marginado; el camaleón, político oportunista; el jefe civil o militar gomecista, figura autoritaria; y el curero, joven afeminado que simboliza a los estudiantes de la Unión Nacional de Estudiantes y futuros socialcristianos.

También aparecen figuras femeninas como la beata corroñosa, la viuda inconsolable y la prostituta, todos reflejando los prejuicios y tensiones sociales de la época.

«Todos estos personajes expresan lo peor del gomecismo, fanatismo, sistemas gomeros, intrigas, nepotismo, represión, torturas, viejas prácticas. Leo crea una serie de estereotipos que le permiten desnudar la Venezuela de su tiempo, pero además nos acerca a ella a través de una cruda realidad, utilizando como recurso el humor negro y las caricaturas que, como menciona Nazoa, son grotescas y muy feas», explicó Hernandez Bencid.

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López Contreras y el camino a la transición postgomecista

La investigadora Jessica Guillén, profesora de la Universidad Central de Venezuela,  presentó detalles de su tesis doctoral, en la que analizó el período de gobierno del general Eleazar López Contreras (presidente de Venezuela entre 1936 y 1941) a partir de  100.000 piezas documentales.

En su ponencia, titulada «Aproximación a las visiones de los sectores económicos venezolanos (1936-1941)», Guillén explicó que su investigación explora las visiones, propuestas y debates económicos y sociales en torno a la «Venezuela de la transición», un período clave tras la muerte de Juan Vicente Gómez.

«Uno de los factores que más me entusiasma es que he podido conocer un país postgomecista que está muy lejos de ser una realidad única. Un país que, a pesar de la crisis y de la situación de larga duración, está apostando por nuevas oportunidades, porque en este país: está todo por hacerse», declaró.

Destacó que el archivo de López Contreras es un vehículo de la memoria del país, ya que contiene voces diversas: desde campesinos y ministros hasta opositores y organizaciones gremiales y políticas.

«El archivo se convirtió en una experiencia para escuchar a una parte del país, porque si bien evidentemente no podemos escuchar a todas las personas, si podemos escuchar a una representación de esta época en el país», dijo.

La experta agregó que la categoría de «transición» aún está en debate, pero que el análisis de estas fuentes permite comprender mejor las tensiones y propuestas de los distintos sectores económicos en una Venezuela que buscaba modernizarse y redefinirse a través de la educación, la ganadería, procesos productivos y económicos.

«A pesar de todos los temores que existían respecto a Eleazar López Contreras y las conexiones que todavía quedaban con el gomecismo, lo que más resuena en la documentación es el deseo de construir país, de buscar maneras alternativas de generar riquezas y de buscar la democracia. Porque no hay desarrollo económico sin la mejora del proceso político y la apertura a la democracia», concluyó.

Rockefeller: el magnate petrolero y su impacto modernizador

La profesora Esther Mobilia, investigadora de la UCV y la UCAB, abordó el papel del empresario petrolero estadounidense Nelson Rockefeller en la vida económica y social del país.

Su intervención, titulada «El proyecto modernizador venezolano y el rol del empresario Nelson Rockefeller (1938-1958)», exploró cómo Rockefeller, a través de sus inversiones y redes de influencia, contribuyó al desarrollo económico y social del país en el contexto de la expansión petrolera y la política de «buen vecino» impulsada por Estados Unidos.

Mobilia explicó que Rockefeller no solo fue un actor clave en la economía, sino también en la cultura y la filantropía, promoviendo empresas como Standard Oil e impactando en sectores como ganadería, lácteos, supermercados, transporte, refrigeración y salud. 

«Lo que quiero decir con esto es que la proyección del capital estadounidense y en alguna medida esta visión de lo que es una sociedad moderna no es solamente un tema económico per se, sino que se vincula de una forma incluso estratégica para estos empresarios con la necesidad también de construir una sociedad más sana y moderna, por supuesto es un binomio interesante», argumentó la profesora.

La ponente invitó a repensar el legado de Rockefeller, no solo como símbolo del capital extranjero, sino como un aliado, referencia y oportunidad para el desarrollo.

«Nelson Rockefeller es un promotor y agente modernizador. Pero si no hubiera habido las condiciones en Venezuela, si no hubiera habido la voluntad, si no hubiera habido la intención precisamente y la preocupación de iniciar o de ampliar ese proyecto de modernización, esta influencia y la proyección del capital estadounidense en el país no hubiera sido efectivo», aclaró.

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Iglesia católica y la llegada del siglo XX

por su parte, el sacerdote Carlos Rodríguez Souquet, investigador del IIH UCAB, fue el encargado de cerrar el evento con una reflexión sobre el impacto del siglo XX en la Iglesia Católica venezolana.

Su exposición analizó cómo esta institución enfrentó los retos de la modernidad, la secularización y los cambios políticos y sociales que caracterizaron la primera mitad de la centuria pasada.

El presbítero e historiador ilustró su análisis con ejemplos concretos tomados de documentos y cartas pastorales de la época. Destacó que, durante este período, la Iglesia tuvo que redefinir su papel en la sociedad venezolana, adaptándose a nuevas realidades sin perder su influencia.

«El siglo XX no solo trajo consigo transformaciones externas, sino también debates internos sobre el sentido de la fe, la educación y la participación en la vida pública», explicó.

Comentó que «uno de los problemas principales en el momento histórico era el clero profundamente ignorante y sin estudios», lo que era visto como una amenaza para la sociedad y para la propia Iglesia:

«El clero formado indebidamente es un peligro social antes que un elemento de orden. Así mismo, al suprimir la educación necesaria para los ministros ordenados, estos pueden llegar a ser hombres ignorantes y de virtudes dudosas que, cuanto menos, harán la religión despreciable a la vista de los pueblos», declaró.

En su recorrido por los debates intelectuales de la época, el sacerdote mencionó el impacto de nuevas doctrinas y la reacción de la Iglesia frente a ellas, como la controversia sobre la doctrina de la descendencia común y el evolucionismo.

Finalmente, Rodríguez Souquet subrayó que la Iglesia Católica, aunque marcada por conflictos internos y desafíos externos, fue capaz de adaptarse sin perder su influencia en la sociedad venezolana.

♦Texto: Mariana Pérez /Fotos Manuel Sardá y Jesús Abreu


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