El docente e investigador italiano ofreció la conferencia inaugural del II Congreso Internacional Humanidades en Tiempo Presente, en la que discurrió sobre las formas de hibridación hombre-máquina y sus implicaciones. «Estas posibilidades redefinirían los límites de la capacidad humana y abrirían oportunidades sin precedentes en los ámbitos de aprendizaje, creatividad y solución de problemas», reflexionó
El pasado 28 de mayo tuvo lugar la apertura del II Congreso Internacional Humanidades en Tiempo Presente. «Cartografías en expansión», evento académico organizado por la Escuela de Letras de la UCAB que, durante tres días, convocó a más de sesenta ponentes para reflexionar en torno a temas como lo ambiental, la economía naranja, la actualidad venezolana y las inquietudes y oportunidades que está dejando la tecnología en sus múltiples formas.
El semiólogo italiano Massimo Leone, profesor e investigador de la Universidad de Turín (Italia) y la Universidad de Shanghái (China), ofreció la ponencia inaugural, titulada «La filosofía del híbrido».
En la charla, el también investigador asociado de la UCAB abordó, precisamente, una de las aristas más sensibles del tema tecnológico: la unión hombre-máquina y las implicaciones que esta tiene.
Leone es autor de más de 600 artículos científicos, 16 libros y ha editado más de 60 volúmenes colectivos en los que ha abordado temas como filosofía de la comunicación, estudios religiosos y cultura digital. Además es redactor jefe de la revista internacional Lexia, dedicada a la semiótica.
Ante un auditorio repleto de autoridades universitarias, docentes, estudiantes y representantes de la embajada de España (delegación que apoyó la realización del Congreso), el profesor comenzó su intervención señalando que los primeros usos del concepto «híbrido» estuvieron referidos a un animal producto de la mezcla de dos especies distintas.
Destacó que, en griego, la palabra significa arrogancia, soberbia y abuso. «Aporta la idea de que estos seres de ascendencia mixta son el producto de una unión arrogante», propuso.
Progresivamente, Leone decantó su explicación en que la especie humana es híbrida desde su propia genética y que los hombres son creadores de hibridaciones que no siempre son positivas.
Señaló, como ejemplo, cruces que fomentan la extinción masiva de especies, así como la uniformidad genética.
«La especie humana podría redefinirse como la especie hibridadora, que lleva milenios ejerciendo la arrogancia de mezclar especies que la naturaleza preferiría mantener separadas», acotó ante los presentes, reunidos en el laboratorio XPR del campus Montalbán.
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Hibridación IA-inteligencia humana: reflexiones de Leone
Para la humanidad, el avance de la tecnología se ha convertido en un elemento disrruptor: genera expectativa y miedo, a la vez que se convierte en algo útil.
La inteligencia artificial (IA) es uno de los elementos que más inquietudes despierta, ya que «por primera vez en la historia de la humanidad se crean formas de existencia híbridas, no en el ámbito de la biología de los animales y plantas, sino en el de las lenguas y las culturas, donde los humanos y los algoritmos se mezclan cada vez más para albergar a híbridos cuya definición va más allá de su definición», indicó Massimo Leone.
Partiendo de esto, el experto se adentró en algunos caminos que esta mixtura hombre-máquina podría abrir.
Entre otros, mencionó la posibilidad de integrar a la IA con la mente humana en una sola entidad, donde cada una mantenga su identidad distintiva (capacidades de procesamiento y razonamiento) para colaborar en la toma de decisiones y resolución de problemas.
En esta misma línea, se refirió a la quimera de mezclar la IA con la inteligencia humana a nivel de redes neuronales, para que una nueva inteligencia -de forma indistinguible- resuelva con eficiencia problemas y algoritmos.
El semiólogo también habló de una unión más profunda: el cíbrido, una forma donde la consciencia humana y procesos cognitivos específicos se integren a un humano creado con IA. A diferencia de las dos posibilidades anteriores, las capacidades cognitivas del humano se colocarían en un citoplasma de IA para que sirvan de apoyo a lo artificial.
«El resultado sería una entidad donde la condición humana dirige las funciones primarias, pero es reforzada por las capacidades de procesamiento de datos y computación de la IA. Esta integración podría llevarnos a un escenario donde la inteligencia humana se viera aumentada por la IA en tiempo real, mejorando nuestra capacidad para interactuar con grandes cantidades de datos y comprenderlos», señaló.
Con mirada optimista, el profesor sostuvo que todas estas ideas conducirían a la creación de un nuevo tipo de ser que combinaría lo mejor de ambos mundos: la creatividad, emoción y sensibilidad de la inteligencia humana, pero con la velocidad, precisión y potencia de cálculo de la IA.
«Estas posibilidades redefinirían los límites de la capacidad humana y abrirían oportunidades sin precedentes en los ámbitos de aprendizaje, creatividad y solución de problemas», acotó Leone.
Sin embargo, advirtió que la coexistencia de las nuevas especies representaría un desafío, si la sociedad no evoluciona para respetar y valorar las capacidades de cada grupo, sino que se mantienen los prejuicios, la estigmatización y las visiones sociales excluyentes.
«La educación y un diálogo abierto serían cruciales para la forma en que la sociedad abrace la diversidad y fomente la colaboración», reflexionó.
Como cierre de su disertación, el semiólogo rescató algunos avances tecnológicos que sí están ocurriendo hoy. Por ejemplo, la biología regenerativa, que utiliza la IA para crear modelos de comunicación e interacción celular que se materializan en una manifestación orgánica.
De allí, siguió Leone, surgen los xenobots (formas de vida sintética regenerativa de pocos milímetros capaces de moverse gracias a simulaciones con algoritmos), los hibrots (entidad cibernética formada a partir de neuronas de ratas conectadas a chips informáticos) y los androbots (constituidos a partir de células somáticas humanas adultas que muestran patrones de movimientos distintos y son programables).
«Podemos esperar que estos avances empíricos conduzcan a una mejor comprensión teórica y diseño intencional. Pero será necesario abordar el elemento crucial que subyace en estos fenómenos misteriosos. (…) Lo que explicará estos resultados de la comunicación dentro de las células quizás no tenga un nombre, pero podría estar muy cerca de lo que las letras, la filosofía, la semiótica y teología llama sentido», concluyó.
Un congreso para hacerse preguntas y buscar respuestas desde lo humano
El II Congreso Internacional Humanidades en Tiempo Presente «Cartografías en expansión» fue convocado como una de las actividades de celebración de los 70 años de la Escuela de Letras UCAB.
Un total de 69 expositores de universidades de Venezuela, Argentina, México, España y Estados Unidos participaron en 21 mesas de trabajo y tres mesas especiales en las que presentaron más de 50 ponencias sobre tópicos como filosofía del diseño, migración, cambio climático, consumo mediático y cultural, inteligencia artificial en la educación, y política, violencia y cultura.
Movilizado por la relevancia de las humanidades para distintas áreas del saber, así como por la pertinencia de este encuentro académico, el rector de la UCAB, Arturo Peraza S.J., afirmó que el Congreso se aproximó a temas que siempre han preocupado -y ocupado- a la universidad, desde el aspecto formativo y de investigación.
Particularmente, señaló que la literatura -con sus diferentes expresiones- permite conocer «de dónde venimos y hacia dónde tendríamos que poner el horizonte», dijo durante la jornada inaugural.
«Hay muchísimas cosas que tenemos que responder, pero esas respuestas necesitan alma para tener sentido. Y la literatura tiene el don de poner al centro esa alma, la persona. (…) No hay divorcio entre las humanidades y la tecnología, son una unidad: una demanda la otra. Cualquier carencia deja desbalanceado al sujeto que la usa. La integración de estas dos realidades es la integración de un ser humano que necesita expresarse en todas las profesiones. Más que nunca, la Escuela de Letras hace falta; es necesario tener esa mirada en el alma para que la tecnología tenga una razón humana para desarrollarse», recalcó el rector.
Por su parte, María Di Muro -profesora de la Escuela de Letras y directora del comité organizador del Congreso- precisó que el evento se propuso conectar diferentes disciplinas humanísticas con asuntos de actualidad.
«Este evento tiene múltiples significados para la Escuela de Letras, para la universidad, el país y la comunidad académica global (…) Quisiera destacar el lema que escogimos para esta edición: «Cartografías en expansión», que revela los tránsitos indiscernibles de una idea, una pregunta: ¿Hasta dónde puede llegar una inquietud personal suscitada por un argumento, una frase, un libro, una película? (…) Nos preguntamos por los límites de la universidad, de la educación e investigación. Estas discusiones evidencian la porosa condición de todo», sostuvo Di Muro.
La también investigadora agregó que el evento no solo celebró siete décadas de la Escuela de Letras, sino que proyectó el papel de las humanidades en un mundo donde lo híbrido -entre naturaleza, cultura y tecnología- redefine lo humano.
♦Texto: Grace Lafontant León/Fotos: Fabiana Contreras, Jesús Abreu y Grace Lafontant
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