Un colorido pupitre hecho a partir de polipropileno, un bloque de construcción y asfalto con agregado de tereftalato de polietileno (PET) son los tres innovadores prototipos que idearon seis futuros ingenieros ucabistas tras hacer uso del Aula UCAB Recicla, laboratorio inaugurado hace un año para transformar el plástico desechado en el campus

En julio de 2024 abrió sus puertas el Aula Abierta UCAB Reciclaespacio del campus Montalbán donde funciona una planta en la que las botellas plásticas PET, desechadas en la universidad, son recicladas y reconvertidas en otros productos de utilidad.

Desarrollada por la Dirección de Sustentabilidad Ambiental, la Escuela de Ingeniería Industrial y la Dirección General de Servicios de la institución, el área fue pensada como una solución concreta para la reducción de la huella de carbono de la UCAB, ya que conduce hacia procesos operativos más ecoamigables y contribuye con la economía circular.

En el ámbito educativo, el aula recibe a profesores de la cátedra institucional Ecología, ambiente y sustentabilidad, quienes llevan a sus alumnos a recibir clases allí con el fin de enseñarles sobre los procesos ecosustentables que se llevan adelante.

Adicionalmente, el espacio funciona como un laboratorio para que los estudiantes de pregrado de los últimos semestres, principalmente de la Facultad de Ingeniería, realicen experimentos asociados a sus proyectos de grado.

Ese es el caso de tres grupos de tesistas de la carrera de Ingeniería Industrial,  que decidieron abordar temas de sustentabilidad y desarrollar, como centro de sus trabajos finales, productos ecoamigables creados y probados en el Aula UCAB Recicla.

La defensa de los proyectos, ante un jurado de profesores,  tuvo lugar el pasado lunes 21 de julio en el auditorio Guido Arnal.

«Cuando inauguramos este laboratorio hicimos una promesa: darle utilidad a los plásticos que se transformaban en ese espacio. El más procesado es el tereftalato de polietileno (PET), pero es difícil de transformar en cualquier otra cosa. Quedamos en deuda con Venezuela. Decidimos hacer tres proyectos de grado que se acoplan al Aula Abierta UCAB Recicla para aportar nuestro granito de arena y demostrar que las instalaciones de la UCAB son útiles para el planeta», dijo Joao De Gouveia García, director de la Escuela de Ingeniería Industrial, durante la actividad.

El Aula Abierta UCAB Recicla, de 611 mts2, consta de cuatro máquinas para moler, procesar y convertir botellas PET en pellets, láminas y otros productos, además de una sala de clases y áreas para la recolección y lavado del material de desecho.

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Repensar ecológicamente los pupitres de la UCAB

Sara Rivero y Diego Makkoukdji, ambos estudiantes del último semestre de Ingeniería Industrial, presentaron el proyecto «Diseño de proceso productivo para la sustitución de los elementos no metálicos de los pupitres de la UCAB a base de plástico reciclado». 

Bajo la tutela de los profesores Joao De Gouveia y María Carolina Vásquez, el equipo ideó  un colorido prototipo de pupitre, elaborado a partir de residuos de plástico transformados en el Aula Abierta UCAB Recicla.

Por sus propiedades y versatilidad, la materia prima que utilizaron fue polipropileno en lugar del tereftalato de polietileno (PET) o el polipropileno de alta densidad (HDPE).

«En un mundo donde la reputación se construye con acciones, este proyecto suma puntos reales a una universidad líder en sostenibilidad. La UCAB ya cuenta con una sólida estructura enfocada en el reciclaje y la sustentabilidad. (…) Sin embargo, falta algo: esta nueva materia prima secundaria no está siendo transformada por nosotros mismos, sino por un agente externo o se acopia en algún depósito dentro de la universidad. (…) Es una oportunidad desaprovechada», mencionó Sara Rivero.

Su compañero, Diego Makkoukdji,  agregó que, para producir el mueble debieron utilizar, además de la planta de reciclaje de plástico, el Laboratorio de Manufactura Flexible de la Facultad de Ingeniería.

En el primero, se llevó adelante todo el proceso de selección, lavado, secado y trituración del plástico para fabricar láminas con prensas; en el segundo, se diseñó el patrón de las piezas no metálicas del pupitre, se cortaron y ensamblaron.

«En total, elaborar un pupitre demora tres días y se utilizan 2.8 kilogramos, aproximadamente, para el escritorio y asiento», afirmó el estudiante.

Respecto a su factibilidad económica, Makkoukdji apuntó que la fabricación de estas piezas no requeriría mayor inversión que el uso de los propios recursos con los que la UCAB cuenta.

Sin embargo, el grupo propuso un proyecto para ampliar los espacios del Aula UCAB Recicla, de manera tal que se faciliten los distintos procesos que tienen lugar allí.

Los jóvenes esperan que los pupitres sirvan como un símbolo inspirador de lo que puede lograrse.

«Este proyecto no solo transforma residuos, transforma realidades, procesos y perspectivas. Es el momento perfecto para convertir los residuos en recursos, la visión en acción y la comunidad como protagonista del cambio. Nosotros dimos el primer paso, ahora el cambio está en manos de todos«, resaltó.

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Un asfalto ecológico único en Venezuela

Los futuros ingenieros Luis Duarte y Santiago Michelena presentaron el trabajo «Diseño de un prototipo de mezcla entre plástico reciclado y asfalto».

Los jóvenes, que también contaron con los profesores De Gouveia y Vásquez como tutores,  se basaron en experiencias similares, desarrolladas en otros paíse,s en las que se agrega tereftalato de polietileno (PET) a la mezcla de asfalto.

En Venezuela, dijo Michelena, este es un proyecto sin precedentes que apunta a modernizar los procesos productivos del país y contribuir con el desarrollo sustentable.

Recordó que el PET demora 1.000 años en descomponerse y es el plástico más recogido por el Aula Abierta UCAB Recicla (cerca de 80%).

Los estudiantes explicaron que, para materializar su idea, recurrieron a una empresa externa, que les permitió hacer las mezclas correspondientes, con el fin de estudiar el comportamiento del asfalto con plástico incorporado.

«Queríamos determinar si la propuesta es viable y sustentable. En Venezuela, las técnicas del asfaltado se basan en métodos tradicionales y sabemos que tenemos un problema ambiental grave: el plástico se acumula de forma creciente. La desconexión entre la acumulación de residuos plásticos y la falta de innovación nos pareció una oportunidad para incorporar soluciones», afirmó Michelena.

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Partiendo de los estándares de las normas de calidad nacionales, el grupo procedió a incorporar -en diferentes proporciones- el PET al asfalto. Con ello, se consideraron los vacíos totales, el flujo y la estabilidad del material. Después de varias pruebas y procesos físico-químicos, dieron con la proporción ideal para lograr la densidad requerida para asfaltar vías de comunicación terrestre.

Luis Duarte recalcó que la intención del proyecto era ubicar cuál combinación permitía mayor incorporación de plástico al asfalto (de alto tráfico), atendiendo la factibilidad técnica, para posicionar el producto como una alternativa rentable desde el punto de vista económico.

«La inclusión de 1% cumple con las premisas: es el mayor porcentaje de PET que no sacrifica los parámetros de flujo, vacío y la estabilidad. Y cumple con las normas de control de calidad; nuestra mezcla es adecuada desde el punto de vista estructural y sustentable«, concluyó.

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Construcciones sostenibles con bloques híbridos

El tercer equipo de tesistas de Ingeniería Industrial UCAB estuvo conformado por Ana Hernández y Paolo D’onghia, quienes presentaron el trabajo «Diseño de un proceso productivo utilizando plástico PET reciclado», el cual se centró en la fabricación de un bloque híbrido de concreto y PET.

Sus tutores fueron los profesores Luis Amado Gutiérrez y Martín Dorante.

Según explicaron los estudiantes, este tipo de bloque, según las normas COVENIN, es tipo B y no se debe utilizar en partes estructurales. Sin embargo, con un máximo de 10% de PET triturado, obtiene ciertas ventajas como resistencia térmica y acústica, además de una reducción en su peso.

Precisaron que, para fabricar una unidad de este bloque, además de la mezcla de concreto, hacen falta 20 botellas de plástico PET. La planta que el grupo planteó en su proyecto es capaz de fabricar 6.000 bloques al día.

Para efectos prácticos, los alumnos realizaron pruebas  gracias al apoyo de las Escuelas de Ingeniería Industrial e Ingeniería Civil, así como de la Dirección de Sustentabilidad Ambiental.

En primer lugar, prepararon el PET en el Aula Abierta UCAB Recicla, luego de lo cual hicieron los prototipos de bloque en el Laboratorios de Materiales de la Facultad de Ingeniería. Una vez fabricados,  un experto con más de 15 años de experiencia validó el producto final.

De acuerdo con D’onghia, el propósito del proyecto es solventar un problema ambiental y transformarlo en una oportunidad para el sector constructivo.

«La realidad es que estas botellas demoran siglos en descomponerse y nuestra propuesta busca crear un producto innovador y sostenible. Nuestra proyecto se concentra en el diseño del proceso de fabricación, la preparación del plástico PET hasta la producción de los bloques. Buscamos demostrar la viabilidad técnica y conceptual de esta solución», dijo.

Por su parte, Hernández recalcó que, por cada 3.000 bloques producidos. se le da disposición final a una tonelada de plástico. Adicionalmente, calcularon que entre 250 y 500 toneladas podrían ser recicladas y reutilizadas para este fin.

«El sector constructivo está paralizado en un 95%, por eso tomamos un escenario conservador. Pero en Venezuela sabemos que existe un déficit habitacional de 2.2 millones de viviendas y esto nos puede ayudar a pensar para quiénes podría ser útil nuestro proyecto. Queremos transformar desechos plásticos en construcciones que puedan ser eficientes, confortables y sostenibles», concluyó la joven.

♦Texto: Grace Lafontant León/Fotos: Christian Lazo


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