Durante la misa por el inicio del año académico 2025-2026, el rector de la UCAB pidió a los profesores y empleados de la institución «hallar gozo, propósito y paz a través de la fe», para mantener el espíritu de servicio universitario en medio de las complejidades sociales y económicas. Insistió en la necesidad de romper «el bucle de la polarización» y construir diálogo y fraternidad
Con una eucaristía celebrada en la parroquia «María Trono de la Sabiduría» del campus Montalbán, el pasado 5 de septiembre empleados y profesores de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) dieron inicio a las actividades laborales del año académico 2025-2026.
La ceremonia religiosa, encomendada a los beatos venezolanos Carmen Rendiles y José Gregorio Hernández —próximos a ser canonizados por la Iglesia católica—, fue oficiada por el rector Arturo Peraza, S.J., en compañía del director de Identidad y Misión, César Muziotti,S.J., y el párroco universitario, Danny Socorro ,S.J.
La UCAB como una «real fiesta de vida»
La misa tuvo como centro un pasaje del Evangelio de San Lucas donde Jesús invita a sus discípulos «a comer y a beber», a pesar de los momentos de dificultad, y los llama a «ver la vida como una fiesta», desde el encuentro con los demás y la comunión interior con Dios.
A partir de esa lectura, el padre Arturo Peraza animó a la comunidad ucabista a hallar «gozo, propósito y paz» a través de la fe, pese a las complejidades sociales y económicas. En este sentido, planteó una interrogante a todos los presentes: «¿Podemos convertir esta universidad en una real fiesta de la vida?»
Para responder esta pregunta, el rector señaló que, en un contexto de dificultad «donde nadie está tranquilo», la labor universitaria debe tener como norte el encuentro con Jesús. Dijo que la institución y sus miembros tienen la responsabilidad de ofrecer a cada uno de sus estudiantes, profesores, personal administrativo y visitantes un espacio «de oasis y fiesta de esperanza».
«Lo que estamos pretendiendo es que la universidad sea efectivamente un espacio de vida para todos los que la tocan. Pero esto solo es posible en la medida en que el espíritu de cada uno de los que está aquí se construya a base de servicio, atención y fe. Debemos romper el molde, la idea de ´ser universidad´, para lograr hacer que la vida de todos se convierta en una fiesta que le dé sentido a un contexto como en el que vivimos. Ojalá el Señor nos permita montar esta fiesta, para que los chicos puedan sentir que tenemos una razón para seguir celebrando, porque ellos tienen derecho a vivir y nosotros somos los responsables de que ese derecho sea posible», afirmó Peraza.
El sacerdote jesuita también resaltó que, ante la situación actual, es imperativo salir del «bucle de la polarización» que envuelve al país. Para esto, invitó a los presentes a «romper paradigmas» y crear oportunidades de diálogo y fraternidad, dentro de la institución y fuera de ella.
«Para llevar malas noticias no necesito ser profeta. Para decir que la cosa está mal, no necesito ser profeta. Para decir que no hay institucionalidad en el país, no necesito ser profeta. Para descubrir dónde está la fuerza que emerge en medio de todo este dolor, para transformar historias, para eso si necesito contar con Dios», recalcó.
Como cierre de su homilía, el rector Arturo Peraza citó al papa León XIV para recordar a los colaboradores universitarios la importancia de ser portadores de esperanza, transformando el propio corazón como punto de partida para la transformación social.
«En la vida no es necesario tenerlo todo bajo control. Basta con elegir cada día amar con libertad, esta es la verdadera esperanza: saber que, incluso en la oscuridad de la prueba, el amor de Dios nos sostiene y hace madurar en nosotros el fruto de la vida eterna», concluyó.
A continuación algunas imágenes del encuentro eucarístico.
♦Texto: Mariana Pérez Guerra/Fotos: Manuel Sardá
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