De acuerdo con el sacerdote e investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UCAB, la primera exhortación apostólica del pontífice subraya «el carácter de revelación divina que define la opción preferencial y la acción pastoral de la Iglesia en favor de los pobres y de estos en favor de la Iglesia de Cristo»
Se ha hecho público «Dilexi te» («Te he amado»), primer documento magisterial del nuevo obispo de Roma. Fue firmado el 4 de octubre, memoria litúrgica de san Francisco de Asís, fecha que resulta significativa, dado el tema de la exhortación (el amor a los pobres) y, también, el hecho de que se trate, en su base, de un papel de trabajo redactado por el papa Francisco.
De esta manera, León XIV hace suyo el pensamiento del pontífice anterior sobre el asunto y, con las aportaciones personales (que no conocemos por ahora), lo presenta ante la Iglesia de Cristo y el mundo. En esta circunstancia, las líneas que siguen pretenden señalar sucintamente algunos de los elementos formales del documento papal que, tal vez, puedan resultar interesantes.
La devoción católica y, a menudo, la predicación eclesiástica bien intencionada suele otorgar el mismo carácter magisterial a todas las intervenciones del Papa, desde una homilía hasta una carta encíclica. Ahora bien, quizás ese modo de ver las cosas no haga justicia al ministerio petrino. Al menos así nos lo enseñó el padre Francis Sullivan, S.J., en la Universidad Gregoriana.
Claro está, no es este el lugar para plantear el problema. Ahora bien, si por casualidad se abriera la página web del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral en el Vaticano se caería en la cuenta de que, al enumerar los tipos de documentos papales, se coloca la exhortación apostólica en el segundo lugar.
Aun así, el tema, la actualidad y el modo de tratar la cuestión darán un lugar apropiado a «Dilexi te» , tanto en el mundo católico como en la opinión general.
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Denuncias sociales y estructura del documento magisterial
Como señala la página web de Vatican News, “el Papa denuncia la economía que mata, la falta de equidad, la violencia contra las mujeres, la desnutrición y la emergencia educativa”. Por supuesto, hace esto y mucho más. Como curiosidad positiva, se tiene que el pontífice reivindica, de manera inteligente, la (tan vituperada) “limosna” como una actitud de actualidad cristiana.
La exhortación apostólica consta de 5 capítulos, 121 números y 130 citas a pie de página; o sea, 1.07 cita por numeral, lo cual no deja de ser bastante, aunque es sabido que el modo de proceder de la Santa Sede en lo que concierne a los documentos que publica es citarse a sí misma (Papas, Dicasterios, etc.) y a otras voces de importancia en la historia de la Iglesia o del pensamiento católico (santos, teólogos, etc.), evidenciando así la continuidad en el magisterio.
Entre los personajes citados a pie de página sobresale, como era de esperar, el papa Francisco, con 57 menciones directas o indirectas, lo que hace un 43.8 % del total. Por otra parte, aparecen también Benedicto XVI (3 veces), Juan Pablo II (13 veces), Pablo VI (5 veces), Juan XXIII (1 vez) y Pío XII (1 vez). Entre los Papas medievales: Inocencio III (1 vez. + 1216), Honorio III (1 vez. + 1227), Gregorio IX (1 vez. +1241) y, finalmente, san Gregorio Magno (3 veces. + 604).
Además, se mencionan algunos padres de la Iglesia. A saber: san Ignacio de Antioquía (1 vez. +en tiempo del emperador Trajano), san Policarpo (1 vez. +155), san Justino (1 vez. +entre 162-168), san Cipriano (1 vez. +siglo III), san Basilio Magno (1 vez. +379), san Gregorio Nacianceno (1 vez. +390), san Ambrosio (5 veces. +397), san Juan Crisóstomo (4 veces. +407) y san Agustín (3 veces. Los números 43-48 se dedican a su pensamiento sobre los pobres. +430).
Asimismo, dos religiosas: santa Luisa de Marillac (1 vez. +1660. Cofundadora de las Hijas de la Caridad) y Madre Teresa de Calcuta (1 vez. +1997), entre otras personas o instituciones, como se verá más adelante.
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Enseñanzas y desafíos sobre “el amor a los pobres”
La secuencia de los capítulos del documento, en sí misma, manifiesta el recorrido mental y discursivo elegido para exponer la enseñanza sobre “el amor a los pobres”. A saber: Dios opta por los pobres, una Iglesia para los pobres, una historia que continúa y un desafío permanente.
Al primer capítulo se le ha dado como título “Algunas palabras indispensables”. En consecuencia, este apartado del texto parecería ser el lugar indicado para encontrar los aportes personales de León XIV. Sin embargo, esta opinión, hasta el momento, pertenece exclusivamente al ámbito de las conjeturas.
Ciertamente, el tema tratado por la exhortación no es novedoso, aunque será siempre actual y de urgencia pastoral. De hecho, en el numeral 89, se menciona la toma de posición asumida ante la pobreza generalizada por parte de las conferencias episcopales regionales y nacionales. En este contexto, se hace una mención especial de la Iglesia latinoamericana que, después del Concilio Vaticano II, en su conjunto y bajo la guía de los obispos, se sintió “fuertemente” identificada con los pobres del continente.
“Fue el corazón mismo de la iglesia –afirma León XIV– el que se conmovió ante tanta gente pobre que sufría desempleo, subempleo, salarios inicuos y estaba obligada a vivir en condiciones miserables”.
En este ámbito de cosas, el Papa alude a dos hechos sugestivos: el primero de ellos, el martirio del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, “testimonio y exhortación viva para la Iglesia” y, en segundo lugar, las conferencias episcopales de Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida, señalando que “constituyen etapas significativas para toda la Iglesia” (n. 89).
Revelación y dimensión teologal
Llegados a este punto, el Papa afirma que desea referirse particularmente a dos puntos del magisterio episcopal latinoamericano: la existencia de estructuras de pecado que causan pobreza y desigualdades extremas (nn. 90-98) y los pobres como sujetos (de liberación) en la actividad de la Iglesia (nn. 99-102).
En este contexto, León XIV enseña, haciéndose eco de los obispos latinoamericanos, que la opción preferencial de la Iglesia por los pobres “está implícita en la fe cristológica” (n. 99). Por eso, no extraña que, al inicio de la exhortación apostólica, en el número 5, se nos diga que, en cuanto a los pobres se refiere, “no estamos en el horizonte de la beneficencia, sino de la Revelación” y se añade enseguida: “el contacto con quien no tiene poder ni grandeza es un modo fundamental de encuentro con el Señor de la historia. En los pobres, Él sigue teniendo algo que decirnos”.
Así, pues, la cercanía evangélica a los pobres se redescubre como un elemento del discipulado que brota y subsiste en la caridad teologal (n. 44). Los pobres son sacramento de Cristo en su más amplia acepción y radicalidad. Así lo dice el Papa, citando a su padre espiritual, san Agustín de Hipona (n. 44). En consecuencia, la solicitud solidaria por los pobres es un acto litúrgico y una ofrenda sacramental, al menos en el sentido patrístico.
En la misma línea, al tratar el episodio de Éxodo 3, el Papa comenta que la revelación de Dios a Moisés está unida de manera singular a la liberación del pueblo hebreo, esclavo en Egipto (n. 8): revelación para la liberación. Ambas realidades van de la mano. Ahora bien, en el marco de la lectura de algunos pasajes de los evangelios de Marcos, Mateo y de Lucas, León XIV afirmará que Jesús hace evidente la existencia del “privilegium pauperum” (n. 19). El hijo de María “se presenta ante el mundo no solo como Mesías pobre, sino como el Mesías de los pobres y para los pobres” (n. 19).
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Consideraciones finales
Es una lástima que este aspecto teológico esté destinado a desvanecerse en la acción eclesial, ya que la urgencia socioeconómica tiene preeminencia sobre la reflexión. De hecho, en la presentación de la exhortación apostólica en la sala de prensa del Vaticano, el 9 de octubre, se hizo evidente.
El panel estaba compuesto por el moderador (el director de la Sala de Prensa del Vaticano), los cardenales Michael Czerny, S.J. (prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral) y Conrad Krajewsky (limosnero de Su Santidad); Sor Clémence (Pequeña Hermana de Jesús en la comunidad de la abadía de Le Tre Fontane) y Fray Frédéric-Marie Le Méhauté (provincial de los Hermanos Menores de Francia-Bélgica).
La labor pastoral desempeñada por los panelistas dejaba clara la visión desde la cual se presentaba la enseñanza pontificia: pastoral-asistencial. No podía ser de otra manera. No obstante, el moderador tuvo la sagacidad, al inicio del evento, de referirse al número 5 de la exhortación, subrayando el carácter de revelación divina que define la opción preferencial y la acción pastoral de la Iglesia en favor de los pobres y de estos en favor de la Iglesia de Cristo. Se trata, pues, de una dinámica reciproca.
Así, pues, «Dilexi te» es un documento magisterial pontificio que ha visto la luz con la finalidad de estimular tanto las iniciativas eclesiales como el desarrollo de la teología que debe entusiasmar un tal modo de proceder.
♦Texto: P. Carlos Rodríguez Souquet. Profesor investigador del Instituto de Investigaciones Históricas UCAB/Fotos: Vatican News
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