El sacerdote jesuita e investigador del Centro Gumilla coordinó un estudio según el cual más del 60% de los venezolanos se identifican como católicos y casi triplican en número a otras denominaciones cristianas. Sin embargo, el profesor de la UCAB urgió a la Iglesia a renovar sus métodos de aproximación al «público desentendido» de la religión, equivalente a casi 12% de la población
En las últimas semanas, las canonizaciones de José Gregorio Hernández y la madre Carmen Rendiles, primeros santos venezolanos, multiplicaron las escenas de fervor católico en el país. Iglesias repletas, procesiones y jornadas de oración han podido verse en ciudades y pueblos de toda la geografía nacional.
Para el sacerdote jesuita Jesús María Aguirre, S.J., este fenómeno social no es casualidad. Más allá del arraigo popular que tienen figuras como José Gregorio Hernández, que incluso traspasan fronteras de religiones y creencias, el docente de la UCAB y doctor en Ciencias Sociales considera que la masiva fiesta espiritual asociada a las santificaciones confirma «la preeminencia que sigue teniendo la Iglesia católica en el país».
Su conclusión, dice, se corresponde con los resultados de «Sociografía Religiosa: La religiosidad de los venezolanos«, investigación que coordinó para el Centro Gumilla, junto con la psicóloga Melanie Pocaterra, y que la editorial de la UCAB, abediciones, acaba de publicar como libro.
El estudio, el primero en su tipo en 30 años, contó con el apoyo técnico de la encuestadora Delphos y se levantó en diciembre de 2024 con base en entrevistas a 1.000 personas, mayores de 18 años, realizadas a nivel nacional.
«La hipótesis primera que estaba presente al comenzar el estudio era que el mundo se está volviendo más descreído, pero en Venezuela no ha ocurrido eso. Es falsa también la hipótesis de un auge protestante que está por encima de la mayoría católica. Y también es falsa la afirmación de que hay más agnósticos y ateos», sostiene Aguirre.
Radiografía religiosa: algunos resultados
De acuerdo con los datos del sondeo, seis de cada 10 venezolanos (63%) se declaran católicos, lo que confirma al catolicismo como la principal religión del país. Le siguen los evangélicos u otras denominaciones cristianas (12,5%), sin incluir a los protestantes, que representan solo 1%.
Asimismo, 7% no se identifica con ninguna religión y 4% dice ser ateo. Un 2,5% señala tener «espiritualidad propia» y únicamente 1,5% (es decir, uno de cada 100) afirmó practicar la santería.
«Con respecto a los musulmanes, judíos, budistas-orientales, agnósticos indiferentes o aquellos que solo creen Dios representan aproximadamente un 2% en conjunto, pero en individual no sobrepasan el 0,5%», se lee en el reporte.
Geográficamente hablando, hay algunas diferencias. La región con mayor porcentaje de católicos en el país es Los Andes, con un predominio del 88%, seguida por la Centroccidental y Los Llanos (77% y 76%, respectivamente), la de la Cuenca del Lago de Maracaibo (61%) y la Centro Norte (58%).
La zona con menor población católica es Guayana, donde solo 40% de los encuestados se autodefinió como seguidor de esta religión.
«Hay que precisar, sin embargo, que la distribución territorial de las corrientes evangélicas y pentecostales es muy desigual, y que en algunas regiones -Llanos centrales, Apure y Oriente- compiten con el catolicismo y lo sobrepujan con una red de difusión tupida», reconoce el padre Aguirre en un extracto del libro.
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Pluralismo religioso y espiritualidad «a la carta»
Jesús María Aguirre apunta que, si bien en Venezuela la fe católica es predominante, la realidad indica que en el país existe una verdadera «pluralidad religiosa», donde coexisten diversas formas de vivir la fe, y no un simple “sincretismo”, entendido como «mezcla desordenada y homogeneizadora de creencias diversas».
«El estudio ha abierto mucho más el abanico para tener en cuenta la diversidad religiosa de Venezuela, que es mucho mayor de lo que se suele pensar. ¿Se puede afirmar que hay una disminución católica? Yo diría que sí, en el sentido de que hace 30 años se consideraban praticantes 45% de los autoidentificados como fieles católicos. Actualmente solo un 40% dice serlo, pero esto no se debe a que la gente ha dejado de creer. Disminuyó por la libertad de culto, las nuevas ofertas religiosas y porque ahora hay más gente. Venezuela no es menos católica, sino más plural», destaca el investigador.
El sacerdote y docente destaca otros elementos de la investigación que permiten entender el panorama religioso nacional. En primer lugar, menciona el «altísimo porcentaje de venezolanos que afirman creer en Dios», cifra que alcanza a un 97% de la población.
También señala la creencia que tiene la población en otras figuras espirituales como las vírgenes (51%), los ángeles (37%) y los santos (32%), las cuales entran dentro de la iconografía católica y cristiana.
Sin embargo, Aguirre apunta que, según el estudio, 58% de los venezolanos consideran la figura predominante de Dios como un «Ser superior, todopoderoso», y 54% dice que es un «Dios que es Padre, que nos ama y que se preocupa por nosotros», lo que deja ver que «no necesariamente se refiere a una concepción estrictamente católica».
Partiendo de esto, el jesuita comenta que, dentro de la pluralidad religiosa venezolana, se ha desarrollado una religiosidad “a la carta” (practicada por un 2,5% de la población que se autodeclara en «espiritualidad propia») en la que las personas combinan creencias tradicionales con la existencia diaria, símbolos, ritos y eventos que «confieren sentido de pertenencia social y de convivialidad».
En esa mezcla -precisa- se incluyen corrientes terapéuticas, experiencias personales, técnicas de relajación, uso de medicamentos homeopáticos y otros rituales, todo lo cual influye en la percepción individual de Dios y en el significado que tiene para cada creyente a la hora de construir su camino de fe.
«A esto se le llama religión a la carta, es decir, agarro de una u otra religión, de una experiencia religiosa, o de técnicas de dinámicas o terapias, y hago un cóctel propio para mi uso personal», precisa el también comunicador social, quien aclara que estas expresiones de espiritualidad personalizada «no sustituyen ni definen el panorama religioso tradicional».
La investigación deja ver que esta tendencia se concentra en las generaciones más jóvenes, entre 18 y 24 años, duplicando a los demás tramos etáreos, sobre todo los de 50 años y más.
«La tendencia aparece asociada tanto a la desinstitucionalización generacional como a la privatización de la religiosidad en la etapa secular y es algo más marcada en las zonas urbanas», se lee en el libro.
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La Iglesia católica: respetada y con potencial de reconciliar
Los venezolanos siguen confiando en la Iglesia católica. De acuerdo con el estudio del Centro Gumilla, casi la mitad de la población (47%) dice tener alta o muy alta confianza en ella, cifra que sube a 59% si se incluye a quienes manifiestan confianza media.
La institución solo es superada en esta percepción por las universidades (que cuentan con 65% de alto respaldo) y los medios de comunicación privados (con 48%). Le siguen los empresarios (35% de los encuestados dijo tener mucha confianza en ellos) y las iglesias protestantes (22%).
«Cuando se habla de confianza en grandes organizaciones, a nivel nacional e internacional, la Iglesia siempre se ha encontrado en los tres primeros puestos. Eso es llamativo, tomando en cuenta situaciones delicadas de los últimos años, como los casos de abuso sexual. A pesar de esto, la Iglesia ha sabido atajar y mantener su confianza en los fieles venezolanos, en comparación con países como Chile, donde esto ya no se mantiene», reflexiona Aguirre.
El mismo 47% de los encuestados también percibe a la Iglesia católica como neutral ante el conflicto político nacional, frente a 17% que piensa que es proclive a la oposición y 8% que la ve cercana al gobierno. Hay que decir que cerca de un tercio (28%) se abstuvo de manifestar su opinión sobre este particular.
Por otra parte, 53% de los encuestados, es decir, más de la mitad, dijo creer que la Iglesia puede tener una función reconciliadora nacional, mientras un 25% indicó que no lo pudiera hacer y 22% se abstuvo de responder.
«A la Iglesia, que está llamada a impulsar procesos de reconciliación, le resultaría útil crear sinergia con las universidades, la institución que mayor confianza genera en las personas. Pensar en alianzas entre la academia y la fe, la intelectualidad y el humanismo cristiano es ampliar las probabilidades de que los emprendimientos en pro de la reconciliación nacional, en distintos niveles personales, comunitarios, sociales, políticos), produzcan mayor impacto e incidan en distintos ámbitos«, se sugiere en un capítulo del libro, dedicado a analizar estos datos de la investigación.
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La pervivencia del legado religioso, familia y nuevos métodos de acercamiento
Uno de los hallazgos relevantes de «Sociografía Religiosa: La religiosidad de los venezolanos» es que el hogar continúa siendo el ámbito principal de transmisión de la fe y los valores religiosos en Venezuela.
«La transmisión, básicamente, y fundamentalmente, tiene que ver con la familia», subraya el padre Aguirre, quien destaca especialmente el papel de las mujeres en sostener el legado de generación en generación.
Según la investigación, 48,7% de los encuestados desea que sus hijos sean católicos, mientras 30,4% prefiere que ellos mismos decidan su religión. Poco más de 18% indicó que quiere que sus hijos sean evangélicos o cristianos.
«Solo en los casos de las personas católicas (73,2%) o santeras (73,3%) indican que sus hijos sus nietos se mantengan en su misma religión», explica el reporte.
Sin embargo, Jesús María Aguirre advierte la necesidad de que la Iglesia católica piense en nuevas estrategias de acercamiento no solo a las nuevas generaciones, sino a lo que llama «público desentendido», grupo que suma a casi 12% de la población y está conformado por quienes no se identifican con ninguna creencia (7%), los ateos (3,7%) y los agnósticos indiferentes (o,4%).
«No se trata de cambiar el mensaje, sino los métodos con que se comunica», exhorta. Cree que, para que la Iglesia continúe siendo relevante y su legado perviva, debe renovar sus estrategias sin perder la esencia del mensaje del evangelio.
«Hay que empapar la cultura de cómo se vive la fe, llenarla de historias. Es necesario conectar el mensaje de Jesús con la cultura popular, las tradiciones, la música y los medios contemporáneos. Esta renovación implica no solo preservar doctrinas, sino también adaptar el lenguaje y los formatos para llegar a los jóvenes y a quienes buscan nuevos sentidos», señala.
Primeros santos venezolanos: ¿llama para potenciar la fe?
Aunque el estudio coordinado por el padre Jesús María Aguirre no incluyó preguntas sobre el impacto de la canonización de José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles sobre el fortalecimiento de la fe católica en Venezuela (la encuesta se levantó dos meses antes de que el papa Francisco anunciara la decisión), el jesuita no cree que este hito, por sí solo, contribuya a atraer a más fieles de nuevas generaciones o de otras creencias.
Según Aguirre, la figura de José Gregorio Hernández ha trascendido el ámbito estrictamente católico, convirtiéndose en un símbolo de veneración popular adoptado en diversas prácticas religiosas.
Recuerda que esta veneración se mantuvo constante y espontánea durante décadas, incluso sin la aprobación oficial, lo que evidencia la profunda conexión espiritual del pueblo venezolano con este personaje histórico.
«Antes se pensaba que esas prácticas contaminaban la religión católica auténtica. La imagen de José Gregorio ha sido y será utilizada por aquellos no vinculados al catolicismo, queramos o no queramos los católicos», dijo.
A la luz de su experiencia como religioso, sociólogo y comunicador, considera que la Iglesia Católica tiene mucho por hacer, ahora que cuenta con dos santos venezolanos.
«Este evento refuerza la fe, sin duda, pero no podemos asegurar que incluirá masivamente, de alguna manera, a aquellos que no son creyentes. La canonización lo que significa es que habilita más el espacio para la recepción del mensaje católico. Podemos decir que se reforzará la fe, sin duda, en aquellos que son ya creyentes. Al final, hay que tener en cuenta que la fe se transmite gracias a la familia en los entornos semejantes que sostienen esta fe», concluye.
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Sobre el libro
El libro Sociografía Religiosa: La religiosidad de los venezolanos consta de casi 200 páginas y ocho capítulos en los que, a propósito de los resultados del sondeo nacional realizado por el Centro Gumilla, se abordan tópicos como las perspectivas teológicas, creencias y prácticas de la religiosidad, la influencia del papel de la ciudadanía, la fe cristiana y el compromiso social, entre otros.
Además de Jesús María Aguirre y Melanie Pocaterra, los análisis fueron desarrollados por Ramón Guillermo Aveledo, abogado y doctor en ciencias políticas; Robert Yency, S.J., director del Centro Gumilla; Javier Contreras, S.J., politólogo y miembro del equipo de investigaciones del Centro Gumilla, y Pedro Trigo, S.J., doctor en Teología y profesor titular del Instituto de Teología para Religiosos (ITER).
La obra bibliográfica está disponible para la venta, en formato físico, en la librería del Centro Gumilla. Próximamente podrá adquirirse, en versión electrónica, en la librería digital de abediciones: https://abediciones.ucab.edu.ve
Los interesados pueden solicitar más información escribiendo al correo electrónico comunicacionesgumilla@gmail.com.
♦Texto infografías: Mariana Pérez Guerra/Fotos: María Fernanda González (retratos Jesús María Aguirre) y Manuel Sardá (situacionales)
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