Cuatro expertos de la UCAB analizaron en un foro la decisión de la Corte IDH, de junio de 2025, que reconoció el derecho al cuidado como necesidad básica y universal. La profesora Anitza Freitez, coordinadora de la ENCOVI, advirtió que en los próximos años la relación de dependencia del adulto mayor en el país va a ser más alta que la de dependencia infantil y eso supone un aumento en la demanda de servicios para atenderla 

La Cátedra Libre Estudios de la Mujer «Teresa de la Parra» abordó de manera multidisciplinaria el análisis de la Opinión Consultiva 31 (12 de junio de 2025) de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, fallo sobre la existencia de un derecho humano autónomo al cuidado, que «comprende el derecho de toda persona a contar con el tiempo, espacios y recursos necesarios para brindar, recibir o procurarse condiciones que aseguren el bienestar integral suyo o de otros y les permitan desarrollar libremente sus proyectos de vida, de acuerdo con sus capacidades y etapa vital».

El dictamen también establece que «el derecho al cuidado tiene tres dimensiones básicas: ser cuidado, cuidar y el autocuidado», y que «el cuidado constituye una necesidad básica, ineludible y universal, de la cual depende tanto la existencia de la vida humana como el funcionamiento de la vida en sociedad».

Bajo la premisa de que, en ese documento, la Corte IDH determina que «las labores de cuidado no remuneradas recaen principalmente sobre las mujeres, quienes desempeñan estos trabajos en una proporción tres veces superior a los hombres», la cátedra, coordinada por la profesora de la Facultad de Derecho y secretaria de la UCAB, Magaly Vásquez, invitó a expertos académicos de la universidad quienes, durante un par de horas, compartieron e intercambiaron información y criterios sobre el tema desde la perspectiva jurídica, demográfica, psicológica y política.

En el panel, reunido en la Sala Loreto del edificio del Rectorado, participaron el abogado Carlos Lusverti, investigador del Centro de Derechos Humanos (CDH); Anitza Freitez, demógrafa, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales  (IIES) y coordinadora del Proyecto ENCOVI; Yolanda Cañoto, psicóloga e investigadora del Centro de Investigación y Evaluación Institucional (CIEI), y el sociólogo Francisco Coello, profesor en pre y postgrado, especializado en sociología política.

Coincidieron los académicos en que queda pendiente un análisis del derecho al cuidado desde la perspectiva laboral, puesto que entre los datos ventilados se expuso que las mujeres reportan, el doble de veces que los hombres, faltas al trabajo la semana anterior por quedarse al cuidado de los hijos. La proporción se dispara a seis veces más cuando la pregunta es por qué no se busca empleo, aunque se manifieste el deseo de tenerlo.

Cambios demográficos en Venezuela y la necesidad de cuidado

A partir de los resultados de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida que el IIES UCAB realiza desde 2014, Anitza Freitez reiteró que, en Venezuela, la población vive un acelerado proceso de envejecimiento (51 adultos mayores por cada 100 menores de 15 años), por lo que la situación de dependencia del adulto mayor va a ser más alta que la relación de dependencia infantil.

La profesora detalló que, juntos, los adultos mayores y los dependientes infantiles, son 65 por cada 100 personas en edad activa.   Además, 35% de los hogares en Venezuela están integrados por una pareja de adultos mayores o por un adulto mayor que vive solo.

«Eso supone que la demanda de cuidados y la prestación de servicios para atender esos cuidados tiene que cambiar progresivamente y no es lo que estamos viendo en el país. La institucionalidad pública la vemos que está muy alejada de estos temas», señaló la directora del IIES UCAB.

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La experta en demografía abundó en detalles, de los que resaltan que en el país «1 de cada 5 hogares tiene un niño de 0 a 5 años de edad, susceptible de demandar cuidados», que «1 de cada 3 hogares tiene un adulto mayor» y que, mientras el 63% de los niños de entre 3 a 5 años va a la escuela, hay un tercio que no va.

Respecto al rol de las mujeres, Freitez dijo que la feminización de la jefatura de los hogares, que ya ENCOVI la había detectado a partir de 2018, sigue subiendo y, en la última medición, alcanzó el 50%.

A este panorama se agregan datos que apuntan hacia la mayor carga sobre hombros de las mujeres, como que el 71% de ellas es la que brinda acompañamiento pedagógico a los escolares en casa.

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Nuevas investigaciones sobre el tema a partir de la ENCOVI

Freitez aprovechó su exposición para dar a conocer investigaciones que adelantan desde el IIES UCAB sobre el tema del cuidado y que son una ampliación de los aprendizajes logrados con la década de estudios de la ENCOVI.

La primera que mencionó, «La investigación de la gestión del cuidado a través de la ENCOVI», parte de la extensión del cuestionario aplicado para levantar la encuesta,  que desde 2024 incorporó preguntas para saber cuál es la situación del cuidado en Venezuela.

El segundo trabajo, enfocado en la transnacionalización del cuidado, es un estudio comparativo entre los casos de Venezuela y Siria, realizado en conjunto por la UCAB y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), y coordinado desde Alemania por la Universidad de Ciencias Aplicadas y Artes de Friburgo (HETS-FR), todo con fondos de la Fundación Suiza para la Investigación.

La directora del IIES recalcó que, en más de 40 años como investigadora en demografía, es la primera vez que puede ver detrás de grandes masas de números –los datos levantados para la ENCOVI– «y ponerle identidad y rostro a lo que venimos señalando sobre la crisis y en relación a la vida precaria que está llevando una porción importante de nuestros adultos mayores».

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El cuidado dejó de ser un problema privado

En su intervención, el profesor Francisco Coello citó el enfoque del sociólogo Zygmunt Bauman. Resumió en breves reflexiones un asunto clave: el quién se ocupa del cuidado de los adultos mayores y/o de los niños «se volvió un problema político porque ya no es un asunto privado, sino público».

«Tenemos que empezar a preguntarnos por el derecho al cuidado de todos los venezolanos», afirmó Coello, que habló de «cifras escalofriantes» de Cáritas de 2024 según las cuales «cerca de 800 mil niños fueron dejados atrás» a causa de la migración masiva. Se preguntó cómo será la reinserción social y familiar de esas personas en el futuro y cuál puede ser su éxito académico.

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Mencionó el sociólogo datos relevantes del estudio PsicoData y afirmó que en Venezuela «tenemos una sociedad enferma, con severos problemas de sueño, de ansiedad, de estrés, de angustia, de soledad» y esa situación dejó de ser un problema privado y se convirtió en un problema público, es decir, político.

También consideró que el derecho al cuidado, tal y como lo perfiló la Corte Interamericana de Derechos Humanos, «es una versión más refinada, más elaborada, de lo que es el estado de bienestar».

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El peso del cuidado recae sobre la mujer

La profesora Yolanda Cañoto analizó la opinión consultiva de la Corte IDH desde la perspectiva de la psicología de la salud, «una rama que estudia los componentes psicológicos, conductuales y sociales de la salud y de la enfermedad, para aplicar principios o intervenciones que garanticen una mejora en el bienestar general», dijo.

Enfatizó que procurar cuidados a otros es algo complejo que requiere distintas habilidades. No es lo mismo atender a un adulto mayor que a un niño, y no basta con la buena voluntad, precisó.

«Se requieren conocimientos, empatía, disposición y fortaleza emocional», pues acarrea mucho estrés.

«El derecho humano al cuidado es un derecho que implica dignidad, respeto y apoyo. Desde la psicología de la salud lo que se busca es fortalecer las prácticas de los cuidadores para que puedan proporcionar cuidados adecuados», comentó.

La investigadora del CIEI UCAB se refirió al autocuidado como una necesidad y no un lujo.

Cañoto puso de relieve las situaciones de interseccionalidad que se presentan, por ejemplo, en el caso de menores de edad dejados atrás por los venezolanos que emigraron, niños y niñas que quedan al cuidado de adultos mayores o de otros menores de edad. Asimismo, en los casos de cuidadores que, a su vez, necesitan cuidados. Ese doble rol, indicó, suele caer sobre las mujeres.

Citó un estudio propio hecho para el CIEI, levantado con data de los usuarios del Centro de Salud Santa Inés, en el Parque Social «Manuel Aguirre, S.J.» de la UCAB.

«Encuestamos a 321 cuidadores de adultos mayores. El 81% eran mujeres, con una media de edad de 49 años. Cuidaban a personas con una media de edad de 76 años. El 70% de las personas que estaban cuidando tenía, además, una enfermedad. El 77% de las personas encuestadas, además de cuidar, tenía que ir a trabajar. 40% tenía una familia propia. El 95% de la muestra reportó que no tenía ninguna ayuda gubernamental», resumió la psicóloga sus hallazgos más relevantes.

«Cuidar debe ser una carga solidaria, debe ser una responsabilidad compartida, respaldada por roles sociales e instituciones y esto contribuye a la construcción de la sociedad en general», reflexionó la profesora Yolanda Cañoto al final de su exposición.

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Políticas de cuidado con enfoque en DD.HH.

Como especialista del Centro de Derechos Humanos, el abogado Carlos Lusverti destacó que la Corte IDH «tiene una competencia consultiva amplísima, la más alta que se conoce internacionalmente» y su alcance va más allá de las disposiciones de la Convención Interamericana.

Los criterios de esta instancia, explicó el investigador, se convierten en estándares en materia de derechos humanos de otros sistemas en otras regiones.

Añadió Lusverti que la dimensión del cuidado, tal y como fue visibilizada por la Corte IDH, deja claro que los Estados están en la obligación de diseñar políticas públicas sobre el derecho al cuidado con enfoque de derechos humanos, lo que resulta mucho más amplio que el enfoque de género.

«Lo reconoce e incluye la idea de propender a la autonomía de la persona, a crear condiciones materiales para que ese derecho, interconectado con otros derechos, pueda hacerse realidad», subrayó el profesor.

♦Texto: Elvia Gómez/Fotos: Carlos Miliani


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