En el marco del 26 aniversario del Centro de Derechos Humanos de la UCAB, cuatro profesionales y activistas en diferentes áreas analizaron la situación actual y los retos futuros de las mujeres y sus derechos en la Venezuela del siglo XXI

El Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH UCAB) comenzó su programación por su 26 aniversario con el foro «Ciudadanía activa: liderazgo y participación de las mujeres en Venezuela», en el que cuatro profesionales compartieron experiencias y analizaron la historia y los desafíos actuales que afronta la participación femenina en diferentes ámbitos de la vida pública nacional.

Durante más de dos horas las invitadas relataron cómo se involucraron en las actividades en las que se han convertido en líderes y cómo han hecho «visible lo invisible», tratando de ayudar a sobrellevar la pobreza multidimensional que recae mayormente sobre los hombros femeninos. También abordaron los retos superados y los pendientes, desde sus particulares visiones profesionales y personales.

La agenda futura -coincidieron- debería incluir vencer las desigualdades de género, continuar exigiendo al Estado que cumpla sus obligaciones, elaborar desde la sociedad un plan político que trascienda la mera denuncia, lograr tener incidencia para que la corresponsabilidad sea un ejercicio de parte del Estado, y revertir la pérdida de derechos.

La directora del CDH UCAB, Carla Serrano, al momento de introducir el encuentro, tuvo palabras de agradecimiento para Ligia Bolívar y Eduardo Trujillo, sus predecesores en esta dependencia fundada en 1999.

«Es momento de revisar, actualizar, innovar en la medida de lo posible, porque nuestra trayectoria, en el aquí y en el ahora, está siendo absolutamente desafiada. Hablar de derechos humanos en la Venezuela actual no es algo sencillo», señaló Serrano, socióloga con especialización en Derecho de Familia y del Niño, al dar la bienvenida al evento que se realizó, este 17 de noviembre, en el Centro Cultural del campus Montalbán.

Añadió Serrano que el cierre del espacio cívico «es una realidad que nos redefine y que interpela nuestra propia existencia».

«Debemos actualizar nuestras estrategias frente a los desafíos que tenemos ahora, porque ya no es una discusión de agilidad vs. democracia, sino de seguridad vs. eficacia. No es innovar para crecer, sino innovar para seguir impactando», justificó la directora.

El decano de la Facultad de Derecho de la UCAB, César Carballo Mena, ofreció unas breves palabras en las que expresó el orgullo de la universidad por la «capacidad de trabajo, resiliencia y metodología» del Centro en estos 26 años.

Felicitó la iniciativa de comenzar la celebración aniversaria con un panel que abordó «el liderazgo, el protagonismo y la presencia de las mujeres en la vida pública venezolana».

«La mujer ha sido protagonista silente»

Las panelistas invitadas fueron la historiadora Esther Mobilia, directora de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV; la Hermana María José González, presidenta de Avessoc y de Cáritas Los Teques; la abogada Katherine Martínez, abogada y directora de la ONG Prepara Familia; y Anais López Caldera, socióloga y coordinadora de proyectos para la Fundación Friedrich Ebert-Instituto Latinoamericano de Estudios Sociales (FES/ILDIS  Venezuela)

La moderación estuvo a cargo de Marysabel Rodríguez, investigadora del CDH en la línea de participación política y ciudadana.

Esther Mobilia defendió la importancia del legado histórico. Invitó a saber cómo se ha llegado al presente, pero mirar al pasado sin nostalgia.

Explicó que el estudio de la historia de género permite ampliar la perspectiva del análisis y comprender que, en el siglo XIX, la mujer sí participó en los procesos históricos –venezolanos y occidentales–, pero su condición legal la obligó a permanecer en el ámbito de lo privado, dentro del hogar.

En esa centuria, la modernización se dio poco a poco, mientras las mujeres se involucraron en la abolición de la esclavitud, el movimiento sufragista o incorporándose a las aulas como estudiantes.

«Considerar que la historia sólo se ha hecho gracias al avance y conquistas de los hombres es sólo contar la mitad del proceso (…) en muchos casos hemos sido protagonistas silentes, no hemos estado a la vanguardia de los hechos o, al momento de la redacción y consolidación de estas historias oficiales, el papel de las mujeres no ha sido tomado en cuenta de una forma completa», lamentó la historiadora.

Es a partir de las primeras décadas del siglo XX cuando empiezan el cambio de modelo y la ampliación de libertades, lo que permite la incorporación masiva de las mujeres en el ámbito de lo público, como ciudadanas y militando en organizaciones políticas.

A finales de la década de los años 40, cuando la mujer ejerce el voto, «llegamos a un primer escalón, llegamos al ejercicio de ciudadanía. A partir de la segunda mitad del XX identificamos otra etapa: una mujer más militante, involucrada y participativa», dijo Mobilia.

La docente echó de menos que, en los diferentes ámbitos del ejercicio ciudadano, a la mujer no siempre se le reconoce su liderazgo e idoneidad, de modo que falta mucho por recorrer para alcanzar el reconocimiento pleno e igualitario de la mujer venezolana.

Sobre los retos pendientes, señaló asuntos sobre los que desde la universidad se debe seguir reflexionando, como la violencia de género, la dinámica laboral, el acoso en diversos ámbitos y la protección de niñas, adolescentes y adultas en condiciones de alto riesgo.

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Aprovechar espacio comunal para el liderazgo de la mujer

Al momento de enumerar los desafíos actuales para las mujeres y sus derechos, María José González invitó también a reconocer lo avanzado. Como religiosa, mencionó que las mujeres en el seno de la Iglesia católica también han enfrentado dificultades para participar dentro de la organización. Por eso, consideró «maravillosa la llegada del papa Francisco».

Sobre las diferentes facetas de su trabajo humanitario, dijo que ha sido necesario echar mano de la creatividad para poder seguir cumpliendo en Venezuela sus propósitos en espacios sociales que cada vez son más estrechos, como es el caso del apoyo que se les ofrece a las mujeres privadas de libertad en el Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF).

Citó González temas pendientes como aumentar la participación de la mujer venezolana en la producción de conocimiento científico«en el IVIC son el 3%»–, igualdad de salarios y equidad de trato en el trabajo; la trata de personas, que se ceba en las adolescentes y las niñas; y un aspecto alarmante como es la incorporación de la mujer al crimen organizado.

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La presidenta de Avessoc dijo que hay una oportunidad que aconsejó aprovechar: los espacios comunales que se fomentan desde el gobierno.

«Ahí hay un espacio para la formación de las mujeres, para la participación. Hay muchas mujeres involucradas y es un desafío estar allí, acompañar, formar, contagiar ese movimiento popular con los principios y las formas de hacer de las mujeres», afirmó González.

Sobre la participación política de la mujer, señaló la conveniencia de revisar la legislación. Le parece «risible y vergonzoso» que las mujeres que ejercen representación «siguen tomando decisiones desde una postura partidista, más que desde un enfoque de derechos humanos y de mujeres».

 «No gobiernan como lo hacen las mujeres, sino como lo hace la instancia política a quien la mujer le agradece que la llevó al cargo, hace lo que esa organización le dicta y eso dista mucho de la forma como lo hacemos las mujeres», enfatizó.

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Recuperar la alianza estratégica que ganó el voto

Katherine Martínez, exintegrante de los servicios de Clínica Jurídica UCAB, recordó que ella se encontró con la situación de indefensión de las mujeres cuidadoras en el «J.M. de los Ríos» cuando se aproximó a ese hospital infantil en 2008, por razones de su trabajo como abogada por casos de violencia contra la mujer.

Desde 2014, la ONG Prepara Familia que dirige ha tenido que luchar contra «las vulneraciones que se fueron a la estratósfera», ante la falta de insumos médicos y medicamentos, lo que impactó directamente a la mujer que sufre la pobreza multidimensional, explicó la activista.

Lamentó Martínez que estas mujeres, además de cuidar al niño o niña, por la crisis del sistema asistencial, asumen en el hospital tareas de enfermería y de personal de limpieza sin ningún reconocimiento o remuneración.

En el caso de las niñas y adolescentes internadas, «no tienen acceso a la educación y al entrar en un hospital quedan fuera del sector educativo porque no hay el acompañamiento que debería garantizar el Estado mientras son tratadas», así se les vulnera no sólo el derecho a la salud, sino a la educación y a la recreación.

Dijo que es una buena noticia que la Corte Interamericana de Derechos Humanos haya reconocido el derecho al cuidado como un derecho humano autónomo. «Esto abre una importante posibilidad de incidencia y de lucha, pero aquí en Venezuela son muchos los desafíos porque se ha volteado el sistema de garantías».

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Promover el empleo femenino y equilibrar las cargas del cuidado

La última panelista, la socióloga Anais López Caldera, planteó recuperar de la historia nacional la alianza estratégica que hicieron las maestras y madres que «conectaron con su realidad» y conquistaron, a mediados del siglo XX, el derecho al voto femenino, «porque el tema de la participación política era un paso para transformar la realidad».

En el caso de las políticas de cuidados que están en boga, precisó que deben ir amarradas a políticas de promoción del empleo femenino.

Recalcó que la desigual distribución de la carga, mayor para las mujeres, limita la posibilidad de participación política.

«Una mujer que no puede liberar tiempo de su vida porque tiene que cuidar niños, casa, abuelos, difícilmente va a poder tener tiempo y espacio para desarrollarse profesionalmente y políticamente (…) Es la cultura política la que habilita para transformar realidades», reflexionó López.

Destacó que el retroceso en el acceso a la educación de la mujer y su poder movilizador ha sido mayor en la última década, a lo que se une la dificultad para mantenerse en espacios con conocimientos de calidad.

Insistió en que «una mujer sin educación no puede imaginar su proyecto de vida».

Criticó el desempeño de la clase política venezolana, en todo su espectro ideológico, que no hizo lo suficiente para impulsar la agenda de los derechos femeninos. «Había cierto consenso en no limitar el impulso de las mujeres en las organizaciones políticas, pero eso ha retrocedido mucho», denunció.

♦Texto: Elvia Gómez/Fotos: Ricardo De Sousa


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