Hacinamiento, déficit nutricional, falta de atención sanitaria y maltratos son algunos de los hechos documentados por el Observatorio Venezolano de Prisiones en la cárcel femenina de Los Teques. Para los representantes de la ONG y de la universidad es fundamental una reforma total del sistema penitenciario, en la cual se incluya la perspectiva de género
Con la presencia del rector y la secretaria de la UCAB, la Biblioteca Central de esta universidad recibió, la mañana del miércoles 22 de mayo, al equipo del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) para la presentación del informe Cárcel de Los Teques INOF: Un Cementerio de Mujeres Vivas‘, en el cual se ahonda en los problemas del sistema penitenciario nacional con enfoque en las mujeres, tomando como referencia el único centro de reclusión del país creado específicamente para esa población.
Según señaló el rector Arturo Peraza, S.J., la compleja situación de las cárceles venezolanas le compete a la labor ucabista y sus compromisos sociales, razón por la cual hay una estrecha relación entre la institución de educación superior y la OVP.
El abogado y sacerdote jesuita recordó que, en el pasado, la UCAB impulsó proyectos desde la Facultad de Derecho que involucraban al Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF), pues incluso en aquel entonces se evidenciaban fallas en materia de justicia y reinserción.
«La universidad se había comprometido con este instituto. Hubo presencia de muchos estudiantes en el centro y ya nos aproximábamos a los elementos de justicia que hacían falta en los años 80 y 90. Además del aporte jurídico, en los espacios de la universidad las mujeres podían exponer los trabajos que estaban haciendo para recaudar fondos para sus familias», relató.
Décadas más tarde, los problemas que resaltó Peraza no solo se mantienen, sino que se magnifican, como reflejan las conclusiones del informe del OVP.
Altos índices de hacinamiento, déficit nutricional, escasa atención sanitaria, constantes maltratos y ausencia de programas de formación son algunos de los elementos documentados en el reporte, los cuales menoscaban los derechos de las reclusas y quebrantan diversos protocolos, convenciones y tratados internacionales.
Aunque esta realidad es común a todo el sistema penitenciario, de acuerdo con la abogada especialista en Ciencias Penales y Criminológicas y secretaria general de la UCAB, Magaly Vásquez, el informe evidencia que la falta de enfoque de género es un agravante porque se manifiesta en actos discriminatorios.
«Estas formas de discriminación tienen un impacto negativo agravado. La violencia de género puede afectar a las mujeres, por lo que se requiere tanto respuestas legales como políticas específicas. El informe destaca esas propuestas y nos preguntamos si en algunos casos el sistema incluso promueve la violencia», detalló.
Mujeres privadas de libertad desamparadas
La experta desmenuzó el informe del OVP en las siguientes grandes áreas y describió la manera en la que la inexistencia de un enfoque de género repercute en la violación de derechos fundamentales:
Alimentación. La población carcelaria del INOF denunció que no tienen acceso a proteínas. La dieta consiste en arepas o bollitos de harina de maíz y, a pesar de que se alimentan tres veces al día, los períodos entre comidas pueden ser de hasta 14 horas en algunos casos.
Salud y servicios médicos. La institución no cuenta con un servicio médico óptimo más allá de un ambulatorio en el que se ofrecen primeros auxilios y necesidades muy básicas. El centro penitenciario no toma en cuenta las características específicas de la atención médica para mujeres, que requieren servicios como obstetricia y ginecología.
Maternidad, parto y postparto. Las embarazadas se llevan una de las peores tajadas de la experiencia del INOF, pues no existe la atención prenatal y, tras dar a luz en condiciones precarias, permanecen con sus hijos dentro de las instalaciones hasta que el menor cumple tres años de edad, punto a partir del cual, restringen las visitas, lo que deteriora la salud mental y psicológica de las privadas de libertad.
Visitas y contacto con el mundo exterior. Las prisioneras son sometidas al aislamiento casi total. Por una parte, hay una limitación excesiva, con prohibición total para visitas conyugales y una frecuencia de apenas una vez cada dos meses para los encuentros con sus hijos; y por otra, debido a que el INOF es la única cárcel para mujeres, muchas de las residentes son de lugares lejanos y sus familias no pueden permitirse acercarse.
Integridad física y medidas disciplinarias. Los tratos inhumanos y degradantes son parte de la cotidianidad de la prisión, intensificados por los prejuicios en torno a las mujeres convictas y la falta de formación del personal penitenciario.
Formación, capacitación y trabajo. El deterioro del sistema ha desaparecido por completo los perfectibles programas formativos que existían décadas atrás, por lo que no se contempla que las privadas de libertad aprendan un oficio durante su condena que les permita dedicarse a una actividad cuando salgan de prisión. No se cumple con el objetivo principal de las cárceles: la reinserción social.
(Ver también: «Ifigenia» y Teresa de la Parra, puntos de partida para impulsar estudios sobre la mujer)
En función de todos estos factores, Vásquez afirmó que el propósito del informe va más allá de la denuncia, ya que apunta también a hacer recomendaciones a las autoridades competentes. Por este motivo, recalcó que es imprescindible una reforma del sistema penitenciario que introduzca perspectiva de género.
«Urge una reforma penitenciaria que abarque a toda la población carcelaria venezolana, con políticas que consideren perspectivas de género, adecuación y creación de espacios idóneas para mujeres privadas de libertad. La falta de protección frente a la violencia física y psicológica, así como la complicidad de las autoridades, tiene que ser objeto de investigación y sanción», puntualizó.
Las voces del INOF
El equipo de la organización no gubernamental OVP conversó directamente con privadas de libertad del INOF y sus familiares, así como exempleadas del centro penitenciario. A partir de estas entrevistas, se elaboró la radiografía de la institución carcelaria y, a su vez, del estado de todo recinto que recluya mujeres en el país.
La abogada Karen Valera, parte del equipo del OVP, amplió en algunos números que evidencian la desidia a la que ha sido sometido el sistema penitenciario nacional, especialmente en lo que respecta a mujeres.
En Venezuela existen 52 centros penitenciarios, de los cuales solo 34 están en funcionamiento. De este universo de prisiones, el INOF es la única concebida exclusivamente para mujeres. Complementan 16 anexos femeninos en instituciones para hombres, en palabras del OVF, «construcciones improvisadas que no tienen las condiciones necesarias para albergar a las mujeres y sus necesidades particulares».
Es precisamente por eso que el INOF agrupa a una porción enorme de las privadas de libertad en el país, albergando a unas 650 personas de las 2.154 mujeres que constituyen la población carcelaria femenina del país.
Estas 650 reclusas, que representan aproximadamente un 30% de la población total, están hacinadas en un espacio con capacidad para tan solo 350 personas.
A estas cifras se suman los 23 niños menores de tres años que hacen vida en la prisión por ser hijos de las residentes del recinto.
Las experiencias contadas por este grupo de personas hacinadas forman, quizás, el elemento más valioso del informe, a juicio de Valera.
«Es una investigación muy importante porque acerca a la población civil a este tipo de situaciones que no se visibilizan y es necesario que las conozcamos. Si bien el informe tiene serias conclusiones, los testimonios son las verdaderas conclusiones del documento», argumentó.
Los testimonios incluidos en el informe describen con detalle las dificultades que padece la población carcelaria cada día en el INOF, con acciones violatorias de los derechos humanos y la normativa internacional.
Las internas son sometidas a castigos incluso por reclamar sus derechos. Estas represalias incluyen aislamiento en calabozos incluso a la intemperie, maltratos físicos y, en caso de las madres, separación de sus hijos, que son dejados a cargo de otra reclusa sin el conocimiento de la madre.
Los abusos del personal penitenciario son recurrentes, muchas veces provenientes de hombres encargados de hacer pesquisas a las internas, llegando incluso a vulnerar sus partes íntimas. Otra queja recurrente de las reclusas es la pericia con la que se prohíbe el ingreso de alimentos y otros consumibles que entregan familiares, pues las raciones a las que permiten ingreso son escasas y muchas veces es el único acceso que tienen a proteínas.
En el caso de las privadas de libertad por motivos políticos, el tormento se multiplica. Son las principales víctimas de torturas y otras vejaciones dentro del INOF. Al menos 10 presas políticas sufren de un abuso sistemático por parte de los organismos de justicia, que retarda sus casos tanto como sea posible.
«Las presas políticas sufren mucho durante su detención. A mi me golpearon, me aplicaron corriente, me han insultado, me han dicho groserías e improperios de parte de funcionarios varones, siempre fueron varones los que me agredían. Me colocaron bolsas mojadas en la cabeza para asfixiarme, también me arrancaron el cabello, doblaron los dedos de mis manos, me golpearon mi zona abdominal, mi cara y los oídos, todo lo que pudieron. Me tocaron inapropiadamente y manosearon mis partes íntimas», relató una de las mujeres privadas de libertad por motivos políticos.
Las recomendaciones del OVP
Teniendo en cuenta los hallazgos del equipo de OVP sobre la situación del INOF, la ONG preparó una lista con 10 recomendaciones para que las autoridades apunten e implementen.
(Ver también: CDH UCAB: 24 años investigando y defendiendo los derechos humanos en Venezuela)
En síntesis, estas conclusiones apuntan a los enfoques de género, el respeto de los derechos humanos de las reclusas y el cumplimiento de las normas vigentes, la prohibición de sanciones que impliquen violencia física y psicológica, el cierre de calabozos de castigo, la promoción unificación familiar, el acceso a la salud y a la alimentación adecuada, y el fomento de la capacitación profesional.
En palabras de Karen Valera, el punto central de las conclusiones del estudio es la necesidad de reenfocar la política penitenciaria para que se tome en cuenta la perspectiva de género.
«Hay un trato distinto para la población masculina y femenina, algo que debemos rescatar de este informe. Se tiene que solicitar que las necesidades de género sean atendidas, tienen que ser tomadas en cuenta en la política penitenciaria», señaló.
Puede leer el informe completo en la página web del Observatorio Venezolano de Prisiones haciendo clic a este enlace: https://oveprisiones.com/wp-content/uploads/2024/05/Informe-INOF_compressed.pdf
♦Texto: Brian Contreras/Fotos: Manuel Sardá