Llegaste con un morral lleno de sueños. No estabas totalmente seguro de que esa era la carrera que querías estudiar. Miedos, angustia, ansiedad y una pizca de emoción te invadieron la primera vez que pisaste la Universidad Católica Andrés Bello. Sentías que era muy pronto para definir tu vida de esta manera. Tenías pánico de equivocarte y perder el tiempo… Hasta que entraste a tu primera clase.
Tus profesores, tus compañeros, los temas que veías comenzaron a parecerte cada vez más atractivos. Semestre tas semestre algo te enamoraba de la carrera. Otras veces quisiste desistir; algunos profesores no te gustaban, te encontraste con asignaturas que te hicieron desvelarte y puede que hasta te hicieran llorar. Pero lograste levantarte y seguir adelante.
Cinco años para algunos. Quizás un poco más para otros. Pero al fin y al cabo, una experiencia universitaria sin igual. Aprendiste a ser un profesional, te formaste en los valores jesuitas, entendiste la necesidad que tienen los jóvenes de ayudar al país; y ahí estás, dando tus últimos pasos.
Puede que no sea la última vez que vivas la universidad. Pero sí es tu último primer día de clases antes de ser un licenciado o ingeniero. Después de tu graduación, te verás al espejo y caerás en cuenta de cómo cambió todo. Cuando empieces a trabajar, agradecerás todas las herramientas que te dieron tus profesores y sabrás que no estuviste tan equivocado en tu elección. Recordarás con nostalgia el niño que fuiste al entrar. Pero estarás orgulloso, como tu familia y amigos, de la persona en que te has convertido durante este recorrido.
♦ Katherine González