Lo primero que ve cualquier ucabista cuando desciende por las escaleras del edificio de Postgrado es una escultura de gran tamaño. Y si continúa avanzando, puede toparse con otras piezas artísticas de diferentes formas y materiales.
Pero, ¿qué es todo esto?
Cada una de estas obras, 55 en total, forman parte de «La persistencia del origen», exposición del artista plástico Daniel Suárez que se inaugura oficialmente el 01 de abril en el Centro Cultural Padre Carlos Guillermo Plaza, pero que quienes hacen vida en la universidad ya pueden disfrutar a lo largo de los jardines de la UCAB y otros espacios como el edificio de Servicios Centrales.
Las piezas son una recopilación del trabajo que ha realizado Suárez desde el año 1969 a la fecha. Están hechas con hierro, madera y otros materiales, a los cuales este artista le da una forma abstracta y geométrica. Todas tienen diferentes colores que van del brillante amarillo a los tonos tierra o el blanco y negro. Y ellas se puede notar el laborioso diseño que incluye esferas y cubos con distintos volúmenes y texturas.
Los significados varían. Según Suárez, su principal fuente de inspiración es la naturaleza, de la que se nutre para crear. Asegura que las obras que se exponen en la universidad simbolizan «temas como la familia, la música, el erotismo, el amor o la juventud».
ARTE PARA LA JUVENTUD
Exponer en los espacios de la Universidad Católica Andrés Bello ha significado para Daniel Suárez la oportunidad de llevar su obra por un camino diferente.
Entiende que a los jóvenes a veces se les dificulta ir a un museo y por eso quiso personalmente ponerles el arte a su alcance. Cree que a pesar de la situación del país, la cultura puede ser muy útil para iluminar y reconfortar el espíritu de la gente.
«En época de crisis el arte puede significar mucho, porque más allá de un escape, representa una oportunidad de colaboración y entendimiento».
La exposición «La persistencia del origen» cuenta con la curaduría del profesor Humberto Valdivieso, quien celebra la calidad y profundidad del trabajo del autor.
“En su idea de belleza, no separa la abstracción de la compleja estructura de la realidad: no encuentra fronteras entre la geometría y lo orgánico, la matemática y la pasión, lo expresivo y lo sintético. Integra todo en un gran diálogo entre formas y conceptos. Por eso, las curvas justifican los ángulos, lo cóncavo a lo convexo y lo racional a lo pasional, tal como los espacios vacíos lo hacen con los volúmenes sólidos”.