La sociedad está viciada por la preponderancia de los beneficios económicos por sobre la capacidad de ofrecer un servicio a partir del compromiso o la vocación. Por esta razón, encontrar un caso como el de Daniel Alejandro Arriaga Damiano, estudiante del séptimo semestre de Ingeniería Industrial en la UCAB, sorprende por la naturaleza loable de su trabajo como preparador voluntario tanto para la cátedra «Estadística y probabilidades» como la materia «Vectores aleatorios e inferencias», labor que realiza desde 2018, aunque tuvo la inquietud desde mucho antes.
Arriaga, quien es oriundo de Caracas, ha vivido ligado a su casa de estudios en muchos ámbitos. En sus primeros dos semestres formó parte del Centro de Estudiantes de Ingeniería (CEI), por lo que no es ajeno a la escena política universitaria y a la gestión de las demandas de sus compañeros; por otro lado, desde el tercer hasta el sexto semestre fue beneficiario del programa de apoyo económico de la universidad, ya que prestó sus servicios como Beca trabajo al Centro de Investigación y Desarrollo de Ingeniería (CIDI).
¿Por qué decidiste estudiar en la UCAB?
«Yo siempre quise estudiar en la USB, pero cuando quería optar por estudiar ahí fue el año en que quitaron las pruebas de admisión y tenía que estar en las listas del CNU. Yo siempre tuve claro que tenía que estudiar algo de ingeniería, no porque me lo hayan impuesto, sino porque es algo que me ha encantado siempre. En la USB quería estudiar ingeniería química, y lo que más se parecía era ingeniería industrial, entonces decidí estudiarla. A medida que pasó el tiempo me di cuenta de que me encantaba la ingeniería industrial».
Dices no estar estudiando porque te lo impusieron, pero ¿cómo influyó tu familia en tus estudios?
«Mi papá es fanático de la ciencia, siempre me sentaba con él a ver programas como Megaconstrucciones y ese tipo de cosas. Ahí empecé a interesarme mucho, siempre fue algo natural para mí».
¿Cómo llegaste a tu trabajo como voluntario?
«Empecé siendo preparador porque me gustó la materia de estadística cuando la vimos. Un día que estábamos viendo la segunda materia, que es vectores aleatorios, me le acerqué al profesor –que ya me había dado clases en segundo semestre- y le comenté que quisiera ser preparador para ayudar a los demás e incluso aprender más sobre ciertos temas que no dominaba de la materia. El profesor aceptó la propuesta. Lo hago también por la dificultad de la materia –es una de las materias filtro de la carrera-, me gusta ayudar a mis compañeros; por otro lado, siento que puede ser muy bueno para mi currículum como prueba de que domino estas materias, y así tener mayor accesibilidad a un buen trabajo».
¿Hay alguien que te haya servido de inspiración para comenzar a hacer lo que haces?
«Es algo que nació en mí, desde pequeño me ha gustado explicar. En bachillerato era el que le explicaba los temas a mis amigos. Siento que puedo tener una actitud molesta, porque yo intervengo demasiado en las clases ya que, si no estoy activo en las mismas, no hago nada. Siempre intento dar aportes positivos, aunque haya personas a las que pueda molestarle».
Tengo conocimiento de que múltiples personas han calificado tus preparadurías como “especiales”. ¿Qué hace que tus clases sean así?
«El semestre pasado hubo un evento que creo que se llamaba ‘Tenemos que hablar’, el cual realizó la escuela (de Ingeniería Industrial) para saber sobre los problemas que tenemos los estudiantes y que el director viera cómo nos podía ayudar. Yo no fui, pero me dijeron que se hablaron cosas muy buenas de mi clase, lo cual siento que sucede porque yo trato de que en mis clases todo el mundo participe. Si veo que no hay tanta motivación, trato de que ellos pasen a la pizarra para resolver ejercicios. Es una materia a la que la gente suele prestar bastante atención, por lo cual hay más proactividad».
Entiendo que la universidad te ha ofrecido todas las facilidades para que realices tu trabajo como preparador. ¿Cómo es esta relación?
«Trabajo directamente con la Escuela de Ingeniería Industrial, no con la Facultad. Hay un programa de asesores, al cual yo no pertenezco porque lo conforman profesores solo para el ciclo básico, mi materia es del ciclo profesional. La Escuela me provee los marcadores, borradores y cartucheras; incluso, a veces, el profesor me da material de apoyo para usarlo en mis clases y me consigue los salones semana a semana ya que, al no ser una materia fija sino una prepa, tenemos que cuadrarlo cada tantos días».
¿Has pensado dejar este trabajo alguna vez?
«No. No pienso dejarlo en el corto plazo, pero quizás cuando me gradúe lo deje para dedicarme a ser ingeniero, pero mientras esté estudiando creo que es una buena actividad que, además, me distrae en mi tiempo libre».
¿Cómo es el trato con tus estudiantes?
«Me da mucha risa cuando se dirigen a mi con un trato de “usted”, porque ha habido casos en los que soy incluso menor que ellos. Trato de expresarme lo más formal posible, porque se ve feo que alguien hable con groserías mientras está enseñando. De todas maneras, la mayoría me trata de tú a tú y entonces es más natural».
¿Hay alguna anécdota que quieras compartir?
«Una vez me estaba montando en mi carro con un amigo, a punto de irme, y alguien me toca la ventana. Yo me asusté, pero luego me di cuenta de que era un chamo que me estaba siguiendo desde solárium para hacerme una pregunta de estadística. Yo pensé ‘ya qué, ya estamos aquí’ y respondí su pregunta. Caí en cuenta de que en cualquier momento me pueden preguntar».
¿Qué planeas hacer cuando te gradúes?
«A mí siempre me ha gustado la idea de trabajar en el Gran Colisionador de Hadrones del CERN (acelerador y colisionador de partículas ubicado en la Organización Europea para la Investigación Nuclear) que queda en Suiza. Siempre me gustó esa parte del desarrollo y de la tecnología, que siempre está tratando de avanzar más y no solo quedarse con lo básico. También me gustaría desarrollar cosas aquí en el país, porque siento que aún se pueden hacer muchas cosas. Quiero seguir con mis estudios, porque es la cosa más importante que hay, quiero hacer postgrado, magister y doctorado».
¿Planeas irte del país en un futuro no muy lejano?
«Una vez que me gradúe quiero hacer postgrados y otros estudios aquí, pero sí quisiera irme del país y ver cosas nuevas, ver qué puedo hacer para aportar algo. Para un ingeniero las tecnologías que hay aquí no sirven en el mundo exterior, necesito ver otras cosas para aprender».
¿Tienes algún pasatiempo relacionado o que haya influido en tu decisión de estudiar ingeniería industrial?
«En los últimos años no he tenido ningún pasatiempo, siempre me la paso en la UCAB. Estamos tratando de abrir el club de Fórmula SAE, que trata de hacer carros de Fórmula 1 de fabricación por parte de estudiantes de ingeniería de la UCAB».
¿Qué beneficios y gratificaciones consideras que has podido sacar de tu trabajo como preparador?
«Hay preguntas que veces me hacen en las que tengo que pedirles tiempo para resolverlas y luego decirles. Entonces me he dado cuenta de que hay cosas de la materia que en su momento ignoré y ahora las estoy encontrando por primera vez. Sé que ahora capaz no tengo la mejor repercusión con lo que estoy haciendo, pero en el futuro esto será una de las grandes herramientas de las que voy a disponer, tendré mucho conocimiento de estas materias».
¿Qué desafíos has encontrado para realizar tu trabajo?
«No he encontrado desafíos muy grandes, hasta ahora. No me cuesta mucho preparar mis clases, siempre tengo muy claro las cosas que voy a hacer. Algunas veces hay muchas personas que quieren hacer preguntas simultáneamente y yo, al no estar concentrado, encuentro dificultades; por otro lado, la interrelación entre la prepa y mi vida no me afecta mucho».
Con desafíos también me refería a cosas que aún no hayas podido lograr, planes que tengas, tu deseo de conseguir cumplir con la finalidad de tus clases y la influencia que quieras causar en tus alumnos…
«Este semestre he notado que quizás no les he llegado a los nuevos estudiantes de estadística, a los de vectores ya los vi el año pasado. Al final de las clases trato de preguntarle a la gente por sus impresiones y sus sensaciones con respecto a la prepa, porque una de las cosas que más me motivó, el semestre pasado, fue escuchar las respuestas que ellos me daban. Una cosa que me alentó mucho a seguir como preparador fue lo que ellos decían en el ‘Tenemos que hablar’, eso me dio más potencia para continuar. Este semestre siento que no estoy al mismo nivel del pasado y por eso estoy esforzándome más para mejorar las clases, también para no quedarme estancado».
♦Texto y fotos: Diego Salgado