En medio de la crisis del COVID-19, el estrés y la incertidumbre han dicho presente en los pensamientos de muchas personas, víctimas del largo confinamiento que impide el desarrollo de una vida normal.
Los estudios a distancia pueden ser uno de esos fenómenos inquietantes, sobre todo para quienes no acostumbran desenvolverse en dicha modalidad. El Ucabista conversó con el profesor y psicólogo Jonathan Sulbarán, asesor del Centro de Asesoramiento y Desarrollo Humano de la UCAB (CADH), quien brindó recomendaciones para afrontar el estrés creado por la educación en línea, en un contexto como el de Venezuela.
Teniendo en cuenta la modalidad de este semestre. ¿Cuál es la mejor manera de organizar el tiempo?
«Hay que reconocer las circunstancias en las que te encuentras inmerso: ¿Dónde, cómo, con quién estás? ¿Cómo es el acceso a tus recursos? Cualquier estrategia que no tome en cuenta las circunstancias de cada persona puede traer resultados indeseables y acentuar las dificultades experimentadas. Hacer una pausa para tener conocimiento de ti mismo y tu entorno puede ser un buen primer paso para tomar un curso de acción. Esto no implica que el paso esté perfecto. Estamos en circunstancias bastante novedosas. Eventualmente la idea es tener mayor precisión entre lo planificado y lo ejecutado. No vale la pena exigirse perfección sostenida. Un día a la vez».
¿El que no haya presencialidad influye negativamente en el estudiante? O ¿esto no afecta al rendimiento?
«La modalidad de estudio podemos tomarla como un cajón donde metemos todo. Y bueno, vale la pena poner en perspectiva todas las variables y su efecto. A unas personas les funciona mejor que a otras. En el hogar hay muchas variables de control que no se definen en esencia. Una de ellas es que, a pesar de ser a distancia, no es como si trabajaras en una oficina especial para estudiar, sino que es tu casa. Dependiendo del uso común que le des a un espacio, puede costar un poco más darle otro uso».
¿Qué recomienda para manejar la frustración u otras emociones negativas que se puedan suscitar por estudiar a distancia?
«Tal vez hay que comenzar por preguntarse ¿Cómo lo estoy manejando? ¿Cómo lo he manejado antes? ¿Cómo me ha resultado esto? ¿Me conecta con lo que estoy haciendo? ¿Me conecta con las cosas que valoro? o ¿me engancha y me desconecta? Algunas estrategias pueden ser evidentes para nosotros mismos (en especial las públicas: las que otras personas pueden ver), otras no tanto. El reto está en reconocer las privadas, las que solo vemos nosotros mismos. Procrastinar, dormir en exceso, pensar constantemente en la situación son cosas que, si las identificamos, nos pueden ofrecer una perspectiva más amplia. Otro aspecto es considerar nuestra propia mente como una herramienta, con sus limitaciones. Tal vez si, poco a poco, notamos la presencia de los propios pensamientos como esas personas que nos atosigan con consejos y advertencias, existe la posibilidad de preguntarnos: ¿Qué haré yo con esto?».
Entiendo que hay personas que manejan los cambios mejor que otras. Teniendo eso en cuenta, ¿qué debe hacer alguien al que le cueste adaptarse a un cambio brusco de su rutina?
«Sin duda, hay que empezar por lo pequeño, un día a la vez, un paso a la vez. Pretender ser absolutamente productivos puede resultar contraproducente. Esto es como manejar: muchas de tus decisiones de manejo se dan en función del camino que tienes enfrente. A todas estas, no manejas solo, tienes un copiloto que cuenta historias del pasado, del futuro, que evalúa, busca soluciones, compara y que con todo eso que te sirve, también puede aterrorizarte en el camino. También en ese auto hay un mapa hecho de lo que otras personas te digan sobre cómo manejar y lo que te diga tu propia mente. Al final, tus ojos pueden decir lo que está ahí, al frente. Esa experiencia puede serte de mucha utilidad».