El sacerdote venezolano, máxima autoridad de la Compañía de Jesús en el mundo, volvió a su alma mater, donde reflexionó con la comunidad ucabista sobre el presente y el futuro de la orden más numerosa de la Iglesia católica y dejó claros sus lineamientos para las 179 universidades asociadas: «Una universidad jesuita sin humanidades no es una universidad jesuita (…) si eso no existe esta universidad no tiene sentido»

Este jueves 29 de junio, tras casi una década de haber dejado el país por sus responsabilidades con la corporación fundada por San Ignacio de Loyola en 1540, el padre Arturo Sosa Abascal, S.J., prepósito general de la Compañía de Jesús desde 2016, reflexionó con la comunidad ucabista sobre autoritarismo, democracia, la vocación educativa de la congregación y los lineamientos del papa Francisco de mirar desde la cruz cuando se aborda la realidad social, local y del mundo.

El encuentro de una hora —en el marco de su visita canónica a Venezuela— se desarrolló en un Aula Magna llena, donde hubo representación de autoridades, estudiantes, profesores, empleados y egresados. La actividad fue seguida, en vivo, por quienes hacen vida en UCAB Guayana, gracias a una transmisión a través de YouTube a la que pudieron sumarse internautas desde cualquier parte del mundo.

Como “uno de nuestros más importantes egresados” lo presentó el rector de la UCAB, Arturo Peraza, S.J., mientras que el padre César Muziotti S.J., director de Identidad y Misión, añadió que “es el primer superior general no europeo en 500 años de la Compañía de Jesús, y además es venezolano”.

Nacido en Caracas en 1948, el padre Sosa se graduó de licenciado en Filosofía en la UCAB, luego de lo cual mantuvo una relación de años con su alma mater, primero como profesor y luego como vicecanciller de la institución, en su carácter de provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela, cargo que ocupó entre 1996 y 2004.

La democracia amenazada: la necesidad de construir ciudadanía

Muziotti hizo de moderador en una tertulia donde cuatro ucabistas, del cuerpo profesoral, directivo, administrativo y estudiantil, formularon a Sosa interrogantes que sirvieron para que la máxima autoridad dejara muy claro hacia dónde apuntan los intereses de la Compañía, que concentra su labor mundial en la tarea educativa y social en todos los niveles.

La profesora María Soledad Hernández, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UCAB; Deborah Cordero, directora ejecutiva de la Fundación Andrés Bello; Jaime Reyes, en representación de los empleados, y Jessica Zambrano, por el cuerpo de estudiantes, alimentaron el intercambio.

Sosa destacó que la integración que venían intentando desde hace 30 años las instituciones de educación superior pertenecientes a la Compañía, tuvo “un acelerón en el siglo XXI”, especialmente entre 2018 y 2022, como fue “empezar a sentirnos un solo grupo” y compartir recursos para desarrollar un mejor proceso productivo.

Así, mencionó la creación -en 2018- de la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas, que coordina la labor de 179 universidades y facultades en todo el mundo. Producto de esa sinergia, destacó el superior general, la constitución del Observatorio para la Democracia en América Latina, de la AUSJAL, en agosto de 2022.

 

Ante el planteamiento sobre cómo ayudar a fortalecer la democracia desde la universidad, el padre Sosa afirmó que los de su generación creyeron “que la democracia era un patrimonio de la humanidad, una adquisición del siglo XX”, pero está amenazada. Citó el análisis de Moisés Naím en el libro La revancha de los poderosos, que habla de “las tres p”: populismo, polarización y posverdad».

Cuestionó a los que “se arrogan la representación del pueblo” sin preguntarle lo que piensa y aseveró que “la palabra pueblo se usa sin pudor”.

Sobre la polarización dijo que “son dos bloques opuestos que pierden la capacidad de negociar para el bien común” y de la posverdad, “la más novedosa” de las amenazas contra la democracia, de la cual dijo es la peor “porque es más sutil”.

Alertó el sacerdote sobre la necesidad de tener “información veraz, verdadera, compartida, transparente”, que es clave para “poder tomar decisiones en modo democrático” y que, si esas tendencias que se especializan en desinformar se consolidan, “se hace imposible” la democracia.

También recalcó que la democracia debe contar con un «pueblo politizado», ciudadano, “capaz de tener en su análisis el bien común” y tomar decisiones en función de ello y no en beneficio de intereses particulares o de grupo. «Esa ciudadanía es muy frágil y muy pequeña en casi todos los países que yo conozco, incluyendo Venezuela», apuntó. 

“El requisito base (de la democracia) es la ciudadanía y por eso nosotros hemos insistido en la Compañía de Jesús, tanto en la educación universitaria como en la educación primaria y secundaria, que uno de los elementos que queremos ofrecer como parte de la educación integral a la persona es la ciudadanía. A mí personalmente me interesa mucho más tener un buen ciudadano al final de una carrera universitaria que un buen ingeniero; no porque quiera que sea mal ingeniero, sino porque si no es un buen ciudadano no estamos cumpliendo con el objetivo de una institución bajo la responsabilidad de la Compañía de Jesús, que busca la educación integral. En esa integralidad, así como se acompañan procesos de maduración personal, también el proceso de maduración ciudadana es clave para que de verdad una institución universitaria o de educación primaria o secundaria pueda contribuir con la democracia en Venezuela y el mundo», sentenció el prepósito general jesuita.

«Universidad jesuita sin humanidades no es universidad jesuita»

Las reflexiones sobre democracia y ciudadanía se empalmaron con la inquietud sobre el papel de las humanidades en la formación universitaria y su armonización con la tecnología.

Sosa habló de la necesaria “tensión” entre ambas disciplinas, pero dejó muy en claro la vocación de la Compañía en su labor formativa. “Una universidad jesuita sin humanidades no es una universidad jesuita”.

Habló de la experiencia de 28 universidades jesuitas en Estados Unidos que “hicieron el examen en el sentido ignaciano: qué hay y qué falta” y diseñaron un plan quinquenal para mejorar su quehacer según la identidad y misión de la Compañía. Identificó como un elemento competitivo de las universidades de la Compañía de Jesús la dimensión de la vida que da la formación en humanidades.

 

“El que viene a una universidad jesuita viene porque entiende que esa dimensión de la vida, comparta o no la fe católica, que las humanidades son parte esencial del desarrollo de una persona a través de la educación universitaria. Esta universidad nació con esa tensión (…) si eso no existe esta universidad no tiene sentido. Animo a que eso siga siendo así, que las humanidades no son un departamento ni unas carreras en una facultad, las humanidades son una dimensión de lo que se ofrece en cualquiera de las carreras y no unos créditos, ni un curso inicial; sino que el que se gradúa en cualquiera de las carreras de la universidad termine siendo mejor persona al final de su formación”.

Tras esta reflexión, el padre Sosa recibió una ovación de los presentes en el Aula Magna.

Para Sosa Abascal, egresado de la UCAB, “el orgullo de ser ucabista es porque tengo la mejor calidad de servicio en mi vida” y porque los egresados de esta institución “se caracterizan por el compromiso, por la transformación de la realidad en beneficio de todos”.

La universidad debe comprometerse con la transformación, desde la mirada del pueblo sufriente

En la dimensión teologal, el Prepósito reflexionó sobre las enseñanzas de San Ignacio (Meditación de la Encarnación), retomada por el papa Francisco en su interés porque la Iglesia en todo el mundo aborde otra manera de ver la realidad actual. Así, Sosa invitó a la universidad a abordar esa óptica.

 

«Pensemos en Venezuela, ¿desde dónde queremos ver a Venezuela? (…), el papa Francisco va un poquito más allá (…) dice: por qué no hacemos el esfuerzo de mirar desde la cruz (…) ese es el desafío de la mirada a la que nos invita (…) quizás estemos más acostumbrados nosotros a contemplar la cruz, a ver la cruz allá, pero el Papa dice: por qué no hacemos el esfuerzo de mirar desde la cruz (…) No es lo mismo mirar a un crucificado, aunque te dé mucho dolor y mucha compasión, que estar tú clavado en la cruz, ¿cómo miras al mundo desde ahí, qué haces para cambiar ese mundo?».

Habló del «desafío científico» de crear conocimiento desde ahí, desde esa mirada, «porque hay otras miradas que conducen a consolidar el dominio (…) el autoritarismo tiene por detrás mucha ciencia, mucha teoría y se puede justificar de muchas maneras. La democracia necesita esa mirada desde abajo, desde el pueblo sufriente que tiene que ser tomado en serio para tomar decisiones. Si vemos desde la cruz podemos también contribuir con la democracia», enfatizó.

El encuentro del superior general de la Compañía de Jesús con la comunidad ucabista culminó con la entrega de dos sencillos obsequios de parte del rector Peraza y del cuerpo directivo, y con una foto grupal como registro del histórico momento compartido por más de 400 personas. 

Además de esta reunión, durante el jueves 29 de junio  Sosa sostuvo en el campus de Montalbán una tertulia con sacerdotes y religiosas de Caracas; también escuchó a los directores de las distintas dependencias de la UCAB hablar sobre las actualizaciones curriculares y el fortalecimiento institucional, acciones que han ubicado a la universidad como la mejor institución de educación superior de Venezuela, según el QS World Rankings 2024.

En la tarde, Sosa visitó la parroquia San Alberto Hurtado, en La Vega, donde reside el provincial de la Compañía en Venezuela, Alfredo Infante, S.J., hasta hace poco párroco de la zona, y donde la UCAB desarrolla  actividades de su Extensión Social.

El día miércoles 28, el superior general estuvo en UCAB Guayana, donde ofició una misa y compartió con jóvenes estudiantes de Ciudad Guayana.

♦Texto: Elvia Gómez/Fotos: Manuel Sardá