En el marco de un acuerdo entre la Universidad de La Laguna (Tenerife) y la Universidad Católica Andrés Bello, el Instituto de Investigaciones Históricas “P. Hermann González Oropeza, SJ” (IIH UCAB) viene ejecutando un proyecto de intervención social titulado “Migrantes canarios-venezolanos y venezolanos canarios”, el cual ha sido concebido como plataforma para el intercambio, seguimiento y análisis de las magnitudes, tendencias y características del flujo migratorio que ha habido entre España y Venezuela.

La idea central, que involucra a especialistas en historia, educación y economía, es estudiar el flujo migratorio canario al país, iniciado a mitad del siglo XX, y el regreso de sus descendientes a Tenerife, La Palma, Gran Canaria, Gomera, Hierro, Lanzarote y Fuerteventura (islas que integran el territorio de España), como parte del fenómeno de la diáspora venezolana. Los investigadores de la UCAB se están apoyando en la data del Instituto Nacional de Estadística de España (INE).

El despliegue y análisis de estas redes de apoyo social múltiple van a contribuir a una comprensión integral de las poblaciones en ‘transición’. Esta mirada va a permitir conocer los procesos a través de los cuales los migrantes (bien sean retornados o españoles inmigrantes, descendientes con nacionalidad española, colectivos residentes, en trámites, así como los no declarados o sin documentación) atienden, satisfacen sus necesidades y consolidan las nuevas competencias sociales para desenvolverse favorablemente en los nuevos entornos receptores”, precisa el texto de justificación de este programa.

El IIH UCAB ya puso en marcha la primera fase del proyecto: un observatorio que tiene como objeto de estudio a un grupo de 117 inmigrantes canarios, con edades comprendidas entre los 75 y 85 años, que se reúne semanalmente en el centro de día “Lourdes Bienes”, ubicado en Macuto (Vargas).

A través del observatorio, se están analizando los perfiles sociodemográficos, educativos y percepciones sobre la identidad que tienen los adultos mayores involucrados.

Sus historias darán cuerpo al Diccionario biográfico de los canarios en Venezuela, uno de los primeros productos acabados que tendrá la investigación.

“Estas personas, aunque tengan aquí 60 años, siguen siendo españoles, aunque se han venezolanizado. Allí hablamos de la fusión de dos naciones”, explica Dora Dávila, la investigadora que coordina esta iniciativa por parte del Instituto de Investigaciones Históricas. Hacen equipo con ella, Sol Ángel Toro y Robert Gómez.

El proyecto da protagonismo a ese centenar de adultos mayores que se encuentran, según Dávila, en excelentes condiciones físicas y mentales. Hay en el grupo varios canarios “clandestinos” que vinieron entre 1948 y 1951, en goletas y veleros que los sometieron a verdaderas odiseas.

“Queremos que a través de esa memoria nos cuenten cómo fueron esos viajes. Lo que nos ha contado es dramático. Queremos darle relevancia a ese tránsito. Sería maravilloso poder hacer la grabación de eso en videos y que eso sea un punto de partida para ese diccionario biográfico y que lo podamos poner en una página y sea un documento vivo, con la gente relatando sus historias y dándonos su visión muy personal”.

Migrantes de ayer y hoy: una realidad común

El proyecto “Migrantes canarios-venezolanos y venezolanos canarios” nace de una confluencia de inquietudes para la colaboración entre la antropóloga Carmen Ascanio Sánchez, de la Universidad de La Laguna, y la profesora Dávila, quien encontró el filón para desarrollar esa sinergia luego de hacer un curso sobre demografía con el equipo del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la UCAB.

La investigadora destaca los paralelismos que encuentra en las razones que trajeron a familias enteras de isleños a Venezuela desde el otro lado del Atlántico y las razones que llevan a que hoy, centenares de sus descendientes, busquen allá lo que sus padres y abuelos encontraron aquí. Se trata de hacer una reinterpretación del asociacionismo venezolano y canario a través del flujo migratorio. Este asociacionismo tuvo en el pasado carácter recreativo (se crearon clubes de distracción y encuentro) y hoy, por la crisis económica, adquiere otras formas que incluyen la cooperación para alimentos y medicinas.

“Esto es fascinante. Cuando uno revisa su propio origen tiene conciencia de su presente, así comienzan a verse paralelismos y eso es parte de la recuperación de esa memoria, que es lo que nosotros queremos hacer. Recuperar memoria es como un dejo de conciencia: ¿qué le pasó a mis abuelos que tuvieron que migrar? Queremos destacar que la historia no le pasa a otros, le pasa a uno. Esas familias se fueron instalando y les dijeron a otros: ‘vente, que yo te ayudo’. Me parece maravilloso pensar el poblamiento de una manera más humana, porque es así como se mueve la gente. Cuando hablamos de esto, también estamos hablando del presente, porque el que se está yendo es porque otro que se fue le dijo: ‘vente’. Hemos iniciado un proceso de entrevistas abiertas y un proceso de encuestas para medir cómo es la política que tiene el gobierno español y la comunidad autónoma de Canarias con su gente en el exterior”.

Para terminar la primera fase del proyecto, que culmina entre diciembre y enero próximos, se prevé la elaboración de un artículo académico en el Anuario de Historia Canaria, publicar un boletín electrónico y hacer una página web propia. Más adelante, consideran desarrollar un programa radial que difunda el centenar de historias que serán recogidas en el diccionario biográfico.

Una segunda fase, que podría estar lista para abril de 2020, prevé contactar a los descendientes de este grupo de canarios que han emigrado a las islas y que relaten sus experiencias. “Esto forma parte de una idea muy sencilla de la historia que son las redes. Así como fue en el pasado, ocurre en el presente. Eso es lo que estoy trabajando”.

Haciendo memoria: una relación de siglos

Dávila tiene presente que la historia de los canarios en Venezuela se remonta a la época de la Capitanía General de Venezuela, cuando fueron traídos para atender los cultivos de cacao. Comenta como una ventaja la amplia documentación que existe en España, desde el siglo XVI, del flujo migratorio isleño a estos lados.

“Existen estadísticas que indican que cuando llegaron aquí  los canarios eran los de más bajos recursos en el reino. Vinieron familias enteras, principalmente a la región centro costera. Esas familias iniciales fueron estableciéndose y sembrando haciendas y conucos, se hicieron comerciantes y empezaron a prosperar. A partir del siglo XIX el elemento clave de desarrollo  fue el café. Los canarios se centraron en montar  las canastillas (bodegas), a la siembra de legumbres y frutas. Así, los canarios fortalecieron mucho nuestra economía. Tuvieron gran importancia en el siglo XVII y eso está bien documentado”.

La investigadora comenta que tienen muchas ambiciones con el proyecto, y por eso, están interesados en promocionar la iniciativa para establecer alianzas que permitan aumentar su alcance.

“Hemos pensando desarrollar con ellos actividades recreativas culturales, incluyendo llevarles al Teatro UCAB y hacer un ciclo de cine canario. También hemos diseñado para ellos dos unidades curriculares. Una tiene que ver con emociones e historia, es decir, cómo podemos nosotros trabajar con un grupo de adultos mayores para que ellos nos enseñen de su historia y nosotros podamos generar un producto. Yo voy a dar la clase de Emoción e Historia. Yo he pensando organizarlos según la isla de donde proceden y que ellos nos cuenten lo que saben de Venezuela, y yo, como venezolana, contarles lo que yo sé de sus islas”. El otro aspecto tiene que ver con el aspecto gastronómico, un cursillo de fusión de sabores. Muchas veces no tenemos conciencia de ese capital simbólico y esas son transferencias culturales y tecnológicas que se dan en la cotidianidad. Esta actividad la definimos como ‘aprender a aprender la historia’. Nosotros quisiéramos hacer queso como lo hace uno de los señores del grupo y que eso sea una actividad para compartir y rememorar. Así también podemos experimentar con el gofio –tenemos la clase “Gofio y arepa” – y con  los potajes. Todo eso lo queremos recuperar en este grupo de Memoria y Gastronomía”.

Quienes deseen más información sobre esta iniciativa pueden escribir al correo [email protected]

♦Texto: Elvia Gómez/Foto: Manuiel Sardá