Lourdes Montenegro tiene 21 años trabajando en la universidad. Empezó a dar clases en posgrado y emigró a pregrado con la Escuela de Educación. Su vida ha sido curiosa, pero llena de logros. En el año 1979, egresó del Instituto Universitario Avepane como maestra especialista; consigue una beca para estudiar Psicología con Concentración en Educación Especial en la Universidad en Emporia, Kansas, Estados Unidos, graduándose con honores. Al llegar al país, orgullosa por su logro, se topa con la primera pared: el Ministerio de Educación no le reconoció el título, pero apareció una luz al final del túnel: el padre Gustavo Sucre le dice: “La UCAB le reconoce su título con todos los honores”. Tiene dos hijos (de 30 y 28 años). Su esposo, Carlos Valentín, perdió la batalla contra el cáncer, pero Montenegro lo recuerda cada vez que ayuda a alguien: “La vida me ha llevado y encaminado siempre a ayudar al otro”. Lourdes coordina el Programa de Apoyo al Estudiante con Discapacidad de la universidad, el cual fue creado con su colaboración en el año 2008. Además, por si fuese poco, ella, junto a tres amigas, fue la pionera de lo que hoy en día se conoce como la Fundación Doctoras y Doctores de La Piñata: “Me siento orgullosa de decir que la UCAB abrió el paso a los payasos universitarios”. En su vida hay tres líneas de trabajo en constante progreso: el desarrollo infantil, los payasos de hospital y los chicos con discapacidad. Su infancia transcurrió en Caricuao, lo recuerda como un lugar rural y sin el colapso urbano que tiene hoy. Su vida siempre ha girado en torno al precepto ignaciano de “amar y servir”, por eso se considera una persona optimista que no pierde la fe.

L. M.