Durante la Semana Empresarial UCAB, economistas de la firma consultora señalaron que la perspectiva de mejora del PIB es insuficiente, pero hay oportunidades que las compañías pueden aprovechar. Recomendaron enfocar esfuerzos de venta en la base de la pirámide de los consumidores. Por su parte, Conindustria habló de crecimiento de 8,8% de la producción manufacturera, aunque advirtió que prevalecen obstáculos estructurales
Un crecimiento de 4% del Producto Interno Bruto (PIB) al finalizar el año es la principal proyección que ofrecieron los economistas Asdrúbal Oliveros y Jesús Palacios, de la firma Ecoanalítica, con base en análisis de distintas variables, durante una conferencia realizada, el jueves 13 de junio, como parte de la agenda de actividades de la Semana Empresarial UCAB 2024.
A la mejora en el nivel de la actividad económica, Ecoanalítica sumo un 5,1% de crecimiento en el consumo y una tasa de inflación anual inferior al 70%, a pesar de que la incertidumbre electoral podría generar alteraciones inesperadas en estas proyecciones.
«El elefante en la habitación es el tema político en el centro de la óptica. Lamentablemente la política juega el principal rol como variable en el desarrollo económico, pero lo que pase en las elecciones presidenciales será un ancla muy clara en cómo se va a terminar desarrollando 2024 y los próximos años», resaltó Jesús Palacios, economista senior de Ecoanalítica y profesor de la UCAB.
De cerrar el año con estos resultados, habría un rendimiento positivo de la economía, después de un 2023 que no cumplió con las expectativas. Sin embargo, los especialistas aclararon que la mejora porcentual surge de una base muy baja, por lo que no representa un avance pronunciado ni marca el ritmo de crecimiento que requiere el país.
A pesar de la insuficiente recuperación, Palacios valoró positivamente la relativa —y frágil— estabilidad que caracteriza a la dinámica económica actual, con una inflación medianamente controlada que ha dado pie a que el aumento en los precios de bienes y servicios sea menor que en años anteriores.
(Ver también: La hiperinflación distorsionó las políticas monetaria y fiscal)
Dijo que parte de esta estabilidad pasa por un accionar más cauto por parte del Gobierno, que ha optado por la disciplina tributaria incluso en un año electoral. Es decir, el Estado gasta menos dinero, por lo que hay un menor flujo de bolívares en la economía, lo que genera una menor presión en el tipo de cambio, comentó Palacios. Como contraparte, advirtió que estas políticas generan un menor dinamismo económico y, por lo tanto, el crecimiento es más lento.
«El Gobierno gasta menos y mantiene disciplina tributaria que condiciona el crecimiento en la economía. El ciclo económico no viene con la fuerza con la que anticipábamos en un año electoral», acotó Palacios.
Al respecto, el socio director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, matizó al afirmar que sí se produjo un aumento del gasto público, pero lo suficientemente tímido como para no ejercer presión en la tasa de inflación.
«Ha habido un aumento del gasto, pero más tímido de lo que nosotros esperábamos, por eso rebajamos nuestra predicción de crecimiento. El Gobierno está siendo muy cuidadoso en cómo gasta. Si el gasto aumenta en demasía y la economía no tiene capacidad para absorberlo, presiona la inflación y la devaluación», explicó.
Poco crecimiento, algunas oportunidades de mercado
Aunque las condiciones estructurales siguen siendo deficientes, para los especialistas de Ecoanalítica hay ciertos procesos que abren un abanico de opciones para la inversión en el país
Hicieron énfasis en la prevalencia de un crecimiento desigual, concentrado en regiones y actividades económicas muy específicas, pero que ofrecen un resquicio en medio de la crisis.
En concreto, apuntaron a Lara y Portuguesa como estados emergentes, este último con una tasa de crecimiento en torno al 10% , producto de su valor en la industria agrícola.
De igual manera, hablaron de un margen importante tanto en el sector alimenticio como en el sanitario, que al ser de primera necesidad, no dejan de generar consumo a pesar de lo deprimido que esté el poder adquisitivo.
No en vano, entre 2021 y 2024 se ha evidenciado un crecimiento acumulado de 42,3% en el sector alimenticio y de 33% en el ámbito de la salud, señalaron los expertos.
Oliveros y Palacios aclararon que, pese a las oportunidades que esto representa, hay una alta competencia, por lo que la mejor manera de destacar en el mercado es ofrecer elementos diferenciadores con propuestas de calidad o esquemas que permitan abaratar costos para ser competitivo a través de precios.
Oliveros remarcó que muchas empresas están trabajando en estos elementos, con procesos de ingeniería financiera, para reducir costos, pagar los mínimos impuestos posibles y optimizar la producción, además de encontrar mecanismos distintos a los de la competencia.
«No es solo reducir costos, sino también innovar, cómo hago las cosas de manera distinta. Muchas empresas están trabajando en tecnología, incorporando elementos de automatización. En la inteligencia artificial y sus procesos de venta y atención al público hay una reducción de costos. Son elementos ligados a la optimización», expresó.
Apuntar a la base de la pirámide como estrategia de venta
De acuerdo con los representantes de Ecoanalítica, otro factor a tener en cuenta guarda relación con los estratos a los que las empresas dirigen sus bienes y servicios, pues 85% de los consumidores venezolanos genera ingresos individuales menores a los $300 mensuales.
Indicaron que las compañías de consumo masivo deben apuntar a la base de la pirámide, a pesar de los bajos salarios y el empobrecido poder de compra.
«Aquí hay muchísimas áreas de oportunidad, en la comprensión del consumidor. Hay un gran error al asumir que el 20% puede comprar y el 80% no. Resulta que en esos segmentos de población hay oportunidades, la gente compra en cualquier estrato, solo que compra de manera distinta y necesita una oferta adecuada para ello. Ahí es donde están las oportunidades de las compañías», argumentó Asdrúbal Oliveros.
Conindustria: manufactura nacional crece, pero con barreras
Al margen de las empresas que innovan y destacan en el mercado, la gran mayoría intenta adaptarse a un contexto adverso y encuentran trabas para incrementar la producción, incluso teniendo capacidad para hacerlo, debido a que no hay suficiente consumo.
Este fue el panorama descrito por Atilio Granone, miembro de la directiva de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), en una presentación que ofreció sobre las perspectivas para el sector manufacturero nacional, el mismo 13 de junio, en el auditorio Padre Gustavo Sucre de la UCAB.
(Ver también: 18 perspectivas sobre los negocios en Venezuela brindó el Congreso Empresarial UCAB 2024)
Granone explicó que el parque industrial venezolano ha sido una de las grandes víctimas de la caída de aproximadamente 80% del PIB que sufrió Venezuela entre 2014 y 2021, pues redujo la cantidad de fábricas, de más de 12.000 a las actuales 2.072. Es otras palabras, en 2024 hay alrededor del 17% de las industrias que operaban antes de la crisis.
En este escenario negativo, el crecimiento del uso de la capacidad instalada de las empresas parece ser esperanzador, pues pasó de 18% a 37,6% en los últimos cinco años.
Sin embargo, desde que llegó a su pico de 39,9% en el cuarto trimestre de 2022, cayó producto de un decepcionante 2023 en materia de producción y consumo.
Altos costos operativos y baja competitividad
Granone explicó que el bajo porcentaje de uso de la capacidad instalada se traduce en que «más de la mitad de cualquier empresa en el país está parada», con lo que es imposible mejorar la competitividad, pues los costos operativos son los mismos, pero las unidades producidas son menos de la mitad. Ese diferencial se termina trasladando al precio.
En comparación, el uso de capacidad instalada promedio de países como Colombia o Brasil —vecinos de Venezuela— es de 73% y 79%, respectivamente, por lo que sí emplean sus costos en una producción más sólida.
«Cada producto que sale de la empresa aquí va a ser más caro producirlo. Para competir con productos de Brasil o Colombia, tenemos que ingeniárnosla. Cuando se preguntan por qué todo es más caro, eso tiene una causa», reflexionó.
A esta barrera se añade la elevada carga fiscal a la que las empresas son sometidas. Los datos muestran que la recaudación tributaria en dólares se incrementó 94% desde el inicio de 2023, gracias a un mayor énfasis del Gobierno en cobrar impuestos para financiarse ante la debilidad del sector petrolero.
«Hemos reemplazado la generación de recursos del Estado y nosotros somos los que estamos aportando esos recursos», resaltó el también presidente de la Asociación de Industriales de Artes Gráficas (AIAG).
Más allá de todas las dificultades que afronta el sector, Granone señaló que la buena noticia es que, para 2024, Conindustria espera un incremento de 8,8% en la producción manufacturera nacional al finalizar 2024, después de que el primer trimestre del año cerrara con un incremento de 16,9% respecto al mismo período de 2023.
El industrial hizo énfasis, no obstante, en que el porcentaje alto se debe a una base muy baja el año pasado, pero que sigue siendo insuficiente para celebrar.
♦Texto: Brian Contreras/Fotos: Christian Lazo y Brian Contreras
18 perspectivas sobre los negocios en Venezuela brindó el Congreso Empresarial UCAB 2024