Alejandra Santana Gil, directora de la agrupación universitaria,  destacó la labor que, desde hace más de 30 años, realiza este ensamble para enriquecer el espíritu de niños, jóvenes y adultos: “En un mundo dominado por las pantallas y las comunicaciones digitales, la narración oral se erige como un bastión de la tradición y la cultura”, aseguró

La agrupación Narracuentos UCAB, adscrita a la Dirección General de Cultura de la Universidad Católica Andrés Bello, ha recorrido un camino prolífico dentro de la institución. A lo largo de 33 años de existencia, se ha presentado ininterrumpidamente ante el público ucabista y externo -incluso durante la pandemia- cautivando a oídos muy diversos con sus historias.

Actualmente integrado por cinco personas, el grupo fue fundado en 1990 por el pintor, ilustrador y escritor Armando Quintero Laplume (Uruguay 1944- Caracas 2022), uno de los principales narradores orales del país y quien llevó este arte por más de tres décadas con su grupo Los Cuentos de la Vaca Azul.

Quintero Laplume se desempeñó como docente en Narración Oral y Artes Escénicas de las Escuelas de Letras y Educación de la UCAB entre 1989 y 2005, tiempo en el que formó a varias generaciones en esta materia con el amplio conocimiento que le otorgaban sus estudios en importantes casas de estudio, entre ellas la Universidad de Uruguay, la Universidad Central de Venezuela, el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral,  la Universidad de Oriente y la UCAB.

En septiembre de 2018, y tras la llegada de su jubilación, el maestro cedió la dirección de Narracuentos UCAB a su pupila, Alejandra Santana Gil, quien desde entonces dirige el ensamble con «pasión, entrega y profesionalismo», como ella mismo asegura.

Comunicadora social y especialista en Desarrollo Organizacional, ambos títulos obtenidos en esta universidad, Santana está convencida del poder de la palabra: «Las historias nos conectan con nuestras raíces, nos permiten comprender el mundo que nos rodea y nos inspiran a ser mejores personas».

Narracuentos UCAB: un espacio para el encuentro y la creatividad

Alejandra Santana Gil no distingue entre “narrador oral” y “cuentacuentos”. Asegura que, aunque socialmente estos términos parecen distintos y pueden usarse con acepciones disímiles, entrañan el mismo concepto.
«Ser cuentacuento y ser narrador oral es lo mismo. Se maneja igual. Me interesa destacar que estas personas estudian para eso, se forman y aprenden las técnicas para contar», explicó.
Precisamente, explicó que el oficio que practica y promueve exige preparación en varias disciplinas artísticas.
«Cuando uno habla de narración oral escénica, combinamos un poco lo que es la parte del teatro, el manejo de la escena con la narración oral; entonces se amplía un poco más el campo de acción. Esto es lo que yo trabajo aquí en la universidad con los integrantes de Narracuentos UCAB».
Vestidos de azul, verde o morado, los miembros de la agrupación tienen un espacio habitual para su trabajo: la Plaza del Estudiante del campus Montalbán, donde cada viernes, a las 12 del mediodía, atraen con sus voces e historias a profesores, alumnos y trabajadores ucabistas.
Además,  durante el año  se les ve participando en encuentros educativos y recreativos con niños, adolescentes y adultos que forman parte de las comunidades aledañas a la universidad. Esto como parte del trabajo de extensión social y cultural de la institución.
Estimular la lectura es uno de los objetivos. Por eso, la Feria del Libro del Oeste de Caracas, organizada cada noviembre en la UCAB, es una cita obligada para ellos.
«Nos interesa el desarrollo de la imaginación y de la escucha activa, pero también que los niños, los adolescentes y los adultos se motiven a leer», dijo.

La narración oral como herramienta de transformación social

De acuerdo con lo que refiere Santana, la narración oral tiene múltiples beneficios para los espectadores. «Mejora de la concentración a través de la escucha activa, desarrollo de la corteza prefrontal del cerebro en la acción de crear e imaginar y la transmisión de valores por medio de narrativas que pueden tocar la emocionalidad de cualquier persona».

También mencionó que el contar historias abre caminos imaginativos diversos.

«Si yo les muestro a las personas el libro, ahí ya hay las imágenes. Si el cuento es sobre un monstruo peludo y yo te lo muestro, ya te influí en tu capacidad imaginativa. En cambio, si yo con mi voz y con mi cuerpo voy narrando y voy hablando de que el monstruo era alto, era peludo, tenía unos ojos verdes, grandotes y unos pies chiquiticos, estoy segura de que habrá tantas versiones de monstruos peludos como el número de espectadores que me escuchan, porque cada ser humano se lo imagina de acuerdo con su historia de vida».

Para lograr sus propósitos, indicó que el cuentacuentos se vale de múltiples técnicas que le permitan adaptar las historias a las edades. Por ejemplo, los más pequeños, por su tiempo de concentración,  requieren una historia breve con vocabulario a su alcance. En el caso de los adolescentes, las historias de aventura y con final inesperado son las más atrayentes.

«Los adultos y personas de la tercera edad son más flexibles con la recepción de temas y extensión», afirmó.

Tradición popular como fuente de inspiración

«La cultura es la fuente de la narración oral y Venezuela tiene una tradición oral maravillosa de la cual me he valido durante mis años como narradora oral escénica», comentó la directora de Narracuentos UCAB, quien mencionó como ejemplo historias que han pasado de boca en boca, y de generación en generación, entre ellas «La Llorona», «El Silbón», «La Sayona», «La novia de La Guaira» o «El diablo no pudo con la mujer».

Sin embargo, destacó que la literatura universal y la literatura infantil y juvenil también son una fuente importante de trabajo. «Siempre los cuentos sufren adaptaciones, bien sea para ajustarlos según el público o el énfasis en la historia que el narrador quiera hacer», apuntó.

Más allá del entretenimiento, la licenciada en Comunicación Social agregó que el objetivo de un narracuentos es enriquecer el espíritu del público. Por eso, dijo estar siempre en la búsqueda de cuentos nuevos, dentro de las bibliotecas y en el mundo digital, que contengan elementos que fortalezcan la mente y el alma.  «Siempre estoy buscando cuentos, historias, que dejen algo, que formen en algún valor, porque de verdad funcionan».

Sembrando semillas de imaginación

El trabajo en red es fundamental para los narradores orales porque permite intercambiar experiencias y conocimientos sobre la materia. Con este fin, Alejandra Santana ha participado en varios encuentros, nacionales e internacionales, que ofrecen a los cuentacuentos el descubrimiento de públicos de otras latitudes.

«Yo tuve la oportunidad de representar a Venezuela en un encuentro de narradores orales en Colombia, que se hizo en un lugar llamado Buga. Esta experiencia me trajo muy buenos amigos y profesionales en el área. Me sorprendió ver el lugar tan importante que este arte tiene en otros países de Latinoamérica», dijo Santana Gil.

Como fruto de esta confraternidad, en marzo de 2024, Narracuentos UCAB acogió en el Centro Cultural de la universidad  el cuarto Encuentro Internacional Virtual de Narración Oral.

Durante tres días, y gracias a las bondades de la comunicación virtual, se dieron cita más de una treintena de cuentacuentos de cinco países: México, Argentina, Costa Rica, España y Venezuela.

El evento también fue propicio para que 19 participantes de la más reciente formación del “Taller de Narración Oral” (dirigido por Alejandra Santana Gil) pusieran en práctica el recién aprendido arte.

Y es que la directora de Narracuentos UCAB insistió en la importancia de formar a nuevas generaciones de contadores de historias. Invitó a los ucabistas que tengan inquietud o curiosidad a inscribirse, de forma gratuita, en el piso 2 del Edificio Centro Loyola, en la oficina de la Dirección General de Cultura.

Recordó que se trata de preservar un legado valioso que merece seguir pasando de boca a oído, aun en tiempos de tecnología y comunicación a veces impersonal.

“En un mundo dominado por las pantallas y las comunicaciones digitales, la narración oral se erige como un bastión de la tradición y la cultura”, concluyó. 

♦Texto: Jéssica Borges/Fotos: Gabriel Jaramillo, Jéssica Borges y Manuel Sardá