Con 23 años de trabajo en la Facultad de Ingeniería, la profesora Lisset De Gouveia afirma con mucho orgullo que los estudiantes que han visto clase con ella siempre han logrado aprender al final del semestre.

Egresada de la UCAB en el año 1992 como licenciada en Educación mención Matemática y Física, De Gouveia sostiene que inició sus estudios por vocación y no por obligación. Señala que desde siempre quiso ser educadora.

«Recuerdo que mi mamá me decía: ‘¿por qué estudias eso? ¿Estás consciente de que después vas a estar limpiándole la nariz a un montón de niñitos?’. A lo que yo le respondía: ‘pero es lo que me gusta’. La verdad que yo me metí en esto por convicción, porque yo quería ser docente y no cualquiera, sino una docente del área de matemáticas».

Una vez graduada, en el año 1995 el profesor Roberto Escolar la invitó a trabajar en la universidad, dictando las cátedras Cálculo I y II y Matemática Básica  en todas las escuelas de la Facultad de Ingeniería. Desde entonces, no ha dejado de hacerlo y hasta se convirtió en profesora a tiempo completo de la UCAB, aunque reconoce que al principio nada fue fácil, pues sus colegas que eran ingenieros sentían un poco de recelo. 

 «Algo que siempre les dije a mis compañeros de trabajo es que yo estudié para enseñar Matemáticas y Física y es lo que he hecho siempre. Al final lo entendieron y puedo decir que hoy día estoy ejerciendo mi profesión en un espacio magnifico, no solo la universidad sino la Facultad en sí misma».

Para fortalecer sus conocimientos,  realizó un postgrado en Gerencia de Proyectos -también en la UCAB- lo que le permitió tener una visión diferente y acercarse un poco más a la Facultad de Ingeniería.

Buscando mejorar la enseñanza en el aula, posteriormente se apuntó en un curso de ampliación en Estrategias de aprendizaje y realizó una maestría de Educación mención Tecnologías de la Información y Comunicación en la Universidad Central de Venezuela, dos experiencias que ella define como muy enriquecedoras, ya que pudo adquirir herramientas para orientar a sus estudiantes en el aprendizaje.

«Mis estudiantes siempre dicen ‘ella es muy estricta pero aprendes’.  Para mí, ese es el mejor regalo que me puede dar un alumno, porque mis esfuerzos y mis estudios han estado dirigidos a lograr que eso ocurra. A medida que fui desarrollándome como profesional, me fui dando cuenta de que el área de la docencia es algo que se debe atender porque, aunque me gradué en Educación, anteriormente mi prioridad no era la línea de educación como tal sino la de aprender más sobre matemáticas. Cuando me enfrenté al ejercicio me di cuenta que no, que las dos van mano a mano».

Para la profesora, enseñar va más allá de dar una clase magistral. Señala que se trata de ofrecer oportunidades que nutran y acompañen al estudiante. Hacer entender que los alumnos no deben estar solos durante su época universitaria ha sido uno de los cambios que ha incluido en la Facultad. 

«Modestamente puedo decir que he ido introduciendo cambios. Antes no se discutía sobre cómo se va a corregir un examen parcial, qué criterios vamos a utilizar, qué es lo importante y qué no. Esas fueron cosas que puse sobre la mesa y dije que hay que dialogar. Se creía que los estudiantes eran los que ‘tenían que arreglárselas’, ‘que era problema de ellos’, y a mí no me parece. Yo creo que nosotros tenemos una responsabilidad de ayudar al alumno a que aprenda, acompañarlo en el proceso. Ese es nuestro deber. Darle todos los andamios que sean posibles para que él pueda crecer a nivel personal. Los profesores debemos trabajar con estrategias, modelarlas y tener un proceso de acompañamiento con esos chicos hasta que llega el momento que tú les dices: ‘mira, ahora te toca a ti. Tú tienes los recursos para hacerlo’. Esto es cada vez más necesario, porque hoy los alumnos están afectados por diversas cosas, desde la situación país, la crisis de la educación media hasta el el hecho de que son nativos digitales y le dedican menor atención a ciertas cosas».

Precisamente para adaptar las estrategias de enseñanza al pensamiento de las nuevas generaciones, la educadora está involucrada en un gran proyecto: la Unidad Multimedia de Ingeniería, espacio desde donde desarrolla aplicaciones y programas  didácticos que ayuden a entender mejor los contenidos relacionados con las áreas de cálculo y matemáticas.

Con tantos años laborando en su alma mater, Lisset De Gouveia posee muchas anécdotas que le hacen confirmar su dedicación a la docencia y  le recuerdan que su forma de impartir clase ha calado en el corazón de sus alumnos. 

«Cuando yo ingresé acá tenía tan solo 25 años y me pusieron a darle clases a un grupo de repitientes, muchachos que eran contemporáneos conmigo. Yo me preparaba muy bien pero los chicos y las autoridades de la Facultad me estaban probando. Cuando todos los muchachos me bombardeaban con preguntas en el salón, yo de repente me ponía nerviosa y perdía la capacidad de responder. Llegaba a mi carro y me preguntaba cómo no había respondido a esa pregunta si era sencilla. A la tercera clase yo les dije: ‘un momento. Ustedes me van a dejar terminar mi clase como yo la tengo planificada y cuando yo termine nos sentamos juntos para aclarar las dudas, pero deben permitirme revisar el ejercicio y no pueden hablar todos al mismo tiempo’. Cuando establecí eso me calmé, ellos se calmaron también y terminamos muy bien el semestre. Al final el 55% logró aprobar la materia y eso era algo totalmente inesperado. Como regalo, todos mis alumnos de ese semestre me hicieron una carta agradeciéndome por la paciencia y por haberles enseñado algo. Ese detalle me conmovió mucho y aún tengo guardada esa carta».

♦Texto: María José Rodríguez/Foto: Andrea Alas

*Los docentes de la UCAB que quieran formar parte de esta sección o deseen postular a alguien, pueden escribir a los correos electrónicos [email protected] o [email protected]