Ideado en 2020 por dos estudiantes de la UCAB y uno de la UNIMET, este programa socio pedagógico busca mejorar las habilidades digitales de alumnos de bachillerato para aumentar sus oportunidades en el mercado laboral. El proyecto ha beneficiado a más de 50 jóvenes

En el colegio María Inmaculada de Fe y Alegría, ubicado en el barrio Unión de la parroquia Petare, el programa de aprendizaje digital «Espacio Educa» se viene desarrollando desde hace más de dos años.

“Solo somos un grupo de chamos con muchas ganas de hacer algo por el país”, declaran los creadores del proyecto, en el que ofrecen talleres para aprender lenguajes de programación para hacer páginas web, de la mano de tutores y voluntarios, a adolescentes de 15 a 19 años que cursan los últimos años de bachillerato en esa institución.

A la cabeza de esta iniciativa se encuentran David Delgado Weber y Federico Pérez, economistas egresados de la Universidad Católica Andrés Bello, y Juan Campbell, administrador de la Universidad Metropolitana (UNIMET). El trío es apoyado -desde el nacimiento de la idea, en 2020- por alumnos y graduados de la Escuela de Ingeniería Informática de la UCAB y de la Escuela de Ingeniería de Sistemas de la UNIMET.

Actualmente, Espacio Educa cuenta con dos laboratorios de computación dotados con 32 equipos, desde donde más de 10 tutores brindan los talleres formativos. Hasta ahora, entre 50 y 60 estudiantes han sido impactados por su labor.

Además de ofrecer la preparación pedagógica, el equipo también se encarga de conectar a los bachilleres con un empleo bien remunerado, que represente una mejora en su calidad de vida y un paso más en cuanto a oportunidades para las nuevas generaciones en Venezuela, con un perfil cada vez más competitivo y comprometido con su comunidad.

Una idea creada por y para las nuevas generaciones

Antes de convertirse en socios, David y Federico eran compañeros de clases en la Escuela de Economía de la UCAB. Junto con su amigo Juan Campbell, para entonces estudiante de Administración en la UNIMET, venían conversando sobre sus ganas de hacer algo por Venezuela, específicamente en la educación, uno de los ámbitos que consideran recibe menos atención a nivel de políticas públicas.

Originalmente, la intención era crear un laboratorio de computación en comunidades que no cuentan con recursos o equipos tecnológicos, para mitigar los efectos que estaba dejando la pandemia por COVID-19 en el proceso educativo, que pasó intempestivamente de lo presencial a lo remoto.

“Dándole vueltas a la idea, dimos con una investigación del Banco Interamericano de Desarrollo que decía que en Latinoamérica había una escasez gigantesca de programadores. Ante ello pensamos que con el laboratorio teníamos la oportunidad de resolver un problema de desempleo juvenil, atado a pobreza”, explicó David Delgado Weber, cofundador de Espacio Educa.

Federico Pérez agregó que, para materializar la iniciativa, comenzaron a tocar puertas. Tras participar en el Concurso IDEAS 2020 (competencia que promueve el emprendimiento y las iniciativas sociales), el proyecto obtuvo el «Premio Especial Jóvenes Emprendedores Sociales».

Gracias a esto, consiguieron financiamiento del Banco Mercantil y asesorías de la organización The Resolution Project, una ONG internacional encargada del fomento de emprendimientos sociales ideados por jóvenes. Esto fue clave para terminar de dar forma al proyecto y conformar el equipo de tutores y voluntarios”, dijo.

Durante la etapa piloto de Espacio Educa, que arrancó en 2021, fue acondicionado el espacio que utilizarían 15 estudiantes del Colegio María Inmaculada de Fe y Alegría, al cual llegaron por una sugerencia en el núcleo familiar de David.

El joven califica esta recomendación como “muy acertada y una de las claves de este proyecto”, pues allí han podido establecer un vínculo no solo con los estudiantes -cuyas edades comprenden entre los 15 y los 19 años- sino con sus padres, profesores y el resto de la comunidad.

Jóvenes y motivados programadores

Además de los fundadores, otros dos ucabistas conforman el equipo de trabajo de Espacio Educa: Jorge Croquer y José Leonardo Contreras, ambos de la Escuela de Ingeniería Informática.

Croquer, en su último semestre de carrera, lidera la unidad de programación e innovación tecnológica y fue uno de sus primeros profesores. Explica que “cuando los alumnos están en quinto año de bachillerato pueden participar en el curso básico de programación, que tiene la misma duración de un año académico: aquí aprenden sobre lenguajes para la construcción de páginas web, como HTML, CSS y Javascript”.

Una vez culminado su quinto año, los jóvenes pueden optar, de forma voluntaria, por un curso avanzado mientras culminan su sexto ciclo en el liceo técnico. Aquí damos conceptos más avanzados sobre programación, lo más demandado hoy en día por las empresas, como frameworks. Les enseñamos todas las herramientas que componen a un buen programador o uno competitivo”, asevera Croquer.

José Leonardo Contreras, al frente de la unidad académica, se mantiene gratamente motivado como profesor mientras culmina su último semestre de Ingeniería Informática.

“Cuando un chamo está interesado en aprender, a mi me dan muchas más ganas de enseñarle y seguir adelante con este proyecto. Estamos hablando de, por ejemplo, chamos que no tienen computadora en su casa, pero que utilizan aplicaciones en el teléfono para hacer páginas web y seguir aprendiendo. Son cosas que me mueven muchísimo, porque te hablan de gente que se está forzando muchísimo para lograr lo que quiere”.

Aunque inicialmente estaba que los cursos se impartieran sin costo alguno, con el tiempo esto mutó a que cada alumno contribuya, de forma simbólica, con lo que pueda. Para Delgado, con esto “se deja claro que la comunidad también aportase por su propio cambio y que no es un regalo. Con un dólar simbólico, o con unas tortas como han hecho algunas familias, los estudiantes están renovando el compromiso que tiene”.

2023: año de expansión de la red de impacto «tecnológico»

Entre los desafíos que enfrentan en Espacio Educa, como programa social dedicado a atender comunidades vulnerables, está la falta de motivación escolar en los beneficiarios del programa. Entre las deficiencias detectadas entre los grupos hallaron una baja competencia en el idioma inglés, lo cual vuelve más complicado enseñar lenguaje de programadores, pero los obliga a redoblar el acompañamiento.

“No solo nos enfocamos en darles un conocimiento específico, sino hacerles seguimiento constante y hacer que ese conocimiento realmente dé sus frutos. Esto lo hacemos porque a veces son chamos que no cuentan con el apoyo en casa y eso no les impulsa a tomar riesgos, a estudiar más tiempo o a buscar algo nuevo a qué dedicarse. No somos ajenos a la realidad, pero aun así intentamos satisfacer lo que podemos”, destaca Federico Pérez.

Este seguimiento los ha conducido a casos de éxito, como los de jóvenes que empezaron el curso en 2020 y actualmente forman parte del grupo de tutores o, más recientemente, la oportunidad que consiguieron dos alumnos para una beca completa para un curso especializado en programación, valorado entre 2 mil y 7 mil dólares.

“Ver cómo estos chamos llegaron hasta allá con los conocimientos obtenidos en Espacio Educa, los cuales les están abriendo puertas a nivel laboral, y ver cómo logran romper todas esas barreras poco a poco, y además ver cómo la idea ha venido trayendo gente detrás que quiere involucrarse en lo que hacemos, es algo mucho más que increíble. Es espectacular”, compartió David Delgado Weber.

A punto de cumplir tres años de funcionamiento, este 2023 aspiran expandir los talleres en la red de colegios de Fe y Alegría o en aquellos cercanos a la UCAB, involucrando a profesores y estudiantes de la universidad para que, en sus servicios comunitarios o voluntariados, puedan prestar sus conocimientos y habilidades digitales en los talleres.

Pérez confirma que el sello de formación con sensibilidad social recibido en la UCAB ha tenido impacto en el trabajo que realizan. No se puede menospreciar el impacto que tuvieron los docentes ucabistas en nosotros. Esas ganas que inicialmente teníamos de hacer algo es producto de lo que nos sembraron en clase a mí y a David”. Celebra que en la UCAB se siga manteniendo “esa calidad de profesores y ese tacto humano tan característico; es un gran rol que se puede seguir explotando mucho más”.

Por eso, además de nuevos laboratorios o equipos, en Espacio Educa están buscando contar con más personas dispuestas a contribuir con el proyecto, ya sea al frente o detrás de los computadores y códigos de programación.

“Tener más profesores o gente dispuesta y motivada a apoyar a los chamos suma bastante al proyecto. En estos años que llevamos ejecutando este modelo, nos hemos dado cuenta de que son ellos los verdaderos héroes y protagonistas del programa. Ellos, más que sus autoridades, son sus modelos a seguir, sus guías, y el tipo de personas que los invitan a pensar en una nueva y mejor vida”, concluyó Delgado Weber.

Para aquellos que deseen ofrecerse como profesores voluntarios en programación o pueden aportar de alguna forma al programa, las redes sociales de Espacio Educa son @espacio.educa en Instagram.

♦Texto: Daniel De Alba Suárez/Fotos: Cortesía Espacio Educa y Manuel Sardá