Por segunda vez, el abogado asume como decano de la Facultad de Derecho de la UCAB, luego de ocupar el cargo entre 1999 y 2009. El jurista conversó con El Ucabista sobre cómo afrontará su gestión, en medio del «desmantelamiento autoritario de la democracia»

Este martes 6 de abril de 2021, el Consejo Universitario de la UCAB juramentó oficialmente al abogado Jesús María Casal Hernández como nuevo decano de la Facultad de Derecho. De esta manera, el jurista e investigador tomó el relevo del profesor Salvador Yannuzzi, quien ejerció este rol desde septiembre de 2016 y se acogió a la jubilación, luego de más de 40 años de servicio en la universidad. El flamante decano toma el cargo por segunda vez, tras desempeñar esta labor entre 1999 y 2009.

Nacido en 1965, Casal es un abanderado de la excelencia. Abogado egresado Summa Cum Laude de la Universidad Católica Andrés Bello (1988), cuenta con una especialización en Derecho Administrativo por la Universidad Central de Venezuela (2000) y es doctor en Derecho, egresado Cum Laude, por la Universidad Complutense de Madrid (1996). Entre 2006 y 2007 realizó una investigación postdoctoral en el Instituto Max Planck de Derecho Público Comparado y Derecho Internacional, en Alemania, como becario de la Fundación Alexander von Humboldt.

Docente e investigador de su alma mater y la UCV, Casal tiene en su haber varias publicaciones en el área de Derecho Público, Derechos Humanos y Derecho Constitucional. A lo largo de sus más 30 años de trayectoria, ha sido presidente de la Asociación Venezolana de Derecho Constitucional, miembro de la Comisión Andina de Juristas y consultor jurídico de la Asamblea Nacional. Desde 2017 es individuo de número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales (Acienpol).

En 2019, la fundación alemana Alexander von Humboldt le confirió el Premio Georg Forster, debido a sus contribuciones al estudio de los derechos fundamentales. También se consideraron sus investigaciones sobre el constitucionalismo latinoamericano.

 

(Ver también: Otorgan premio internacional de Derecho al profesor ucabista Jesús María Casal)

 

Formación e investigación por la reinstitucionalización del país: los retos académicos

En conversación con El Ucabista, Casal manifestó su sentido de pertenencia hacia su país y la UCAB. Pese a estar fuera de Venezuela durante tres años, por participar desde 2018 en distintos proyectos académicos e investigativos en la Universidad de las Américas de Ecuador y el Instituto Max Planck , su plan siempre fue «hacer un paréntesis, pero no irse del país».

También expuso su propuesta académica para este nuevo tiempo como decano, la cual -aseguró- estará enfocada en plantear soluciones a la profunda crisis institucional y socioeconómica que aqueja al país; también estableció su rechazo a la impunidad con respecto a cualquier violación de los derechos humanos o crimen de lesa humanidad y opinó sobre las claves que deben guiar una transición política en Venezuela, en materia jurídica.

¿Por qué decidió volver a Venezuela y a la UCAB?

«Volví porque era el plan original y también porque el padre José Virtuoso me planteó la posibilidad de ser decano de la Facultad. Nunca había pensado en volver a serlo. La experiencia de 1999 a 2009 fue extraordinaria, pero era un ciclo ya cerrado. No obstante, ponderando el planteamiento del rector, pensé que realmente este decanato era muy distinto al anterior, es decir, representaba un nuevo reto. El país es otro, como también sus desafíos y los de la universidad. También influyó en mi decisión que aquí estoy rodeado de un equipo magnífico de profesionales y amigos con los que trabajé muy de cerca anteriormente, lo cual facilita mucho llevar adelante una gestión.

Fue igualmente determinante una visita que hice a Venezuela en enero de 2019, y muy especialmente a nuestra sede en Guayana, cuyos estudios de Derecho se inauguraron durante mi primera gestión».

¿Qué propuestas trae a la Facultad?

«Hoy más que nunca entendemos que la universidad no puede ser ajena a la profunda crisis institucional y socioeconómica de Venezuela. Hay que contribuir desde la UCAB a sembrar esperanza en este contexto en el que muchos piensan que no hay razones para tenerla. Pretendo continuar las líneas de trabajo en desarrollo e introducir otras. Debemos generar iniciativas para discutir con profesores y estudiantes sobre los pasos que han de darse para construir instituciones, después del desmantelamiento autoritario de la democracia del que los venezolanos hemos sido víctimas».

 

Dentro de esas líneas de trabajo, ¿qué puede resaltar y cuáles otras planea impulsar?

«Quiero colaborar en el reforzamiento de la clínica jurídica en derechos humanos, como parte de la Clínica Jurídica de la UCAB, y que sigamos estando muy presentes en la investigación y en ciertos casos en la defensa en materia de derechos humanos, por medio de nuestro Centro de Derechos Humanos. También es importante consolidar proyectos de investigación jurídica sobre temas y problemas actuales, en alianza con entidades nacionales e internacionales, así como seguir posicionando a la UCAB como instancia académica con centros especializados en el estudio de procesos de transición a la democracia.

En todos estos ámbitos resulta esencial la actuación mancomunada con la Escuela de Derecho de UCAB Guayana. En lo concerniente a la carrera de Derecho, hay que considerar propuestas de modernización y flexibilización que permitan encarar circunstancias tan adversas como las que vivimos».

¿Cómo deben ser guiados los estudios de Derecho en el contexto actual del país?

«Pienso que debemos mantener nuestro compromiso con la excelencia y la formación completa del jurista, que ha distinguido los estudios de Derecho en la UCAB. Al mismo tiempo, hay que responder a la demanda de internacionalización, flexibilización y conexión con el mundo laboral. Ya se han suscrito convenios en esta dirección y conviene ampliar esta oferta».

¿Cuál es la realidad del Estado de derecho en Venezuela y cuál es el papel que deben jugar las universidades para procurar su estabilidad?

«El Estado de derecho es algo que debemos construir, dado el desmantelamiento institucional al que antes me referí. Espero podamos intensificar la discusión con estudiantes y profesores sobre la forma de lograrlo y que organicemos encuentros internacionales que permitan intercambiar experiencias y tejer redes que apuntalen nuestros esfuerzos. Las redes nacionales son también claves y, en este sentido, es conveniente reactivar el núcleo de Decanos de Derecho. Adicionalmente, la coordinación de actividades con la Academia de Ciencias Políticas y Sociales es algo muy positivo».

 

En caso de que se inicie un proceso de transición política, ¿qué debe guiar este cambio en materia jurídica?

«Es preciso que esa sea realmente una transición a la democracia, no un cambio de actores dentro del mismo régimen ni la instalación de una nueva hegemonía personal. Hay que sentar las bases para una transición que, desde el pluralismo y un esfuerzo colectivo centrado en la consecución de un futuro común, permita a Venezuela salir de la desolación en que ha sido sumida. La transición debe buscar la justicia y la reconciliación y ha de respetar los límites a la justicia transicional, dimanantes de la Constitución y el Derecho Internacional.

Un aspecto clave de la transición debe ser la recuperación económica y social. Varias experiencias comparadas de transición a la democracia demuestran que esta suele ser una prioridad en estos procesos. También hay que establecer un marco de seguridad jurídica y promoción de la iniciativa privada que favorezca la economía productiva».

¿Qué se debe hacer para impedir que en Venezuela siga avanzando la “normalización de la impunidad”?

«Un tema clave de la transición es poner término a la captura de las instituciones públicas por estructuras partidistas y por redes de corrupción. Lo mismo puede decirse de la captura estatal de espacios sociales o comunitarios. Este es un gran desafío en el que debemos trabajar desde ahora, tal como lo están haciendo algunas organizaciones. Hay que acabar igualmente con la impunidad, respecto de las graves violaciones a derechos humanos y crímenes de lesa humanidad que se están perpetrando. Todo esto pasa por la garantía de un verdadero Estado de derecho, con separación de poderes y controles sobre los gobernantes».

¿Por qué es importante estudiar Derecho en este momento?

«Es importante porque el derecho es imprescindible para la recuperación de Venezuela. Estamos en un momento de gran aridez institucional y donde los tribunales no son templos de la justicia. Pero esto puede ser el preludio de una fase de levantamiento de un auténtico sistema de justicia y de un marco normativo cónsono con la democracia y los derechos humanos. El derecho ofrece además variadas salidas profesionales, junto a la opción de complementar, mediante postgrados en el exterior o doble titulación, la formación que se imparte en Venezuela, que es muy completa si se la compara con los estándares habituales en otros países».

¿Qué investigaciones y/o cooperaciones espera adelantar como decano?

«Mi aspiración es que la Facultad, a través del Instituto de Investigaciones Jurídicas, continúe con sus líneas de investigación, entre las cuales sobresale la referida a los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Además, quisiera reforzar los estudios sobre la jurisdicción constitucional, dado el rol decisivo que ha jugado la Sala Constitucional del TSJ en el desmantelamiento de la institucionalidad democrática y el papel que una jurisdicción constitucional renovada podría desempeñar para la democratización. Quiero respaldar también los estudios de nuestro Centro de Estudios Políticos y de Gobierno y demás centros de la Facultad».

♦Texto: Diego Salgado/Fotos: cortesía  profesor Luis Pompilio Sánchez

 

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