Desde el año 2010 jóvenes y ciudadanos de clase media han tomado la decisión de hacer vida en otro país, según explica el doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela, Emilio Osorio.

Más mujeres que hombres están haciendo sus maletas, afirma Osorio. El promedio de edad de estos emigrantes es de 32 años, la mayoría tiene pareja o están casados. Su nivel de instrucción es de tercero y cuarto nivel y 60 % de ellos son profesionales y emprendedores. A este hecho Osorio lo denomina «emigración calificada venezolana», lo que genera una interrogante: si un buen número de venezolanos preparados se está yendo, ¿quién se quedará a hacer de Venezuela un mejor país?

¿POR QUÉ SE VAN?

La inseguridad, la caótica economía y el contraste de opiniones políticas son las principales razones por la cuales el venezolano emigra. Dice Osorio que 72 % no volvería y tan solo 28 % lo haría. No obstante, el fenómeno de emigrar no pasa solamente en nuestro país, 88,3 % de emigrantes latinoamericanos se localizan en América del Norte, especialmente en Estados Unidos.

LA DESINFORMACIÓN

Desde el año 1995 no se tiene información acerca del flujo de entrada y salida de personas del país, advierte Anitza Freitez, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB (IIES). Los datos con los cuales debe trabajar el IIES son proporcionados por el Banco Mundial.

PROPUESTAS

Freitez plantea la necesidad de informar a la sociedad venezolana acerca de la migración. Considera de urgencia el diálogo entre el Estado y las organizaciones que se encargan de la investigación de este tema, así como la restitución del acceso público a la información del Sistema Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería.

Estos análisis e investigaciones se presentaron en el foro «Migraciones internacionales en Venezuela: Retos para las políticas públicas migratorias», organizado por el IIES, como parte de su 60° aniversario, junto con el Centro de Derechos Humanos y el Centro de Investigación de la Comunicación.

En la foto: Anitza Freitez, Bárbara Navas, del Centro de Derechos Humanos, y Emilio Osorio

Katherine González