Marcelino Bisbal

I

La coincidencia

No recuerdo quien decía que la vida está hecha de encuentros y coincidencias. Pues bien, este año 2016 estamos celebrando una feliz coincidencia con apenas unos días de diferencia. El 22 de abril de 1616 fallecía ese gran creador de la lengua y de la prosa española que fue Miguel de Cervantes Saavedra, a quien poco recordamos porque su personaje don Quijote se ha llevado todas las alabanzas y laureles. Pero también en este año, el  3 de de mayo, vamos a celebrar los cuatrocientos años del fallecimiento del poeta, escritor y dramaturgo inglés William Shakespeare.

Si Miguel de Cervantes es considerado el escritor más importante de nuestra lengua y además, como dicen los especialistas, con él nace la novelística moderna; a Shakespeare se le atribuye la génesis del teatro contemporáneo, pero también se le tiene como un poeta y escritor de trascendencia dentro de la lengua inglesa. La significación del Quijote –la obra más importante de Cervantes– está centrada, junto con sus aventuras justicieras, en la revolución que significó en la lengua española. En Hamlet –la tragedia más potente de Shakespeare y la más influyente de la literatura inglesa– la expresión narrativa y dramatúrgica es toda una obra de la belleza estética y muy moderna para el tiempo en el que fue escrito. El catedrático de literatura española Gonzalo Sobejano dice que:

“A Hamlet dio Shakespeare perdurable existencia dramática por las mismas fechas en que su coetáneo español, Miguel de Cervantes, narraba las aventuras y los descalabros del flamante caballero y los diálogos habidos con su fiel Sancho Panza, comentando la vida. Si Don Quijote y Sancho, en su diálogo, y Hamlet en su lacerante soliloquio, permanecen como prototipos de universal significación en nuestra memoria, ello ocurre porque Cervantes y Shakespeare supieron, con el trabajo y la inspiración del gran artista de la palabra, exaltar con el aura de la ficción, al resplandor estelar del recuerdo, las formas y los valores de la realidad humana”. 

II

LEER JUNTOS Y CERVANTES

Detengámonos hoy en Miguel de Cervantes y el valor de una feria.

Don Quijote de la Mancha es una novela inmortal, pero sus discursos lo son mucho más. La supuesta locura de Alonso Quijano le llega a decir cosas como esta: “Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que habiendo durado mucho el mal, el bien ya está cerca”. Así se expresaba Miguel de Cervantes de su tiempo. Hoy, los venezolanos podemos decir mucho más. Seguramente no con tanta expresividad poética, pero sería nuestro lamento por el tiempo que nos está tocando vivir.

Sin embargo, no todo está perdido y des-ordenado como el poder quisiera. Quedan espacios que hay que preservar para momentos distintos y, de seguro, mejores. Uno de ellos es el Festival de la Lectura Chacao conocida por todos como la feria del libro de Altamira. Fueron once días para celebrar al libro, a la lectura… y hoy, a los cuatrocientos años de la muerte de Miguel de Cervantes, su Quijote. El que sigamos haciendo este encuentro es toda una proeza de la voluntad y la resistencia: setenta editoriales participaron en este 8° Festival de la Lectura; además, tuvimos la presencia de ocho invitados internacionales que nos hablaron de sus creaciones y de sus andanzas. Por supuesto que los nuestros –escritores, editores, libreros y hasta músicos– se hicieron presentes para mostrar sus trabajos literarios, ensayísticos y musicales, dando fe de que la cultura del país está viva. Lo expresó muy bien el Alcalde del Municipio Chacao el día de la apertura:

“Queda claro que somos muchos los venezolanos que queremos Leer Juntos, que en medio de la adversidad seguimos empeñados en creer, sembrar, hacer posible, reconciliar, construir. Que deje entonces de ser una proeza esto de construir un país a través de la cultura, la creatividad, la palabra, la ciudadanía”.

No contentos sus organizadores con ofrecernos esa gama de autores, conferencias, presentaciones, tertulias, talleres y libros, el encuentro de Altamira sirvió también para celebrar la vida y obra de Elisa Lerner como cronista, novelista y dramaturga. Ya antes, en la II Feria Internacional del Libro del Caribe (Filcar 2016), se le había reconocido otorgándosele el premio Literatura Filcar.

Resultó toda una fiesta cálida y noble, la fiesta del libro. “Y pienso que los libros son buenos para la salud, y también para el espíritu, y que nos permiten ser poetas o ser científicos, y entender de estrellas o encontrarlas en el interior de la voluntad de ciertos personajes, esos que a veces, algunas tardes, se escapan de las páginas y se pasean entre los humanos, tal vez más humanos que ellos”.  Sí, una fiesta cálida y noble, como la visión que nos da Saramago de los libros.

III

LEER JUNTOS  EL QUIJOTE DE LA MANCHA

El escritor español Antonio Muñoz Molina, el de Beatus Ille, dice que “necesitamos la ficción para encontrarle sentido a lo real”. Creo que esta es la herencia que nos dejó Miguel de Cervantes a través de las aventuras de don Quijote y su noble escudero, Sancho Panza. El eje central del Quijote es la ficción. Se trata de una irrealidad que está en la cabeza de Alonso Quijano transfigurado en don Quijote, pero esta ficción va contaminando lo real y así nos lo expresa Mario Vargas Llosa:

“El sueño que convierte a Alonso Quijano en don Quijote de la Mancha no consiste en actualizar el pasado, sino en algo mucho más ambicioso: realizar el mito, transformar la ficción en historia viva”.

Para Elisa Lerner la muerte de Cervantes fue una muerte ficticia porque “en cada lectura del Quijote un mismo lector encuentra un vasto y movible paisaje de aguas nuevas… El humor, la gracia vendrían a ser el agua benévola entre los guijarros de la andanza. Porque en don Miguel de Cervantes la ironía tiene mucho de humor clemente, de gracia consoladora para aproximarse al otro, para dibujar la índole plural, propio de su caballeroso protagonista”. Qué bueno que esta nueva entrega del festival de la lectura haya sido la antesala de próximos eventos que vendrán para recordar que don Quijote existió en la figura de Miguel de Cervantes.

Don Quijote no se ha ido, está entre nosotros cada vez que hojeamos las páginas de un  libro en lengua española, cada vez que cuatrocientos millones de hablantes del español en el mundo se encuentran. Porque la lengua española, como toda lengua, es lengua de encuentro. Cuánta razón tenía García Márquez, por allá en 1997, cuando expresó que “la lengua española tiene que prepararse para un ciclo grande en ese porvenir sin fronteras”.

La lectura de don Quijote tiene múltiples lecturas. Cada quien le puede dar la suya, pero en la feria se trató de Leer Juntos la herencia de Cervantes.  

Me gustó la feria en su nueva edición. Se respiró tranquilidad y sobre todo libertad. Porque de eso se trata el don Quijote:

“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieran los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre¸ por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”

Bien harían los que hoy gobiernan en internarse en esas páginas que rezuman tiempo. ¿Sería posible que entraran en razón a pesar de tanta barbarie, disparate, decadencia y des-orden que día a día declaran y ponen en práctica?