Los venezolanos padecen, a diario, la decadencia que golpea al país. Además de la “incesante hiperinflación” –calificativo empleado por el economista Ronald Balza–, el deterioro de la vida se evidencia en los altos niveles de inseguridad, de corrupción, en el colapso de los servicios de salud, transporte público, recolección de basura, agua potable, electricidad, telefonía, entre otros.

Para el sacerdote Alfredo Infante, párroco de la iglesia San Alberto Hurtado en el barrio La Vega (Caracas), director de la revista SIC y miembro de la Fundación Centro Gumilla, este estado de precariedad es producto de estrategias desarrolladas desde el poder con el propósito de “dividir y desarticular para dominar”.

A partir de su trabajo pastoral y social en La Vega, y del contacto con diferentes actores de la vida nacional, el sacerdote jesuita reflexiona sobre el modo de proceder del Gobierno venezolano y concluye que éste ejecuta tres estrategias de control y dominación: la mentira, el horror y la maldad.

Infante  analizará cada una de estas estrategias durante el foro Participación ciudadana: Un país que clama y reclama, que se llevará a cabo en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) el próximo viernes 30 de noviembre, como parte de las jornadas de Reto País y en el marco de la III Feria del Libro del Oeste de Caracas. 

 

(Ver también: Vuelven las jornadas de Reto País para rescatar a Venezuela)

 

El religioso no se queda en el análisis de las tres estrategias antes citadas. Su reflexión va más allá, proponiendo acciones que permitan superar la crisis desde lo concreto.  

Frente a la mentira, la verdad

“El Gobierno nacional utiliza la mentira como herramienta de poder. En eso invierte muchísimo. Esa inversión va en dos direcciones: por un lado, adoctrinar a sus simpatizantes; por el otro, desacreditar a quienes disienten”, afirma.  

Frente a esto, Infante considera que el trabajo social tiene que ir en la línea de la construcción colectiva de la verdad. “Necesitamos crear espacios donde nos escuchemos, dialoguemos, imaginemos, donde mantengamos activos resquicios de democracia. No hay que aspirar a cosas masivas. Tomarse un café con el otro para conversar puede ser clave; se trata de que sea una resistencia cultural”.

Los grandes movimientos sociales, explica el padre Infante, por lo regular no nacen de grandes proclamas ni de grandes inversiones; “nacen justamente desde lo pequeño, desde esos espacios que se van interconectando”.

Frente a la fealdad y el horror, la belleza

A juicio del director de la revista SIC, la fealdad y el horror es otra estrategia que utiliza el poder en Venezuela para desmovilizar, desactivar la cohesión y activar la depresión social.

“Cuando vas a los espacios públicos, ves que todo está decadente, abandonado, sucio… Hay una estética de la Revolución cuya divisa es la fealdad y el horror. Si estás ante un paisaje feo, eso te pone gris el espíritu, te desanima, te deprime. Cuando  ves a la gente montándose en camiones, agrediéndose, eso visualmente y relacionalmente afecta al espíritu. Y eso, a mi modo de ver, es intencionado”, sostiene el religioso. 

“Frente al horror, tenemos que apostar por el buen trato, la construcción colectiva, la recuperación de espacios, organizarnos para pensar juntos la belleza de nuestro entorno. La belleza mueve, la fealdad desmoviliza”, apunta

Frente a la maldad, el bien

La tercera estrategia expuesta por Infante es la práctica de la maldad. “Es algo que la gente va percibiendo cada vez más cuando escucha los discursos de los que están en el poder y los contrastan con la realidad. Ahí se ve un cinismo descarado que atenta contra la vida pública y la convivencia”.

Como alternativa a la maldad, el religioso apela a la tradición cristiana. “Nos queda la apuesta sistemática por el bien;  lo que dice san Pablo, vencer el mal a fuerza de bien. Lo que dice claramente el Evangelio: poner la otra mejilla, que nos es la tontería de dejarse golpear; es no ser cómplices ni ser reactivos ante el mal, sino alternativos”. 

¿Es posible?

Actualmente hay mucha gente en la cotidianidad actuando alternativamente, una muestra de ello es la participación de más de 5 mil personas en los talleres de  Reto País entre 2017 y 2018, para construir juntos un horizonte compartido de país.

Sin embargo, según explica Infante, “se imponen, prevalecen, sin duda alguna, las estrategias del poder, de ahí la necesidad de seguir apostando por la construcción colectiva de la verdad, de la belleza y del bien”.

“Esta apuesta es fundamental para que la persona que se levanta cada día  queriendo hacer cosas bellas en la vida, no se desanime, sino que diga ‘esto va a ser historia, esto no es un acto aislado’. En este contexto de mentira, maldad, fealdad y horror, tratar bien al otro o reunirnos para embellecer un espacio no es cualquier cosa, son acciones trascendentales. Y si desde lo pequeño vamos haciendo esas grandes cosas, vamos a ir generando un espíritu de resistencia cultural, propositiva, pacífica y alternativa que haga posible el cambio”, proyecta el integrante del Centro Gumilla.

Bajo el título de «La hora de la sociedad civil», los días 30 de noviembre y 1 de diciembre, el programa de articulación promovido por la UCAB presentará en la Feria del Libro del Oeste de Caracas las jornadas de Reto País, una serie de actividades relacionadas con el rol ciudadano en la construcción de una nación democrática e inclusiva.

Además del foro en el que participará Infante, durante el encuentro -que tendrá lugar en el Aula Magna de la UCAB en Montalbán-  se presentarán los resultados preliminares de la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) 2018, se bautizará el libro El reto de vivir con dignidad –que recoge las propuestas ciudadanas hechas durante los diversos encuentros realizados en el marco de Reto País durante el año 2017- y el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB presentará un libro con propuestas para construir la transición hacia la democracia.

A continuación el programa de actividades de las jornadas de Reto País, el cual puede ser descargado en PDF aquí

♦Texto y foto: Erick S. Mayora