“En Venezuela, el problema no es de generación ni de transformación, es de distribución”, explicó el ingeniero Natalio Valery para ilustrar la situación eléctrica actual en el país, cuya crisis, aunque ha sido denunciada por expertos desde hace varios años, quedó al desnudo desde el pasado 7 de marzo de 2019.

A partir de ese día, se ha presentado la falla eléctrica más grande que haya vivido Venezuela en su historia reciente, que dejó a oscuras prácticamente a todo el país. Semanas después, el servicio todavía presenta inestabilidad; situación cuyos efectos fueron evaluados en el conversatorio #MegaApagón: Un debate sobre sus consecuencias, que comenzó con la participación de Valery, y contó, además, con el ingeniero Rodrigo Gaete y el psicólogo Luis Roberto Prado.

Una crisis anunciada

 

Según afirmó Natalio Valery, “el sector eléctrico nacional tiene más de 16 años de crisis”, que se traduce en un desequilibrio en lo social y económico en el país: disminución de la producción y consumo nacional, así como de las inversiones, afectación del empleo y de los servicios públicos y privados, incremento de la inseguridad y una pérdida generalizada de la calidad de vida ciudadana.

En el caso del “megaapagón”, además, quedó evidenciada la precariedad del sistema de distribución del fluido eléctrico, pues, como resaltó Valery, las líneas están prácticamente encadenadas desde un mismo punto. Por eso, al afectarse la subestación Malena, prácticamente todo el territorio nacional quedó “sin luz”.

Por su parte, para que Guayana quede sin servicio, tiene que presentarse una falla directamente en las represas de Macagua y en Guri, que fue lo que también sucedió el 7 de marzo. Eso, según el ingeniero, explica el hecho de que en distintas regiones del centro y el occidente del país haya constantes cortes de electricidad, mientras que en el estado Bolívar son, en comparación, hechos esporádicos.

Por esa misma razón, el servicio se restableció relativamente rápido en el área guayanesa, mientras que el resto del país tuvo que esperar el transcurso de días para que, progresivamente, fuese restituido.

Bajar breakers y desenchufar

 El ingeniero Rodrigo Gaete advirtió que es importante que los ciudadanos tomemos precauciones para proteger nuestros aparatos eléctricos, puesto que la inestabilidad continúa y “el problema no es cuando la luz se va, sino cuando regresa”.

En ese sentido, recomendó que en todos los hogares deben ser identificados los breakers, de manera que, en caso de corte de electricidad, puedan ser “bajados”, menos el de la nevera -que debe contar con un excelente regulador de voltaje/protector-.

Además, Gaete sugirió que en el momento en que el servicio sea restituido, se esperen 5 minutos aproximadamente para subir los breakers, de forma que se dé oportunidad a que el fluido se estabilice.

Asimismo, aconsejó que siempre que se desocupe un aparato eléctrico (televisores, ventiladores, electrodomésticos, etc.), sea desenchufado. “De esta manera los protegemos, pues es muy costoso repararlos o reponerlos”.

Drenar la ansiedad y el estrés

 

“En la situación actual, la gente está tan absorbida por el día a día que difícilmente repara en sus sentimientos y emociones”, aseveró el psicólogo Luis Roberto Prado.

En otras partes del país, las personas están familiarizadas con constantes fallas de electricidad, no así los habitantes de Ciudad Guayana. Por eso “nos afectó tanto la ida de luz”.

En ese sentido, propone que la gente debe utilizar sus recursos psicológicos para manejar la situación y adaptarse a ella, sin confundir adaptación con normalización: “El hecho de que se siga adelante, no quiere decir que se tomen las fallas eléctricas como ‘normales’”.

Además, recalcó la importancia de conversar con la familia y amigos cercanos sobre cómo nos sentimos, para drenar la ansiedad y el estrés que este tipo de eventos generan.

♦Karla Guzmán Rodríguez